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Cuando el Barça dio plantón al Atlético: “así no salimos”

El clasicómano

En la Copa del 2000, el Barça se negó a jugar con el Atlético por falta de efectivos

COPA DEL REY ESTADIO VACIO:B10- BARCELONA, 24-04-2000.- Aspecto del Nou Camp con las gradas vacías antes de la celebración del encuentro de Copa del Rey de fútbol entre el F.C. Barcelona y el Atletico de Madrid.- EFE/TONI GARRIGA. (Imagen Digital)[IMAGEN DIGITAL]

Desértico.El Atlético y el árbitro saltaron al césped y Guardiola, como capitán, comunicó que no jugaban

TONI GARRIGA / EFE

Barcelona y Atlético de Madrid se han enfrentado en numerosas ocasiones en el torneo de Copa, incluso en dos finales. Pero si una eliminatoria entre estos dos clásicos tiene un capítulo especial en la historia del fútbol español se trata de las semifinales de abril del 2000. En un clima enrarecido el Barcelona decidió no jugar el partido de vuelta, alegando que no tenía futbolistas. La imagen de un Camp Nou desértico, con los jugadores del Atlético deambulando por el césped mientras el árbitro esperaba la comparecencia de los azulgrana tuvo un enorme impacto.

Como todas las historias negras del fútbol español es preciso retroceder en el tiempo para comprender cómo se llegó al extremo de renunciar a una eliminatoria de Copa. La regularidad de aquel torneo de la temporada 1999-2000 empezó a cuestionarse cuando la Federación Española decidió que el Real Madrid pasaba directamente para octavos de final, para permitirle viajar a Brasil y tomar parte en la primera edición del Mundial de clubs de la FIFA. La primera quincena de enero del 2000 el Madrid la pasó en Brasil, mientras se jugaban los dieciseisavos de la Copa. La queja del representante azulgrana en la Federación, Joan Gaspart, no fue atendida. Paralelamente, se reajustaron hasta tres partidos de Liga del club blanco.

No se aceptó otra fecha y el club azulgrana fue eliminado, sancionado y finalmente indultado

Las cosas se acabaron de complicar con las fechas elegidas para las semifinales de Copa. En concreto, los partidos de vuelta se situaron en una semana ocupada por amistosos internacionales de selecciones. Y el Barcelona se topó con una masiva fuga de jugadores coincidiendo con el encuentro contra el Atlético de Madrid. El seleccionador neerlandés, Frank Rijkaard, se llevó a Reiziger, Zenden, Frank de Boer, Kluivert, Cocu y Bogarde. Con Portugal viajó Figo, con Finlandia, Litmanen y con Brasil, Rivaldo, el único que tenía partido oficial. Nueve ausentes, a los que cabía añadir tres lesionados: Luis Enrique, Ronald de Boer y Amunike. Por otra parte, la reglamentación federativa obligaba a alinear, como mínimo y durante todo el partido, a ocho futbolistas del primer equipo. Los tres del filial se daba por hecho que podían ser Puyol, Xavi y Gabri.

Al técnico azulgrana, Van Gaal, sólo le quedaban nueve jugadores de campo y dos porteros. En Mundo Deportivo incluso se especuló con un once titular (sin reservas) que podría formar así: Arnau, Puyol, Abelardo, Déhu, Sergi; Xavi, Guardiola, Gabri; Dani, Hesp (portero actuando de delantero centro) y Simão. El Barcelona se negó a jugar y solicitó que el partido se asignara a otra fecha, incluso propuso una, el 16 de mayo.

El At. Madrid, que estaba luchando por evitar el descenso (acabó en Segunda), había ganado la ida por 3-0 y veía abiertas las puertas de la final no cedió ni un milímetro. No quiso negociar un cambio de fecha. Debía jugarse el martes 25 de abril. Es más, se plantó en Barcelona cuanto antes para entrenarse y preparar el encuentro que nunca existió. Luego, en la final, los madrileños perdieron por 2-1 ante el Espanyol, con la recordada acción de pillo de Tamudo, robándole el balón al guardameta Toni Jiménez en el minuto 2.

Ante el recurso del Barcelona, pidiendo una flexibilidad que se había tenido con otros clubs (al mismo Atlético años atrás se le había permitido aplazar un partido de Liga por falta de efectivos) la Federación respondió el sábado 22 con una larga resolución en la que acabó de perder toda imparcialidad. Entre otros aspectos consideraba “suficientemente acreditado” que el día 25 el Barcelona no tenía jugadores disponibles, es decir, reconocía la gravedad de la situación, pero cómo única medida avanzó el partido al lunes 24, fecha en la que, replicó el Barça, se mantenía el mismo problema de falta de efectivos. Además, la Federación se permitió el lujo de acusar de imprevisión al Barça, por no tener una plantilla más amplia.

Como contraste, según explicaba Joan Josep Pallàs en uno de los numerosos artículos que Mundo Deportivo dedicó al caso, semanas antes la Federación había incluso propuesto retrasar un día un partido de la selección española, contra Croacia, porque estaba demasiado cerca de uno de los partidos de Liga que se le recolocaron al Madrid. “Los favores al Madrid por el Mundialito contrastan con la falta de previsión ante este Barça-Atleti”, denunciaba.

El Barcelona se negó a jugar con los once futbolistas que le quedaban y se le impuso la sanción máxima: eliminado del torneo, dos millones de pesetas de multa y un año expulsado de la Copa. La decisión de la directiva de Josep Lluís Núñez fue muy criticada desde la prensa de Madrid. “El Barcelona mancha la Copa”, “Núñez humilló a nuestro fútbol”, “Se consumó la pantomima”, se dijo. Y también fue crítica toda la oposición. Joan Castells, Joan Laporta y Carles Tusquets opinaron que, pese a todo, el partido debería haberse jugado.

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Esta historia aún tiene tres coletazos finales. Uno: el primer partido posterior al 24 de abril fue... un Atlético-Barça, de Liga, en el Calderón. Los azulgrana, con la mayoría de sus internacionales, ganaron 0-3. No era descabellado pues pensar en una remontada. Dos: sólo un mes más tarde, el 13 de mayo, Núñez anunció su decisión de abandonar el cargo, esta vez sin revocación posterior. Y tres: a mediados de julio fue reelegido presidente del fútbol español Ángel María Villar. Y, como en situaciones precedentes, decretó medidas de gracia. El Barcelona pudo disputar la Copa de la temporada siguiente.

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