La economía española refuerza su estrategia hacia la electrificación con la tercera gran gigafactoría. La multinacional automovilística Stellantis y el principal productor de baterías del mundo, la china CATL, invertirán 4.100 millones de euros para levantar en Figueruelas (Zaragoza) la mayor fábrica de España, un espaldarazo al papel del país en la transición hacia la movilidad eléctrica. El presidente de Stellantis, John Elkann, y el de CATL, Robin Zeng, se desplazaron a Zaragoza para rubricar personalmente el acuerdo.
“Es un paso muy importante en la estrategia de electrificación de la industria del automóvil”, señaló el ministro de Industria, Jordi Hereu. Las cifras vienen a darle la razón. No solo por la inversión final, bastante por encima de los 3.000 millones que se barajaban. También porque la planta contará con una capacidad instalada de producción que podría alcanzar los 50 GWh, cifra superior a la estimada, aunque ambas compañías dejaron claro que dependerá “de la evolución del mercado eléctrico en Europa y del apoyo continuo de las autoridades de España y la Unión Europea”.
La nueva planta consolida la apuesta española en la transición a la movilidad eléctrica
El proyecto se desarrollará a través de una joint venture al 50% y la intención es que la planta esté en funcionamiento a finales de 2026. Allí se producirán baterías de tipo LFP (litio-ferrofosfato), que alimentarán la producción de coches eléctricos, SUV y crossovers, “con una autonomía intermedia y más baratos”.
El resultado final no ha estado exento de incertidumbre. Stellantis inició hace más de año y medio todo el proceso y solicitó ayudas públicas. Pese a los reveses iniciales, el Ejecutivo acabó otorgándole 357 millones en subvenciones provenientes de los Perte del Vehículo Eléctrico y Conectado y del de Descarbonización, por encima de los 300 marcados como objetivo por el fabricante.
Aún así, el anuncio oficial se ha dilatado más de lo previsto por la decisión de Pekín de paralizar nuevas inversiones industriales en Europa ante los aranceles impuestos a sus vehículos eléctricos, aunque al final sí le ha dado el visto bueno. También aportó su dosis de incertidumbre la salida repentina del consejero delegado de Stellantis, Carlos Tavares, dudas rápidamente despejadas por el presidente del grupo. “España es un país clave en la estrategia industrial y de electrificación de la compañía”, dijo Elkann entonces. La reunión de este lunes entre el presidente Pedro Sánchez y el consejero delegado de CATL, Robin Zeng, sirvió para allanar del todo el camino.
La gigafactoría, que se levantará en terrenos adyacentes a la planta que Stellantis ya tiene en Zaragoza, se suma a la que está construyendo Volkswagen en Sagunto (Valencia) y la de la china Envision en Navalmoral de la Mata (Cáceres). También hay planes para que InoBat haga lo propio en Valladolid, aunque está a la espera de obtener apoyo público para iniciar su plan, mientras que Catalunya sigue sin aparecer en el mapa de los grandes proyectos. Está pendiente la inversión de componentes para baterías de Lotte Energy en Tarragona.
La producción de modelos en el país sería el destino natural de las baterías de la planta
La luz verde a todos estos proyectos hace más plausible el objetivo declarado del Gobierno de convertir a España en un hub europeo de electromovilidad. Gracias en parte a su potencial en energías renovables, ya se ha confirmado la producción de vehículos eléctricos en Pamplona (VW y Skoda), Martorell (Cupra y VW), Vitoria (furgonetas de Mercedes) o Barcelona (Chery). Mientras, sigue pendiente la instalación de la plataforma de producción STLA Small de coches eléctricos en las plantas de Stellantis en Vigo y Zaragoza, con una inversión que podría rondar los 1.000 millones.