Desde que Joan Ferret Carbonell fundara oficialmente Ferve en 1956, esta empresa familiar ha recorrido un largo camino hasta convertirse en un referente en la fabricación de cargadores de baterías, arrancadores y comprobadores para el sector de la automoción. Con una historia que se remonta a 1924, cuando el bisabuelo de los actuales propietarios, Bienvenido Ferret, abrió un taller eléctrico en El Vendrell, Ferve ha sabido evolucionar sin perder su esencia: apostar por la calidad, la sostenibilidad y un servicio postventa cercano al cliente.
El origen de lo que hoy conocemos como Ferve se encuentra en aquel pequeño taller donde Bienvenido Ferret se dedicaba principalmente a la reparación de la parte eléctrica de los vehículos. Con el tiempo, su hijo, Joan Ferret Carbonell, vio la oportunidad de especializarse y en 1956 fundó la marca Ferve, centrándose en el desarrollo de equipos para el mantenimiento de las baterías de automoción.

Antigua cadena de montaje en los años 1960
Desde entonces, la empresa ha crecido y evolucionado adaptándose a las necesidades del mercado. Su catálogo actual abarca cargadores de baterías, arrancadores, comprobadores y una amplia variedad de accesorios diseñados para el mantenimiento y diagnóstico de sistemas eléctricos en vehículos. “Fabricamos todo lo necesario para cuidar y mantener las baterías en buen estado”, aclara Clara Ferret, representante de la cuarta generación; junto a su hermano Joan Marc Ferret.
Fabricación local y contra la obsolescencia programada
Uno de los pilares fundamentales de Ferve es su compromiso con la calidad y la durabilidad. “Intentamos que nuestros productos duren mucho, es nuestra expectativa”, explica Joan Ferret Piñol, actual director de la compañía. Para lograrlo, cuentan con un equipo de ingenieros que trabaja constantemente en la mejora de los diseños y el desarrollo de nuevas tecnologías. A diferencia de muchas otras empresas del sector, que han trasladado su producción al extranjero, Ferve sigue fabricando íntegramente en sus instalaciones de El Vendrell.

Actual fabrica FERVE en El Vendrell (Tarragona)
Otro aspecto diferencial es su firme postura contra la obsolescencia programada. “Nosotros vamos contra eso. Intentamos que nuestro producto dure mucho”, insiste Joan Ferret Piñol. Sus productos están diseñados para ser reparados siempre que sea necesario, extendiendo así su vida útil. Esto, además de beneficiar al cliente permitiendo que pueda seguir utilizando su equipo durante años, también reduce el impacto medioambiental, al evitar residuos innecesarios.
Para garantizar esta durabilidad, Ferve trabaja con materiales de alta calidad y realiza controles exhaustivos en cada etapa del proceso de fabricación. “Todo lo que fabricamos se prueba varias veces antes de salir al mercado. Si un producto no cumple con nuestros estándares, no lo vendemos”, explica Joan Ferret Piñol.

Premio a la Innovación y la Sostenibilidad por el Colegio de Ingenieros de Tarragona (CETIT) @enginyerstarragona
Un servicio cercano y especializado
Mientras otras empresas apuestan por la automatización del servicio postventa, en Ferve siguen manteniendo un trato directo. “Somos muy cercanos. Cualquiera que nos llame y necesite ayuda, nunca hablará con una máquina”, asegura Joan Ferret Piñol. Los usuarios pueden contactar directamente con los ingenieros que han diseñado el producto para resolver dudas o problemas técnicos, algo que ha contribuido a la fidelización de su clientela, compuesta principalmente por talleres y profesionales del sector.
Además del servicio postventa, Ferve ofrece formación y asesoramiento a sus clientes. “No solo vendemos productos, también enseñamos a utilizarlos de la mejor manera”, explica Ferret.

Ferve ha logrado expandirse más allá de nuestras fronteras.
Gracias a esta filosofía basada en la calidad, la sostenibilidad y el servicio, Ferve ha logrado expandirse más allá de nuestras fronteras. Actualmente, cuenta con una sólida red de distribución nacional y está presente en cerca de cien países de todo el mundo. Su crecimiento ha sido progresivo y sostenido en el tiempo. “Ha sido poco a poco”, reconoce Joan Ferret Piñol.
En los últimos años, han puesto el foco en la expansión hacia nuevos mercados, con especial interés en el norte de África. “Queremos seguir creciendo sin perder lo que nos hace diferentes”, añade Ferret. Además, la empresa está explorando nuevas líneas de negocio en sectores complementarios, siempre manteniendo su filosofía de fabricar productos duraderos y reparables.
A pesar de su crecimiento internacional, la empresa sigue manteniendo su esencia familiar. “Aquí seguimos trabajando como siempre, con la misma dedicación que tenían nuestros abuelos”, afirma Joan Marc Ferret. Y es que, después de casi un siglo de historia, Ferve ha demostrado que la combinación de tradición, innovación y cercanía con el cliente es una fórmula ganadora. Un equilibrio que, hasta ahora, han sabido mantener a lo largo de cuatro generaciones: evolucionar sin perder su esencia.
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