“¿Anécdotas? No sé si me va a dar tiempo a que me ocurran cosas, más allá de firmar libros”, decía el escritor francés Pierre Lemaitre antes de empezar su primer Sant Jordi. No pasaron demasiadas horas hasta que se dio cuenta de que, si hay un día en el que todo es posible, ese es el 23 de abril. La propia jefa de prensa de la editorial Salamandra, Claudia Cucciaratto, lo reconoce: “He ido a buscarlo al hotel y estaban haciéndole fotos en una bañera. Ahí él yo creo que ha comprendido todo lo que se le venía encima”.
La misma sensación ha tenido la italiana Francesca Gianone, también primeriza. Aunque, tal y como le recomendó ayer Ildefonso Falcones en la fiesta de bet365, ha traído en su bolso más de un bolígrafo y ha desayunado fuerte. “Esto es todavía mejor de lo que podía imaginar”. Eva García Sáenz de Urturi, en cambio, es probable que haya esperado a tomar algo en la parada. Jugaba con ventaja, pues sabe que cada año una familia viaja hasta Barcelona para traerle pastas de Aquitania, como guiño a la novela con la que ganó en 2020 el premio Planeta.
De más cerca, des de l’Escala, ha llegado una mujer con olivas y anchoas para que Toni Cruanyes le firmara su libro, emocionada porque desde que enviudó, cada vez que ve al periodista en la tele presentando el ձԴdzí se imagina que todavía lo ve junto a su marido.
Para ver a Luis Mario también han recorrido kilómetros. “Una mujer ya vino desde Llançà para acudir a la presentación que hice en Madrid y hoy ha vuelto a hacer lo mismo para mi primer Sant Jordi. Además, nos ha traído un regalo tanto a mí como a mi abuela, que tiene un papel muy importante en mi última novela”.
Es una locura de día, pero sigue siendo mi preferido.No hay nada mejor en el mundo que estar en Barcelona un 23 de abril”
Los que querían ver a Máximo Huerta, sabían que tenían que ir temprano. Tal y como explicó a bet365, por la tarde se marchaba a Roma para estar pendiente del cónclave que se celebrará en los próximos días tras la muerte del papa Francisco. “Siento que tengo que estar allí, pero no podía perderme un día como hoy. Hay que saber hacer equilibrios”. El escritor ha tenido oportunidad de abrazar a primera hora al ex jugador del FC Barcelona, Andrés Iniesta, compañero de carpa, pese a que eso pueda a ser a veces un regalo envenenado. Virginia Feito lo ha vivido también en sus propias carnes al sentarse al lado de María Oruña. “La verdad es que no he dejado de firmar y de conocer a gente maravillosa. Pero, claro, con la compañera no hay quien compita”.
El músico Joan Dausà, que presentaba su álbum infantil I si aquí no acaba tot? (Serres) se lanzó a cantar al piano su Jo mai mai delante de la Casa Seat tras las firmas por la tarde, y explicaba sorprendido cuando por la mañana se sentó junto a Pilar Eyre, que se confesaba fan y se ha puesto a cantarle sus propias canciones para demostrarlo.

El paseo de Gràcia, lleno como siempre, por Sant Jordi
El trío de escritores detrás del seudónimo de Carmen Mola también estuvo encantado de coincidir con José Luís Rodríguez Zapatero. Tanto, que sellaron su espontánea amistad con una selfie. Poco antes, todos fueron testigos de cómo una pareja que venía desde Málaga para vivir esta celebración se pedía matrimonia. “Ella le ha regalado un libro y él ha aprovechado para regalarle la rosa y el anillo”.
También venía de Málaga una familia con su hija: ella hizo la larga cola en la Casa Seat con los ojos vendados, pues no sabía a quién le pedirían la firma, y su entorno se conjuró para guardar la sorpresa hasta que llegó antes Joana Marcús, y se emocionó, aunque la escritora aseguraba que tal vez el padre que la hija. La autora mallorquina ha pasado mañana y tarde en el mismo día, sin los problemas que con un día como ayer ir de aquí para allá: “Es el año en que más estoy disfrutando”.

Eva García Sáenz de Urturi recibe pastas de Aquitania
No firmó libros ni discos, pero fue sorprendente ver a Joan Garriga, fundador de Dusminguet y La Troba Kung-fú en el puesto de la editorial Godall, pues es la editorial de su madre, Matilde Martínez, contenta de estar en la Rambla porque es su barrio, y de que los libros que más ha vendido eran los de poesía.
Algunas anécdotas han sido antes de llegar, pues Marta Orriols, por ejemplo, no llegó a su primera cita, el tradicional desayuno de escritores en la Virreina, por la congestión del tráfico: “Me he quedado en el Zúrich”. Quienes sí llegaron pero tarde fueron Peyu y Ricardo Peregrina, pues tenían que firmar su El Búnquer confidencial (Ara Llibres) en uno de los stands de La Casa del Libro, pero fueron a distintas ubicaciones: uno directamente a la librería y otro a uno de los stands de paseo de Gràcia, pero no el que tocaba, donde les esperaba paciente el editor Joan Carles Girbés.
No todos los que quieren firmas compran el libro: a Peyu le llegaron a pedir una hoja para que se la firmara, o un punto de libro... de un título que no es suyo: “¡Es que encima te dicen que el libro ya lo tienen!”. El cómico también se sorprendió cuando se le acercó una mujer de Suecia que aprendió catalán escuchando su programa El Búnquer: ella sí tenía el libro.
Si algunos van de caseta en caseta, otros de desplazan directamente entre poblaciones, como Jordi Romeu Carol, que por la mañana estuvo en Vilafranca, a mediodía en al stand de Viena en Barcelona y por la tarda volvió a la capital del Alt Penedès, donde hay varios actos con los autores locales. También hay quien se puso una u otra gorra laboral, como Víctor Recort, que estuvo en el puesto de la editorial Fragmenta, fue a firmar como autor –con Els crits (L’Altra) ganó ex aequo el premio Documenta–. Como para acabar exhausto.
Otra curiosidad fue ver al actor Emilio Aragón sin cola durante cinco minutos. La situación se revirtió gracias a una fan: “¡Pero si tenemos aquí al médico de familia!”, en honor a la mítica serie que protagonizó en los noventa. “Me emociona encontrarme con personas que me han ido siguiendo en las distintas etapas de mi carrera”, explicó el actor.
Joan Dausà se lanzó a cantar al piano su ‘Jo mai mai’ horas después de que Pilar Eyre se declarara su fan
Los hay quienes, pese a las colas y el calor, han podido comer. Todo aquel que ha ido a visitar a David de Jorge y Martín Berasategui se han llevado un bocadillo. Bien, “solo los que se han comprado el libro”, aclaró el chef. Otros, han repartido abrazos, como Ángel Martín, que explicaba que son varios los que se han acercado con un problema de salud para decirle lo mucho que le ayudan las múltiples reflexiones que hace tanto en sus redes como en sus libros.
También hay reencuentros, algunos sorprendentes y otros muy emocionantes. A Xavier Bosch se le presentaron unos primos segundos a los que no conocía hasta ayer, y a David Bueno lo visitaron bastantes exalumnos, aunque nada como la historia de Carlota Gurt: “Cuando yo tenía 25 años tuve como pareja un hombre de 52 con un hijo de unos 6, con quien tras años de distancia nos reencontramos hace un año. Hoy –por ayer– ha venido para que le firmara mi libro infantil –La teoria dels forats, Barcanova– y me ha contado que esperaba un hijo. Ha sido muy bonito y emocionante”.