Definir a Kamasi Washington como uno de los grandes revitalizadores del jazz del siglo XXI ya resulta incluso redundante. A estas alturas, parece imposible no presentarlo así en ninguna reseña o crítica que se precie. El saxofonista, compositor y productor estadounidense se ganó este título hace ya diez años, con el celebrado y ambicioso The Epic.
El triple álbum supo encandilar a aficionados del género y más allá de sus fronteras, sin un aparente motivo, aparte de una calidad indiscutible. Sin aparente motivo, decimos, porque la propuesta de Washington nunca ha sido la de un crooner simpático cercano al pop ni tampoco la de caer, por ejemplo, en sonidos electrónicos que le modernicen artificiosamente, caminos que quizás justificarían estos niveles de popularidad impropios en un músico de jazz.
Kamasi Washington, considerado el gran revitalizador del jazz del siglo XXI, presenta ‘Fearless Movement’
En todo caso, probablemente las claves sean dos. La primera ya la hemos dicho, es su ambición. Washington no repara en acumulación de músicos y producción en sus discos y directos.
Su puesta en escena no suele ser la de un dúo o un trío desnudos, sino que suma capas de colores, matices y estilos con naturalidad —ahí están siempre esos nutridos coros bien enraizados en la tradición afroamericana—, por lo que esa riqueza probablemente resulte muy atractiva incluso para aquellos no estrictamente jazzeros.

Kamasi Washington, saxofonista
Y la segunda, el concepto espiritual que siempre desprende su música. No solo se trata del virtuosismo de él y sus altamente cualificados acólitos; hay que transferir al personal vibraciones profundas, cosa que le emparenta, y él nunca lo ha escondido, con un Sun Ra, un Pharoah Sanders o un John Coltrane.
Tras el capricho de la banda sonora de Becoming , el documental de Netflix sobre Michelle Obama; Washington lanzó este 2024 su último disco de estudio Fearless Movement , en el que sintetiza en doce temas —adiós a los álbumes inabarcables— todas sus sellos distintivos. Dice el saxofonista de Los Ángeles que se trata de un álbum “de danza”, que no de baile, en el que explora una música más terrenal, influido también por su reciente paternidad. El disco sigue abogando por la monumentalidad, así como la mezcla abierta de géneros que van del avant-garde , el free , el funk o el fusion setentero al neo-soul y el hip-hop más actual, con invitados destacados como Thundercat, George Clinton, André 3000, D Smoke o Brande Coleman.
Parecía que Barcelona se perdería el regreso de Kamasi a la ciudad, en la que cuenta con un buen puñado de adeptos, cuando el Festival de Jazz tuvo que cancelar el concierto de noviembre a causa de una inoportuna lesión de espalda. Sin embargo, la gira europea se trasladó a la primavera y aquí lo tenemos, dispuesto a convertir Razzmatazz en templo de su particular mística.