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Chris Ware, más allá de la página dibujada en la exposición del CCCB

Del cómic al museo

‘Dibujar es pensar’ analiza las múltiples dimensiones de la obra del creador estadounidense

Chris Ware: “Los superhéroes son una metáfora de la arrogancia americana, tan vigente hoy”

Versió en català, aquí

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Una de las salas de la exposición

Mané Espinosa

“Los museos tendrían que ser un lugar de donde salieras sintiéndote mejor, y yo he intentado que fuera interesante y divertido de ver”, asegura Chris Ware hablando de Dibujar es pensar, la muestra que desde este jueves hasta el 9 de noviembre se puede ver en el CCCB, coproducida por Ficomic –con Ware como invitado de honor de Comic Barcelona, es al mismo tiempo una previa y una continuación–, y que analiza el conjunto de su obra.

La directora del CCCB, Judit Carrera, justifica la muestra en la continuidad de la investigación del centro y las que se dedicaron al medio, como Constel·lació gràfica en el 2022 o, más atrás, Factoría de humor Bruguera en el 2005, pero recuerda que el creador no solo ha sido comparado con escritores Nabokov, Joyce o Tolstói, sino que el autor de cómic Max incluso habla de “la era Ware”, porque “es uno de los autores más relevantes y radicales de la contemporaneidad, que defiende la empatía como un valor esencial de la humanidad, y aunque asegura rechazar el arte político hace una crónica de la América de la polarización, del racismo y la erosión de las relaciones sociales por las nuevas tecnologías”.

Además de la obra del creador, el CCCB reivindica la tarea de referentes como King, Herrigan o Sterrett

La directora de Ficomic, Meritxell Puig, recuerda que “el cómic es cultura y tiene que ser para todo el mundo”, y considera la exposición un sueño cumplido cuatro años después de las primeras conversaciones con Jordi Costa, que la ha comisariado.

La exposición es también el resultado de la que ha recorrido Europa –Angulema, París, Basilea, Pordenone, Haarlem, Leipzig– desde el 2022, pero al mismo tiempo es la más amplia de ellas, con nuevas aportaciones del autor y más material. “Ha sido un proceso de profundización y focalización sobre todo en su lenguaje y las grandes aportaciones, no se trata tanto de enseñar a leer a Ware sino de compartir la fascinación por sus hallazgos expresivos”, asegura Costa.

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La exposición cuenta con muchos originales

Mané Espinosa

La muestra está dividida en varios ámbitos a partir de sus creaciones más celebradas, empezando por la revista Acme Novelty Library y continuando por Jimmy Corrigan, Quimby the Mouse, Building Stories y Rusty Brown, obras que el autor considera “totalmente conectadas entre ellas, como pasa con la vida, que no tiene separaciones reales entre una cosa y la otra”. Se exponen numerosos originales, pero también maquetas de libros, juguetes fabricados por él mismo o vídeos de animaciones de su obra, e incluso un experimento de cómic digital, Touch sensitive, con el que intentó acercarse a una nueva forma, además de análisis en vídeo sobre algunas de sus páginas y entrevistas tanto con él mismo como con la escritora Zadie Smith, amiga y fan declarada de Ware.

Una de las partes nuevas es un Viaje a las raíces que reivindica sus antecedentes referenciales: Krazy Kat de George Herriman, Gasoline Alley de Frank King o Polly and her pals, de Cliff Sterrett, con páginas del archivo del mismo Ware, que incluso apadrinó la reedición de algunas de aquellas obras.

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También hay espacio para las colaboraciones en la revista The New Yorker, donde desde 1999 ha ido retratando críticamente los cambios en la sociedad norteamericana, cuya situación política reconoce que le afecta directamente al estado de ánimo, entre otros motivos porque “la América de la libertad, con su promesa que todo era posible, se está erosionando”.

También está presente en la exposición la observación del natural, con los cuadernos de bocetos –algunos de los cuales ha ido publicando–, en los que dedica mucho espacio a la arquitectura, una disciplina que siempre lo ha fascinado, pero también se suelta con una estética muy distinta de la que presenta en sus libros. Otro espacio es el dedicado a la música ragtime, a la cual es muy aficionado –toca el banjo y el piano– y ha dedicado esfuerzos a dar a conocer, ya sea colaborando con artistas y dibujando cubiertas de discos, historietas de homenaje o el personaje de Joanna Cole –de Rusty Brown–, pero también ha sido editor del fanzine The Ragtime Ephemeralist.

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La exposición, con dibujos y objetos que analizan la obra de Ware

Mané Espinosa

Finalmente, una de las vertientes que Ware ha desarrollado en los últimos años es el llamado Pedantry & pedagogy, un proyecto a partir de materiales didácticos en que abraza la abstracción para reflexionar sobre la creación visual con un fuerte componente humorístico.

La exposición no acaba aquí, porque el CCCB dedica un último espacio de mediación para experimentar creativamente a la manera de Ware y propone a los jóvenes a crear una historia siguiendo el modelo de Fabricar historias pero arraigado en Barcelona, y también se irán haciendo talleres con Sergi Puyol, Cristina Daura, Nadia Hafid y Marc Torices. Además, Ware, que estos días participará en varios actos en Comic Barcelona, tomará parte en octubre que viene en el festival Kosmopolis. Hay Chris Ware para rato.

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