El matrimonio Cervantes alquiló un apartamento en Málaga para acudir al festival de cine de la ciudad. No era para menos. Sus dos hijos tenían papeles destacados en las películas presentadas en el certamen. Ángela Cervantes protagoniza La furia, una cinta dirigida porGemma Blasco que se llega este viernes en la gran pantalla. Además, la joven actriz tiene un papel en Lo que queda de ti, deGala Gracia, que también competía en la sección oficial.
Y Álvaro Cervantes es el protagonista de Sorda, la ópera prima de Eva Libertad, que ya ganó un premio en la Berlinale y que se hizo con la Biznaga de Oro en el festival malagueño. Álvaro también tiene uno de los papeles protagonistas de Esmorza amb mi, la primera película de Iván Morales, que pasó por la sección ZonaZine en el Festival de Málaga y volvió a Barcelona cargada de premios.
Al matrimonio Cervantes le compensó el alquiler del apartamento porque cuando el sábado se leyó el palmarés tuvieron una gran alegría. Sus dos hijos habían ganado los premios actorales del festival. Álvaro se llevó el galardón al mejor actor por Sorda, un premio que compartió con Mario Casas por su actuación en Molt lluny de Gerard Oms. Y Ángela se alzó con la Biznaga de plata a la mejor actriz protagonista por La furia. Ella también compartió el galardón. En su caso con Miriam Garlo, protagonista, junto a Álvaro, de Sorda.

Álvaro Cervantes
En esta entrevista con bet365, Ángela Cervantes, ya recuperada de los intensos días malagueños, habla sobre su carrera y la de su hermano y también sobre su duro trabajo en La furia, que narra la historia de un joven actriz que es víctima de una violación durante una fiesta de Fin de Año. La chica decide no denunciar y trata de recomponer su vida y recuperarse del dolor a través de su interpretación de Medea en el teatro.
¿Vuestros padres son actores?
No. Pero cuando éramos pequeños nos llevaban al teatro y al circo. Mi hermano siempre quería salir voluntario. Y en casa grabábamos cosas. Nos encantaba hacer el payaso.En Navidad hacíamos nuestros shows e íbamos a casa del vecino a hacer obras.
¿Cómo decidisteis ser profesionales de la actuación?
Fue cosa de mi hermano. Los dos hacíamos teatro en el colegio, pero cuando acabó esa etapa Álvaro decidió buscar una escuela de teatro. Él había hecho cosas de publicidad y, muy jovencillo, con 14 años, ya hizo su primera serie en televisión española con Rosa María Sardà. Lo tenía muy, muy claro y buscó un representante.
¿Tu hermano fue clave para ti?
Para mí, fue crucial que él fuera tan determinado porque yo he sido más indecisa, más miedosa y más pudorosa o quizá me daba más vergüenza que la gente pensara que si lo hacía era por seguir la corriente del hermano mayor, que yo no tenía una vocación real. Pero el hecho de tener un referente en casa, ver su dedicación y sentir que lo que más me gustaba podía ser una profesión, acabó de decidirme.
¿Llegasteis a estudiar juntos?
No, perosiempre he seguido sus pasos y la pista de lo que hacía, las escuelas donde había estado...-Álvaro encontró un maestro, Fernando Piernas, que es ahora nuestro profesor. También tenemos el mismo representante.
¿Qué habéis sentido al recibir los premios en Málaga?
Fue muy fuerte. Ya era extraordinario que cada uno tuviera dos películas en el festival porque es muy difícil entrar en Málaga. Cuando leyeron el palmarés, yo estaba con mi madre y mi hermano estaba con mi padre y mi padre llamó a mi madre para decirle que nos lo habían dado a los dos. Fue una gran ilusión. Si no se lo hubieran dado a él me habría apenado, me habría costado poder celebrarlo porque su trabajo en Sorda es increíble.
También es muy complejo tu trabajo en La furia. Por un lado interpretas a una víctima de violación y por otro has tenido que preparar un texto clásico, Medea. ¿Cómo trabajaste el papel?
Tuve que desgranar el papel en dos partes. Por un lado, releer Medea y, por otro, construir las diferentes fases por las que pasa Alexandra, la protagonista, tras la violación. También he trabajado desde el cuerpo. Cuando sufres una tragedia así, la cabeza, por supervivencia, no lo puede ni verbalizar ni expresar, se vive una fase de negación, pero el cuerpo habla tarde o temprano.
¿Cómo entraste en contacto con Gemma Blasco, la directora de la película?
Nos conocemos desde el instituto. Coincidimos en primero de la ESO. Somos amigas de toda la vida. También veraneábamos en pueblos muy cercanos en la provincia de Teruel. A los 18 años, Gemma empezó a estudiar cine. Yo ya estaba con la interpretación. Ella tenía este personaje en la cabeza y siempre quiso que lo hiciera yo.
Gemma también fue víctima de una agresión como Alexandra, la protagonista de La furia...
Sufrió una agresión sexual cuando tenía 18 años. Poco después se puso a estudiar cine. Tenía muy claro que quería hacer. De alguna manera, ha canalizado el dolor a través de la película, donde hay algo de su venganza. Y eso es también lo que hace que esta cinta sea tan especial para nosotras. Le hemos puesto mucho cariño.