El viaje de Sánchez a China, el tercero en apenas dos años, se ha producido en un momento económico clave. Sin preverlo, la ofensiva arancelaria de Trump ha dado un realce significativo a la visita española. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aprovechó el encuentro con Xi Jinping para promover en España la llegada de inversiones milmillonarias de China que generen “valor añadido y empleo cualificado de calidad”. Uno de los objetivos de la visita era multiplicar las grandes inversiones que el gigante asiático está ya ejecutando en grandes proyectos relacionados con el ámbito de las energías renovables y la electrificación del automóvil.
La apuesta de China por España se concreta, de momento, en cuatro grandes iniciativas industriales muy negociadas con el Gobierno y favorecidas, en parte, por los fondos europeos. A China le interesa comercialmente el país que lideró en el 2024 el crecimiento entre las grandes economías desarrolladas y en el que ve nuevas oportunidades de inversión. Uno de los proyectos más significativos es la gigafactoría de Envision en Navalmoral de la Mata, Extremadura, para fabricar baterías de vehículos eléctricos. La apuesta supone una inversión de en torno a 2.500 millones de euros. Además, la compañía china ha anunciado una segunda inversión de 1.000 millones en España para una nueva fábrica de electrolizadores.
Sánchez ve en las grandes compañías chinas una oportunidad para reindustrializar el país
La estatal CATL también ha acordado, de la mano de Stellantis, invertir en España hasta 4.100 millones para construir en Zaragoza una planta europea de baterías de litio hierro fosfato (LFP). Relacionada también con el sector del automóvil se encuentra la apuesta de Chery Automobile y Ebro-EV Motors para instalar en la zona franca de Barcelona una fábrica de coches eléctricos chinos. El proyecto catalán supone, según el Ministerio de Industria, una inversión de 532 millones y la creación de más de 1.000 puestos de trabajo directos.
China también es propietaria, a través de la energética estatal China Three Gorges, de la mayor planta solar del país, que está ubicada en Mula (Murcia), lo que ofrece una idea de la apuesta del coloso asiático por las energías renovables.
Sánchez se reunió ayer en Pekín, en un cónclave empresarial, con representantes de las compañías chinas ya presentes en España y con otras potencialmente interesadas en instalar centros de producción en el país. En el cónclave estuvieron presentes, además de CATL, Chery, Three Gorges International y Envision, otras compañías energéticas como GCL, Hygreen, China Energy o la automovilística Leap Motors. “Son todos ellos sectores de alto valor añadido, alineados con nuestras prioridades, vinculadas con la transformación energética, con la lucha contra el cambio climático, con la reindustrialización de nuestro país”, destacó Sánchez sobre estas compañías desde la capital china.
Las relaciones económicas de España con China son fluidas y, de hecho, el gigante asiático ya ha sido en alguna ocasión el primer socio comercial, superando a Alemania. Las empresas chinas exportaron a España en el 2024 bienes por 45.173 millones, mientras que España vendió a Pekín un total de 7.467 millones ese mismo año, según las estadísticas de la Secretaría de Estado de Comercio. El déficit comercial, por tanto, es elevado, por lo que el margen para crecer de empresas españolas interesadas en implantarse en China es amplio.
Hay que recordar que España tuvo hace unos meses un gesto político reseñable con China. Tras el penúltimo viaje de Sánchez a Pekín, el Gobierno ejerció de mediador en la UE para replantear la imposición de aranceles a la importación de vehículos eléctricos chinos. España se abstuvo en esa votación.
El Pentágono vigila a las firmas chinas
La relación económica de España con China, cuyo buen estado de salud ha quedado plasmado en el viaje de esta semana, es monitorizada de cerca por Estados Unidos. El Gobierno español es consciente de ello. La Casa Blanca y el Pentágono realizan un férreo seguimiento a las empresas chinas que invierten en países occidentales y toma sus decisiones. De hecho, dos inversiones del gigante asiático en España están bajo la lupa de EE.UU. después de que el Departamento de Defensa incluyera a China Three Gorges, la propietaria de la planta solar de Murcia, y CATL, implicada en la fábrica de Zaragoza, en el listado de “empresas militares” por sus presuntos vínculos con el Ejército Popular. La decisión de la administración estadounidense no implica sanciones, pero sí riesgos para la reputación que el Pentágono no pueda contratar en los próximos años productos que incluyan a estas firmas en su cadena de suministros.