Reina el caos. Wall Street desconfía de la parcial marcha atrás de Donald Trump sobre los aranceles. Después de registrar el pasado miércoles una de las mayores piruetas que se recuerden, con una de las sesiones más eufóricas que han tenido lugar en la bolsa neoyorquina desde 1940, el jueves se volvió a la realidad, con caídas pronunciadas que oscilaron entre el 3,5% del S&P 500 y el 4,3% del Nasdaq al cierre. El Dow Jones de industriales, por su parte, se dejó un 2,5% en una jornada teñida de rojo.
En Europa la tónica por la mañana había sido diferente. El Ibex se revalorizó hasta un 5%, también gracias a que Bruselas congeló sus represalias contra Estados Unidos durante 90 días. Sin embargo, la tónica pesimista de las bolsas estadounidenses indica varias cosas.
Primero, los inversores destacan que en la actualidad, pese a que Trump retrocedió parcialmente en sus planes proteccionistas, estamos peor que hace unas semanas. Hay un arancel global del 10% de base sobre los bienes que llegan a EE.UU. que antes no estaba. Y las relaciones comerciales entre China y EE.UU. están completamente rotas. La Casa Blanca precisó ayer que los derechos de aduana contra Pekín alcanzan un 145% (un 20% más de lo que se creía). En promedio, los aranceles estadounidenses siguen siendo muy elevados en términos históricos: de los de 1909 hemos pasado a los de 1932. Tampoco es una vuelta al mundo globalizado de las últimas décadas.
Segundo, los mercados retroceden porque asumen que parte del daño (no solo reputacional, que también) está hecho. Las cadenas de producción se están reorganizando. Nadie sabe qué pasará dentro de tres meses, cuando se acabe la moratoria de Trump. Se están dando fenómenos curiosos que serían una anécdota si no estuviéramos en medio de un conflicto entre dos superpotencias que arrastra al resto del mundo.
Europa amaneció con un fuerte rebote después de la reducción de las tasas a bienes europeos
Por ejemplo, el gigante tecnológico Apple fletó vuelos de carga para transportar 600 toneladas de iPhones, o hasta 1,5 millones de unidades, a EE.UU. desde India, después de aumentar allí la producción en un esfuerzo por esquivar los aranceles, informaba Reuters.
Asimismo, según una encuesta semanal de ventas de la asociación industrial Distribuidores y Minoristas de Calzado de EE.UU., en las once semanas transcurridas desde la investidura de Trump, las ventas de calzado en tiendas físicas han disminuido un 9,5% respecto al mismo período del año pasado por efecto de los aranceles. Entre las marcas, Nike, Adidas, Skechers y Walmart (todas con producción en Asia). En cuanto a China, reveló ayer que va a reducir el número de películas estadounidenses que se exhiben en el país asiático como represalia. La guerra también es cultural.
El tercer motivo de escepticismo es el mismo Donald Trump. Son muchas las sospechas de que el presidente pudo aprovecharse de información privilegiada para manipular el mercado, al haber sugerido el miércoles comprar acciones justo antes de anunciar su bajada de tarifas.
El dólar se devalúa y el bono del Tesoro estadounidense a 10 años ya rinde más que el griego
Los datos indican que el volumen de negociaciones se intensificó antes de que trascendiera su giro sobre los aranceles. Las personas más ricas del mundo agregaron 304.000 millones a su patrimonio neto combinado el miércoles, la mayor ganancia en un día en la historia del índice de multimillonarios de Bloomberg.¿Qué credibilidad tiene el presidente ante el resto de inversores?
Cuarto factor que explica la incertidumbre que persiste en los mercados: la fragilidad de la economía de EE.UU. no se ha desvanecido. Entre los inversores circulaba ayer una broma. ¿Quién hizo cambiar de idea a Donald Trump? Fue Bond. No James Bond, sino Government Bond. El bono a 10 años de EE.UU. Desde el “día de la liberación” (2 de abril) su rendimiento aumentó, cuando debería haber hecho lo contrario, vista la caída de las bolsas. Para el mercado, hoy el bono griego a 10 años tiene menos riesgo (3,49%) que el estadounidense (un 4,4%).
Unos datos inquietantes para una economía fuertemente endeudada. Dirigida por un mandatario que presume de jugadas maestras y de besos en el trasero.
El plan Miran
¿Va de comercio o de otra cosa la política económica de Trump? Stephen Miran, presidente del Consejo de Asesores Económicos del presidente, considerado el ideólogo del trumpismo, escribe que la amenaza de aranceles tiene como objetivo intimidar y así inducir a las principales economías del mundo a invertir en deuda estadounidense para contener sus costes de interés. Los aranceles serían entonces una forma de coerción para obligar al resto del mundo a financiar las políticas deficitarias de Estados Unidos. El autor parte de la idea de que EE.UU., al ser emisor de la moneda de reserva global, mantiene un dólar estructuralmente sobrevalorado. Esto perjudica a la industria manufacturera americana (menos competitiva) y obliga a EE.UU. a importar más. Para reequilibrar el déficit comercial, Miran cree que las tarifas no son realmente inflacionarias si están acompañadas por ajustes cambiarios, con depreciación de las divisas del país exportador. Pese a la volatilidad de los mercados, a largo plazo se tendría impactos positivos en ingresos fiscales y competitividad industrial estadounidense. Este es el plan. Pero tanto su éxito como su ejecución son una incógnita.