La visión crítica sobre las generaciones jóvenes por parte de las más veteranas constituye una constante desde la antigüedad clásica. “Los jóvenes de hoy aman el lujo. Son maleducados, desprecian la autoridad y no respetan a sus mayores, y chismorrean cuando deberían trabajar. Contradicen a sus padres, fanfarronean, se abalanzan en la mesa sobre los postres y tiranizan a sus maestros”, reza una célebre sentencia atribuida a Sócrates (aunque quizás apócrifa). Solo le faltaba al filósofo decir que los jóvenes de su tiempo no leían.
Y ese es un tópico de la época actual: los jóvenes al parecer no leen, más allá del móvil que los tiene hipnotizados todo el día, según sostienen con expresión acerba muchos padres y algunos educadores.
Sin embargo, resulta que en estos momentos en España el sector de la población que más lee (nos referimos a libros) es el juvenil: se trata de los ciudadanos de entre 15 y 24 años, con un porcentaje del 75,3% de este colectivo. Según puso de manifiesto el presidente de los editores españoles, Daniel Fernández, en la presentación del Barómetro de Hábitos de Lectura 2024, este dato “refleja un progreso significativo en los últimos 15 años”. El otro sector que incrementa su dedicación lectora es el de los mayores de 65 años. Así estos dos pivotes del arco cronológico serían los más abocados a la página impresa.
Otros datos relevantes: las mujeres leen más que los hombres (eso ya era sabido); Catalunya es la tercera comunidad lectora de España, después de Madrid y el País Vasco (aquí hay margen para mejorar).
⁄ “Esta fiesta es la más bonita de España. La de más color y más gracia, el espectáculo más civilizado que me haya tocado ver”, escribió Mario Vargas Llosa
En esta encuesta que la Federación de Gremios de Editores realiza cada año con apoyo de Cedro y del Ministerio de Cultura, a la pregunta a los no lectores sobre por qué evitan tan estimulante hábito, la respuesta es, en un 46,8%, “por falta de tiempo”. Argumento respetable. Pero el tiempo no forma una unidad estática, sino que se adapta a las prioridades de cada individuo. Quizás habría que convencer/seducir a los integrantes del grupo calificado como no lector de que resulta rentable, humana y espiritualmente, hacer de la lectura una prioridad diaria.
La asistencia a las bibliotecas públicas también mantiene un ritmo ascendente. La nota más alta de los usuarios es, aquí sí, a las catalanas: un 8,6. Y, muy importante constatarlo en estas fechas, las librerías se mantienen como primer canal de venta de libros (el 57%, si incluimos las grandes cadenas). Con estos buenos datos nos aproximamos al día de Sant Jordi del 2025.
En Barcelona, junto a la eficaz reordenación de espacios, es constatable una ampliación de actos culturales
Va a ser una gran jornada , con mucha afluencia de público a las paradas (los profesionales del sector prefieren que el 23 de abril sea laborable), tiempo magnífico –confiemos– y una variada y rica oferta de obras para adquirir y, en lo posible, llevar a casa bien firmadas por sus autores. Una oferta que este suplemento, como cada año, pretende, aunque sea parcialmente, reflejar.
En Barcelona, junto a la reordenación de áreas de venta y paradas que ya ha demostrado su eficacia en años anteriores, es constatable una ampliación de actos culturales y de celebración de la literatura. No siempre ha sido así. Aunque en los años de la República, y durante el franquismo y primera etapa de la democracia, a las tradicionales firmas se añadían algunas conferencias y tertulias libreras, fue a partir del Año del Libro y la Lectura 2005 que las instituciones pusieron en marcha programas que envolvieran y dieran peso a la gran celebración. En este suplemento Cultura/s especial Sant Jordi encontrarán también distintos textos que analizan la relación histórica y conceptual de Barcelona con el mundo del libro.
Un gigante de la literatura recientemente fallecido, y muy vinculado a la ciudad en diferentes etapas de su vida, definió a la perfección la importancia del día del Libro: “Para mí, esta fiesta es la más bonita de España. La de más color y más gracia, el espectáculo más civilizado que me haya tocado ver. Ese día Barcelona se convierte en una inmensa librería. (...) Y no hay nada más estimulante que ver a esas muchedumbres de jóvenes y viejos con los brazos cargados de libros y rosas rojas en las manos”.
Descanse en paz , con nuestra admiración y reconocimiento, el extraordinario Mario Vargas Llosa, que tanta vida dio al mundo del libro.

Irene Pérez