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Fred Perry, el campeón de la corona de laurel

El clasicómano

Fue el primer tenista que ganó los cuatro grandes y su marca perdura

Una imagen de Perry durante el torneo de Wimbledon de 1934

Central Press / Getty

“Gané tres veces el Campeonato de Estados Unidos, en Forest Hills, y por cada victoria recibí 21 dólares, para pagarme los taxis y el metro”. Frederick John Perry, nacido en Stockport (Inglaterra) en 1909 y fallecido hace 30 años en Melbourne (Australia), fue el primer tenista que conquistó los cuatro grandes torneos. Entre 1933 y 1936 se impuso tres veces consecutivas en Wimbledon, ganó otras tres el Open de Estados Unidos, una vez Australia y otra Roland Garros, además de liderar al equipo británico hacia la victoria en cuatro ediciones consecutivas de la Copa Davis. Su nombre, Fred Perry, llega hasta nosotros por sus victorias, por sus récords (no hubo otro británico en el historial de Wimbledon hasta Andy Murray en el 2013), pero también por su reconocida marca de prendas deportivas, con el polo blanco y la corona de laurel. En 1969, con ocasión de una de sus visitas a Barcelona, fue entrevistado por José María Ducamp, el especialista en tenis del diario deportivo Dicen. Allí recordaba un tenis hoy desaparecido, no solo por la vestimenta y el material de sus practicantes (como puede comprobarse en la fotografía adjunta), sino también por la repercusión económica. “Nosotros teníamos dos alicientes: viajar y jugar al tenis”, señalaba. “Ahora, cualquier joven, antes de aceptar actuar en determinado torneo, pregunta ‘¿cuánto?’”.

Fred Perry fue primero campeón mundial de tenis de mesa, en 1929 en Budapest, actividad que abandonó progresivamente para dedicarse al tenis. Para los británicos se convirtió en un ídolo absoluto con la conquista de la primera Davis, la de 1933. En aquella época, el campeón se clasificaba directamente para la final del año siguiente y esperaba rival con la ventaja, además, de jugar siempre en casa, en la denominada Challenge Round. Para los británicos, se trataba pues de superar a Francia en Roland Garros, donde los famosos Mosqueteros se mostraban invencibles. Entre René Lacoste, Jean Borotra, Jacques Brugnon y Henri Cochet habían logrado el título en 1927, en Estados Unidos, y sumaban ya cinco defensas consecutivas con éxito, incluida la de 1931, precisamente contra Perry y sus compañeros.

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Por cada victoria en Forest Hills (1933, 34 y 36) le dieron 21 dólares: para el metro y los taxis

Cuando a finales de julio de 1933 llegó el cambio de era con la victoria británica por 2 a 3, Fred Perry se convirtió en un héroe nacional. A su llegada a Dover fue leído un telegrama de felicitación del rey Jorge V y posteriormente una multitud acogió a los tenistas en la estación Victoria. Perry había vencido a Cochet en un maratoniano partido (8-10, 6-4, 8-6, 3-6 y 6-1) y luego había conquistado el punto final ante André Merlin, tras remontar un set en contra (4-6) y superar dos pelotas de set en el segundo, que se llevó por 8-6, antes de añadir un 6-2 y un 7-5. A lo largo de su carrera, Fred Perry disputó 38 partidos individuales en la Copa Davis y ganó 34 (más 11 victorias de 14 en dobles).

A finales de 1936 pasó a profesional (lo que le costó perder la condición de miembro del All England Club), se instaló en Estados Unidos e incluso adquirió la nacionalidad norteamericana. Como explicaba a Ducamp, “entonces vino la guerra y posteriormente empecé a dedicarme a los negocios”. Lo cierto es que siguió compitiendo prácticamente hasta los 50 años y más adelante también ganó reconocimiento como comentarista infalible de las retransmisiones de tenis de la BBC. Alto, elegante y famoso, su vida sentimental también fue azarosa y seguida con interés por la prensa especializada. Ya en los años 30 mantuvo una relación con Marlene Dietrich, luego estuvo comprometido con la también actriz Mary Lawson, se casó con la estrella estadounidense Helen Vinson, tuvo otros matrimonios breves y, finalmente, se estabilizó con Barbara Riese, su esposa desde 1952 hasta el último día, con la que tuvo una hija y adoptó un niño.

A los 85 años, el 2 de febrero de 1995 y con ocasión de un viaje a Melbourne para seguir el Open de Australia, Fred Perry sufrió una fea caída en el lavabo de su hotel y se fracturó varias costillas. Trasladado al hospital Epworth no pudo superar el trance.