El eco-emprendimiento está experimentando un crecimiento importante en los últimos años. Con soluciones sostenibles e innovadoras, incluso a veces disruptivas, el emprendimiento verde contribuye alcuidado del planeta y al bienestar de las personas, puesto que sus objetivos no se limitan a la obtención de beneficios económicos, sino que también implican la creación de un impacto positivo en el entorno y en las comunidades donde operan.
Para tomar el pulso al eco-emprendimiento, Encuentros bet365 reunió a Ignasi Ferrer, CEO y cofundador de Ocean Ecostructures; Fernando Casado, cofundador y director general del fondo Inclimo Climate Tech; Marc Jordana, CEO de Norrsken Barcelona; David Ceniceros, especialista en Emprendimiento en The Circular Lab, el laboratorio de innovación de Ecoembes; y Elena Rico, presidenta de SpainCap y Managing Partner de Impact Partners Ibérica, una gestora de impacto social que apuesta por una transición justa. La conclusión de los expertos es que el emprendimiento sostenible avanza, hay suficientes fondos para financiar su expansión, la sociedad va reconociendo su valor, aunque sigue sin estar dispuesta a pagar más por un producto o servicio sostenible, y ahora toca la aceleración del cambio. “Tenemos muchos retos, pero hay razones para el optimismo”, resumió Jordana.
Iniciativas como el Blue Tech Port ayudan a dinamizar la economía azul, en la que Barcelona puede ser un referente global
El eco-emprendedor no solo busca un beneficio económico o el desarrollo de un proyecto personal, sino que tiene una capa adicional de sensibilidad, se mueve por un propósito, algo que “da energía y ayuda a superar las adversidades”, explicó el cofundador de Ocean Ecostructures, una bluetech que desarrolla soluciones tecnológicas para regenerar a gran escala infraestructuras marinas, ya sean plataformas petrolíferas, puertos o cableados submarinos. Gracias a unos arrecifes biomiméticos que sintetizan el funcionamiento de la naturaleza, se consigue esa regeneración “en muy poco tiempo y con gran intensidad”. A estas cajas, que son “únicas, geolocalizadas y codificadas”, la empresa le añade una segunda capa tecnológica y, gracias al uso de drones submarinos, se puede monitorizar el rendimiento de cada unidad. La información se sube a la nube para que el cliente pueda ver y medir el impacto. El objetivo, Ferrer reconoce que ambicioso, es renaturalizar 20.000 espacios de aquí a 2030. La firma catalana ha sido seleccionada para renaturalizar la Princess Elisabeth Island, la primera isla de energía artificial del mundo y la infraestructura marina mayor jamás hecha en Europa.
El eco-emprendedor no responde a una nueva necesidad, sino a una realidad insostenible, que ha sido demasiado barata
Gracias a este propósito, “la resiliencia de los eco-emprendedores es mayor”, subrayó la presidenta de la asociación de entidades de private equity y venture capital en España. “Y el talento que tienes dentro de la compañía también es más resiliente; son puntos que suman a favor en una aventura que tiene a la estadística en contra”, agregó el responsable en España de Norrsken, una fundación sueca sin ánimo de lucro cuyo objetivo es apoyar a emprendedores que están intentando que “la sociedad progrese dentro de lo que son los límites planetarios”. El apoyo viene tanto por la financiación como por la creación de ecosistemas donde los emprendedores puedan obtener todo el conocimiento, acceder a talento y a capital “para poder crecer lo más rápido posible”. Barcelona acoge desde hace un año uno de los hubs de Norrsken, que suma ya 1.300 miembros.
Es necesaria una regulación de las ‘stock options’. Permitiría a España pasar a otra liga y atraer al mejor talento
Propósito y pasión, unas capacidades atípicas y un carácter “quijotesco” definen, según Casado, al eco-emprendedor, porque debe enfrentar una serie de adversidades “no solo latentes, sino muy presentes. “Cuando el eco-emprendedor crea un producto o un servicio no está respondiendo a una necesidad de la sociedad, sino a una realidad insostenible, por lo que no solo tiene que proponer algo nuevo, sino desbancar algo existente que, en muchas ocasiones, ha sido subvencionado”, afirmó el director general del fondo Inclimo. “Lo sostenible no es que sea caro, es que lo insostenible ha sido demasiado barato”, apostilló. En este sentido, los participantes coincidieron en que, aunque la sociedad identifica cada vez más el valor del eco-emprendimiento, aún no está dispuesto a pagar más por esos productos o servicios. El consumidor tiene también que implicarse para que sea posible el cambio de modelo económico, sostuvo el representante de The Circular Lab, centro de innovación abierta de Ecoembes cuya misión es “lograr un futuro sin residuos”. “Tenemos que llegar a un punto en el que la solución verde sea más económica”, opinó por su parte Jordana.
