“Cambió la historia de la música popular, le dio una dimensión literaria impresionante”. En un reciente reportaje publicado en bet365, Gerard Quintana reiteraba su profunda admiración por Robert Allen Zimmerman. Es un amor conocido: el cantante siempre ha admitido que Dylan es quizás su mayor referente musical y prueba de ello son sus tres discos, en paralelo a su carrera con Sopa de Cabra y en solitario, dedicados al de Minnesota, en los que junto a Jordi Batiste, se ha atrevido a traducir y reinterpretar la honda lírica dylaniana al catalán.
El experimento se ha hecho llamar El miralls de Dylan y representa la unión de dos generaciones a las que la poesía del estadounidense les ha marcado. Batiste, casi contemporáneo de Dylan, es un pionero del pop-rock catalán, fundador y miembro de bandas míticas como Els 3 Tambors, Grup de Folk —que tuvo una gran influencia del primer Dylan—, Máquina! o Ia & Batiste. No hace falta ni que decir que el compositor, cantante y multiinstrumentista barcelonés también admira a Dylan, especialmente, según ha declarado, por sus discos rockeros de los setenta, una vez ya enterrado el icono folk.
De los clásicos folk a los himnos rock, Els miralls de Dylan ha versionado los temas más célebres de Zimmerman
Quintana y Batiste decidieron catalanizar el legado de Dylan en una época en la que el cantante de Girona aún saboreaba el éxito con los Sopa. En aquel 1998 editaron el primer álbum, un directo en el que versionaban temas como Like a rolling stone (Com una pedra del camí ), Girl from North Country (La noia del país del nord ) o The Times They Are A-Changin’ (El temps està canviant).
Al tándem le gustó el resultado y lo que tenía que ser un encuentro de una sola noche se convirtió en un proyecto. Al cabo de dos años, decidieron trasladarse al estudio y grabaron Sense reina ni as en la que se atrevieron con temas como Forever young (Per sempre jove), Stuck inside of mobile with the Memphis blues again (Penjat a Mobile amb els blues de Memphis), Visions of Johanna (Visions de Johanna) y, como no, Blowin’ in the wind (Escolta-ho en el vent). La interesante selección de la discografía del genio de Duluth, con un notable trabajo de adaptación, les colocó como nuestros dos grandes dylanianos. No fue hasta 12 años después que recuperaron el proyecto con un tercer disco recopilatorio, el espectáculo Tornarem a ser lliures y alguna nueva grabación como la versión de All along the watchtower (Des de la talaia).
Con todo este currículum, y ahora que Dylan vuelve a estar de moda gracias al biopic A complete unknown —pura casualidad—, recuperan el espectáculo para el BarnaSants, festival que este año se ha propuesto poner en valor la canción como palanca de cambio. Y qué mejor para ello que recordar al mejor trovador contemporáneo de la mano de sus dos discípulos catalanes de cabecera.