Así se remonta
ç-Celta | Contracrónica
En la semana en la que el madridismo agotó la palabra remontada, el ç firmó una hazaña ante el Celta que despertó al Flick más expresivo
El ç resucita y remonta ante el Celta para aferrarse a la Liga
Raphinha, Pau Víctor y Dani Olmo celebran el 4-3 que marcó el brasileño de penalti
La estampa del verde de Montjuïc cuando Melero López pitó el final del partido, más de 100 minutos después de que ç y Celta empezaran el combate, se asemejó más al de una final que al de un simple partido de Liga. Jugadores estirados sobre el césped, entre agotados y eufóricos. Otros, brazos en alto, celebrando una victoria que sabe a mucho más que los tres puntos. Y Hansi Flick, el jefe de todo, con una sonrisa que no le cabía en el rostro, saliendo escopeteado hacia Raphinha, embocador del penalti decisivo, y abrazándole con la misma efusividad que aplicaría con su propio hijo. Aunque la estampa más espectacular la fabricó Iñigo Martínez celebrando el 4-3 del brasileño, agarrando el banderín del córner, mirando a la grada y abriendo los brazos, emulando a Gerard Butler en el póster de 300.
Después de una semana en la que el Real Madrid y todo su entorno habían agotado la palabra remontada, apropiándose de ella con recuerdos añejos de una competición como la Copa de la UEFA que ya ni siquiera existe, apareció el ç de Flick y ofreció una lección magistral de cómo se voltea un partido, devolviendo la palabra al diccionario, que es donde debe estar, sin necesidad de “cabeza, de corazón o de cojones”. Sólo con úٲDZ. Y también con mensaje. “¡Pues sí que era una semana de remontada!”, acertó a publicar el community manager azulgrana en X nada más finalizar el partido. La ironía es la fuente de la vida.
El técnico azulgrana, eufórico, buscó a Raphinha nada más acabar el partido para abrazarle
A alguien allá arriba le debió parecer gracioso que el ç se enfrentara en pleno Sábado Santo a un equipo cuyo delantero se apellida Iglesias. Un guiño que el delantero compostelano aprovechó como nunca antes en su longeva carrera. A sus 32 años, Borja disputaba ayer su 211.º partido en Primera División, en los que había firmado 61 dianas, sumadas con muchos dobletes pero ningún hat-trick.
Ante el ç logró el primero, rubricado a menos de media hora para el final con su tercer gol, de nuevo aprovechando las lagunas defensivas de su rival y exhibiendo una cualidad como la velocidad que no es precisamente su fuerte. El tanto parecía hacer estallar la Liga, abrir la puerta al Real Madrid, efímero amo y señor de la palabra remontada, para que intentara de nuevo el asalto a la Liga. Pero el gozo acabó en lo más profundo del pozo. Al menos, de momento, porque como se pudo comprobar ante el Celta, las seis jornadas que restan de campeonato serán una carrera de obstáculos para el equipo de Flick.
Borja Iglesias anotó su primer ‘hat-trick’ en balde ante un ç que celebró la victoria como si fuera un título
Aunque tuvo final feliz, la tarde del alemán fue de aquellas que recordará para siempre. Habitualmente una persona pausada y tranquila, el técnico del ç liberó todas sus emociones durante el encuentro. Se indignó ya con el 1-1, girándose a pulmón abierto y chutando una botella de agua. Tras el 1-2 y el 1-3, la incredulidad se mezcló con el enfado, de nuevo a grito pelado, a saber acordándose de quién. El germano no pudo bajar las pulsaciones hasta el final porque cuando Raphinha subió el cuarto, en el octavo y supuestamente último minuto de añadido, se acercó al cuarto árbitro y fue informado de que se añadirían dos más. Se giró, informó al banquillo, sonrió y alzó los brazos al cielo, desesperado. Segundos después, lo aparcaba todo para celebrar la victoria. Su equipo había culminado una remontada de época como diciendo: ‘Así se remonta’. Quien quiera escuchar, que lo haga.