Una charla con Álvaro Morata (Madrid, 1992) da mucho de sí. El capitán de la selección española ejerce su labor con orgullo y pasión, y el vestuario le admira y le respeta. Ha atravesado problemas personales y familiares, y ha sido capaz de superarlos, convirtiéndole en una fuente de respuestas para muchos de sus compañeros. Indiscutible para Luis de la Fuente, en la roja siempre encuentra un remanso de paz.
¿Tenía ganas de selección?
Siempre es una alegría ver a compañeros y a amigos, pero también a la gente nueva que hay en esta convocatoria. En la selección siempre se respiran cosas buenas.
Menciona a los nuevos, ¿se han integrado bien?
Muy bien. Es muy fácil adaptarse en este equipo. Los primeros días estaban un poco nerviosos, como es normal, porque no sabían qué se iban a encontrar pero hay un grupo muy bueno y ya están haciendo hasta bromas. Da gusto.
¿Pesa mucho el brazalete de capitán?
No, es algo muy fácil de llevar. Me dedico a intentar ayudar a que todo el mundo se sienta cómodo, que entiendan rápido las dinámicas. Pero cada vez más parece que los jóvenes lleven toda la vida jugando, no hay que hacer mucho.
Lamine Yamal
“Impresiona cómo gestiona todo y es muy bueno, hasta mis hijos me piden ver todos sus partidos”
El vestuario siempre habla muy bien de su labor.
Es un orgullo para mí. Al final, el éxito en la vida no solo es meter goles, o jugar mejor o peor a fútbol, también lo es que todo el mundo tenga palabras buenas hacia ti como persona.
¿Hay algún truco para eso?
Por suerte o por desgracia me ha tocado vivir muchos momentos malos y eso me permite ayudar a otros compañeros a gestionarlos.
¿Qué ve cuando mira a Lamine Yamal?
Las primeras veces veía a un niño normal de su barrio que, eso sí, jugaba al fútbol como solo lo hacen los elegidos. Ahora veo a un compañero con el que puedes hablar de cualquier cosa.
Pero apenas tiene 17 años…
Cuando tienes esa edad es fácil dejarse llevar por las situaciones pero él no es así, me sorprende el tipo de persona que es. Entiende a la perfección cuando es el momento de hacer bromas y cuando hay que ponerse serio y coger responsabilidades porque es uno de los mejores jugadores del mundo, y eso no es nada fácil a su edad. Es lo que más me impresiona.
Habla con admiración.
Hay que felicitar a su familia y a la gente que le ha tutelado todos estos años porque sí, es de admirar.
¿Ha notado algún cambio en él de un año a otro?
No, sigue siendo el mismo chaval. Está dando pasos muy rápidos y sí se le ve que sabe la responsabilidad que conlleva todo. Empezó la Eurocopa sin haber acabado el colegio y ahora es uno de los mejores jugadores del mundo. Solo podemos celebrarlo, hasta mis hijos me piden siempre ver sus partidos.

Álvaro Morata Futbolista Capitan de la Selección de Futbol Española
¿Qué ha cambiado desde la Eurocopa, cuando sopesó abandonar la selección?
Había pasado una época muy mala y cuando estás mal a veces te sientes demasiado responsable de algunas cosas. Fueron unos meses en mi vida en los que tomé malas decisiones, no estaba bien personalmente. Pero con el tiempo ves las cosas con otra perspectiva.
¿Sigue sintiendo la misma pasión por el fútbol que el primer día?
Por supuesto. Y ahora que no me quedan muchos años de carrera intento disfrutar de cada entreno, de cada viaje. Son cosas de las que quizás antes te quejabas y ahora veo que llegará un día en el que echaré de menos un simple viaje en autobús con mis compañeros.
¿Ya ha pensado qué hará cuando se retire?
Me gustaría mucho ser agente aunque no como el clásico representante. Quiero ayudar a los futbolistas a gestionar sus carreras pero, sobre todo, la parte de la retirada. Mentalizarles.
Lo tiene claro…
Lo he pensado mucho. Es que hay cosas como que muchos futbolistas que cobran millones de euros no tengan seguros de invalidez. Es muy fácil tener una lesión grave y hay que estar preparado porque el futuro no persona.
Ha jugado en muchos países y clubs, ¿de qué equipo es?
Del Atlético. De hecho, cuando pueden mis hijos siempre quieren ir al estadio. Eso no cambia.
Nunca ha jugado en el Barça…
Una vez estuve cerca pero también digo que nunca digas nunca, nunca se sabe. Igual la posibilidad todavía está ahí. La vida da muchas vueltas.
Usted se separó de su mujer y luego se reconcilió, ¿cree que la estabilidad emocional afecta a su rendimiento en el campo?
Muchísimo. Cuando estás mal en todos los sentidos tomas decisiones equivocadas. No solo con mi familia, que cuando miro hacia atrás pienso si estaba tonto o qué me pasaba, también a nivel deportivo. Dejé el Atlético cuando finalmente había conseguido un poco de cariño.
¿Se arrepiente?
Son decisiones que se toman en el momento pero cambiaría algunas cosas, sí. Aunque ya no sirve de nada lamentarse.
La retirada
“Sé que llegará un día en el que echaré de menos un simple viaje en autobús con mis compañeros”
Genera muchas noticias, dentro y fuera del terreno de juego, ¿cómo convive con ello?
Es un poco pesado. Aunque ahora en Turquía es la vez en mi vida que más tranquilo estoy, aunque la gente suponga lo contrario.
Fue de los primeros en hablar abiertamente de la salud mental, ¿se quitó un peso de encima?
No fue eso, intenté transmitir a la gente que son problemas normales, que le pasan a muchas personas. No solo en el fútbol. Hay momentos de ansiedad, de pánico, pero el simple hecho de tener presión familiar o en el trabajo también es algo para lo que hay que estar preparado para llevarlo. Existe la idea de que son solo problemas graves, pero a todos nos toca gestionar algún tipo de presión y si te enseñan a hacerlo pues es más fácil.
El golf
“Es un deporte que me recomendó mi psiquiatra para salir de la rutina y me gusta mucho, no le puedes echar la culpa a nadie si la cagas”
¿Tiene alguna actividad o algún lugar que le ayude a desconectar?
Me gusta mucho el golf. Me lo recomendó mi psiquiatra para salir de la rutina y para concentrarme. Los futbolistas tenemos la tendencia a buscar muchas excusas porque tenemos la vida muy fácil, todo lo que quieres lo consigues.
¿Y qué papel juega el golf en esto?
En un campo tú juegas contra ti mismo. Si haces una cagada las has hecho tú, no puedes echarle la culpa de un mal pase a otro. Está muy bien. Además, dejas el teléfono, estás en la naturaleza. Me gusta mucho, creo que incluso me obsesiona un poco (se ríe).