Una factura mal conservada, una compraventa de acciones mal anotada o un olvido al declarar un alquiler pueden ser suficientes para que Hacienda reclame más adelante con recargos y sanciones. Aunque los errores en la declaración de la renta no siempre se detectan a simple vista, sus consecuencias económicas sí terminan notándose.
Precisamente por eso cobra importancia el papel de los asesores fiscales, sobre todo cuando intervienen varios conceptos que afectan al IRPF. La campaña de la renta no se reduce únicamente a confirmar un borrador, sino que implica comprobar que ese resumen recoge de forma correcta toda la información relevante.
Vistazo profesional
Cuando un pequeño error en la renta acaba saliendo caro
El motivo más habitual para delegar la declaración es la combinación de diferentes fuentes de ingresos. Sueldos, rendimientos de inversiones, alquileres o ganancias patrimoniales plantean dudas incluso a quienes ya han pasado por campañas anteriores.
En esos casos, contar con asesoramiento especializado permite revisar todo con calma y detectar posibles deducciones o errores que podrían generar un pago mayor del necesario. La dificultad no está tanto en los importes como en el número de elementos que intervienen.

Aplicar correctamente los mínimos y computar bien los ingresos puede marcar la diferencia en el resultado final
La complejidad de algunas rentas va en aumento, sobre todo por los ajustes anuales y por la incorporación de novedades que afectan al cálculo del impuesto. En los últimos años se han registrado más de medio centenar de cambios en las deducciones autonómicas y también ajustes en las estatales, lo que añade una capa más de dificultad.
Estar al día exige una actualización constante que muchos contribuyentes no pueden asumir. Por eso, para rentas con inversiones, operaciones inmobiliarias o ingresos desde el extranjero, un gestor suele ser la mejor opción.
Otro punto importante es que la declaración hecha por un profesional permite aplicar correctamente todos los mínimos familiares, los rendimientos del trabajo y otros conceptos que, si no se declaran o se computan mal, reducen el ahorro. Esto incluye también situaciones especiales, como herencias, devoluciones por mutualidades o el tratamiento de ingresos irregulares.
Se gana en tranquilidad
El coste de un buen asesoramiento, mucho más asequible de lo que parece
El precio del servicio varía según la complejidad, pero en la mayoría de los casos no supera los 70 euros si se trata de una renta puntual sin complicaciones. Para declaraciones más complejas, con múltiples propiedades o inversiones, el coste sube proporcionalmente.
A cambio, se gana en tranquilidad y en precisión. En el caso de los trabajadores por cuenta propia, además, este gasto puede deducirse.