Cada dos años, la Bienal de Arquitectura de Venecia se convierte en un termómetro global para medir las inquietudes del sector. Este 2025, una edición marcada por un cambio de paradigma –los participantes han tenido que presentar propuestas para acceder, y no ser simplemente invitados– confirma que la sostenibilidad no es solo una moda o tendencia, sino una necesidad urgente. Y el estudio barcelonés Miralles Tagliabue EMBT, liderado por Benedetta Tagliabue, lo ha asumido como punto de partida para una propuesta que busca innovar a toda costa.
La instalación, que se podrá ver en l'Arsenale de Venecia entre el 10 de mayo y el 23 de noviembre bajo el título The Architecture of Virtual Water , parte de una inquietud esencial: ¿cómo hablar del agua, de su uso invisible, del impacto ambiental que esconde cada litro que no vemos? El agua virtual –aquella que se consume en la producción de alimentos, materiales o edificios, o sea, el agua que no se ve– se convierte aquí en metáfora y materia. Y la instalación que han diseñado, en una estructura efímera que intenta hacer tangible esta idea.
La instalación del EMBT será
construida a base de papel y aire,
y llegará a Barcelona en diciembre
“El reto era claro: ¿ cómo podíamos hacer una construcción que casi no existiera?”, se pregunta Tagliabue en un encuentro en su estudio con periodistas. Carlo Ratti, el comisario de la Biennale, había pedido expresamente utilizar el mínimo material posible, y que la estructura generara por lo tanto una cantidad irrisoria de residuos.
La respuesta es un diseño rompedor: un volumen construido básicamente con papel de filtro, de unos cinco metros de altura, ligero, casi etéreo, con muy poca madera en su base y una presencia prácticamente anecdótica de metal. El aire –explica la diseñadora, mientras enseña unas maquetas a escala del proyecto– forma parte de la arquitectura, y el papel (de un tipo que se descartaba en origen) se transforma en paredes que se despliegan como un acordeón y que allí funcionarán como pantalla para realizar proyecciones de videoarte.

La arquitecta barcelonesa en su estudio
El interior de la instalación, donde cabrán entre diez y doce personas, propondrá una “experiencia sensorial”: música electrónica que interpreta la presencia de microorganismos en el agua, cojines para descansar – “porque la Bienal cansa mucho”– y una atmósfera que busca la introspección.
“El papel es muy frágil, pero queríamos experimentar. Nos gusta arriesgarnos, investigar, probar cosas nuevas”, dice la arquitecta, que hace años que colabora con el investigador Jampel Dell'Angelo y la Universidad de Ámsterdam en el marco de la plataforma Waterspace, una iniciativa para hacer más accesibles temas complejos como los recursos hídricos mediante el arte y la ciencia. “Puede ser un fracaso, sí, pero si funciona puede abrir puertas a una nueva manera de hacer arquitectura”.
Por un estudio reconocido por obras como el Parlamento de Escocia o la rehabilitación del Mercado de Santa Caterina, este proyecto es una pieza pequeña pero significativa: “Aunque no sea un gran edificio, nos hace mucha ilusión porque es una puerta abierta al campo de la experimentación”, confiesa Tagliabue. Este afán de experimentación y de vanguardia ha estado presente desde el primer momento del proyecto. El equipo exploró opciones en China, pero finalmente se decantó por coger el papel cedido de una fábrica de Igualada y trabajarlo posteriormente con unos artesanos de Terrassa. Después de su paso por Venecia, The Architecture of Virtual Water viajará a Barcelona, donde se expondrá a partir de diciembre.
Presencia catalana en la ciudad del agua
EMBt, el estudio de arquitectura fundado en 1994 por Enric Miralles y Benedetta Tagliabulle, no solo expondrá estos meses en el Arsenale, sino que también lo hará en los pabellones de Italia y Albania. En esta 19ª. edición, en el marco del pabellón catalán, la ciudad del agua acogerá Parlamentos del Agua: Arquitecturas Ecosociales Proyectivas, un proyecto diseñado y comisariado por Eva Franch, Mireia Luzárraga y Alejandro Muiño, que aborda la crisis mundial del agua y muestra, a través de una experiencia intelectual y corporal, cómo la arquitectura puede dar respuesta a las grandes crisis contemporáneas gracias a “la imaginación, la especulación crítica y las ideas radicales”. Parlamentos del Agua ocupará durante seis meses el antiguo espacio de construcción naval, ahora rebautizado como Docks Cantieri Cucchini, que es la sede habitual del pabellón catalán en la Bienal de Venecia.