Las bases del cambio están, ahora toca acelerarlo. Todos los agentes debemos ser capaces de apoyar a los emprendedores
El sector energético y el de la movilidad son los que tienen más tracción a la hora de captar financiación, pero van despuntando otros, como el foodtech y el agrotech, que están replanteando el sistema de alimentación de las sociedades y la relación-campo ciudad, y el proptech, sin olvidar la economía circular que, según Ceniceros, permitirá abordar los “ambiciosos y urgentes” objetivos que tenemos como sociedad. Un reto que Ecoembes afronta trabajando de la mano del ecosistema emprendedor para “potenciar aquellas tecnologías y desarrollos” que impulsen el cambio. Y va a haber, argumentó Casado por su parte, grandes oportunidades en la captura y almacenamiento del CO2 concentrado en la atmósfera. También la economía azul está experimentando un gran avance. “La economía marina, que por volumen de PIB sería la séptima nación del mundo, tiene que transicionar necesariamente hacia una mayor sostenibilidad”, afirmó Ferrer. En este sentido, añadió, que “la aparición de iniciativas como el Blue Tech Port, que ha lanzado el Puerto de Barcelona, puede ayudar a dinamizar el sector y a posicionar a la ciudad como un referente global”.
Además de la público-privada, se necesita la colaboración privada-privada, entre el emprendedor y la gran corporación
“Por fin hay un alineamiento del capital con la innovación para promover un cambio real, lo que es una gran oportunidad para todos”, subrayó el cofundador de Inclimo, un fondo de 34 millones de euros creado por tres socios de Barcelona para aportar financiación a las ideas que generan “un cambio sistémico”. El inversor, por supuesto, lo primero que mira es la rentabilidad, manifestó Rico, porque, como agregó Jordana, no está reñido hacer el bien y ganar dinero. Pero el inversor también es exigente con el equipo emprendedor si invierte directamente y con el equipo de la gestora si lo hace a través de un fondo. “Puestos a escoger entre algo que contamina o algo que proporciona la solución, es obvio que eligen ser parte de la solución”, agregó la presidenta de SpainCap.
Los proyectos sostenibles no solo buscan la rentabilidad económica
Hay dinero público, ya sea autonómico, nacional o europeo, y privado para todas las fases que debe cubrir un emprendedor, aunque para los primeros compases muchas veces, como el caso de Ocean Ecoestrutures, se debe recurrir a la financiación de las tres F (friends, family and fools), una práctica que, para Ceniceros, tiene un punto “depurativo” de las ideas que llegan. Sin embargo, en España hay un “techo de cristal, un desierto de inversión”, cuando las compañías deben acudir a grandes rondas de inversión de más de 100 millones. Eso obliga a las compañías a ir hacia la rentabilidad mucho antes de lo que les tocaría, relató Jordana quien, no obstante, informó que ya hay iniciativas para crear macrofondos europeos.
Si la colaboración público-privada en materia de financiación es necesaria, aún lo es más la privada-privada, destacó Rico. “Tenemos emprendedores luchando y definiendo productos y nuevas tecnologías que necesitan ser escalables a nivel macro y quien tiene que ayudarlos a validarlo en un entorno industrial es la gran corporación”, apostilló. La administración, apuntó, también puede ayudar fomentando esa colaboración del pequeño con el grande para validar más rápido la escalabilidad de modelos. “Ahí tenemos un reto y entre todos tenemos que ir empujando”, concluyó. En términos similares se expresó Ceniceros, para quien, aunque hay trabajo por hacer, “las bases del cambio ya están”. Ahora lo que toca, continuó, es que todos lo agentes “sean capaces de apoyar a los emprendedores que, con fe y pasión, son capaces de tirar para adelante”, porque el cambio de modelo “no tiene sentido si no es orquestado por todos los agentes que están en él”, desde el ciudadano en su proceso de compra, a las empresas que ponen un producto en el mercado pasando por la regulación.
Movido por un propósito, el emprendedor verde tiene mayor resiliencia
La regulación, sostuvieron, es un elemento clave y, aunque requiere todavía de ajustes, ya juega a favor del cambio. “Hay un cambio de paradigma en el marco regulatorio, que es fundamental, porque sin este marco, muchos de estos eco-emprendimientos no podrían competir, y menos en precio”, aseveró Casado.
Además de simplicidad y agilidad en los trámites, el sector del eco-emprendimiento también solicita a la Administración la regulación de las stock options, una de las vías que las empresas tienen para compensar a sus empleados como parte de su retribución variable. Hubo un intento hace un tiempo, pero acabó en agua de borrajas. “Una regulación de las stock options permitiría a España pasar a otra liga y atraer al mejor talento”, defendió Jordana. “La lucha de cualquier emprendedor también es una lucha por la captación del mejor talento”, concluyó.