Para muchos niños, ir al pediatra es sinónimo de nervios y miedo. Pero en Barcelona, una consulta pediátrica está logrando que la visita al médico sea una experiencia sorprendentemente agradable. Se llama Nonoca, y no es una clínica pediátrica al uso. Fundado por los doctores Miguel Lanaspa y Reyes Balcells, este espacio ha conseguido que los niños entren con recelo… y se vayan queriendo volver. ¿El secreto? Un ambiente acogedor, una atención que respeta los tiempos de cada niño y una relación de confianza con las familias.
Un espacio pensado para niños
Desde que cruzan la puerta de Nonoca, los pequeños pacientes se encuentran con algo inesperado: un lugar que no parece una clínica. Adiós a las salas blancas y frías con camillas metálicas; aquí hay colores, juguetes, alfombras y hasta cojines en el suelo. “El suelo es clave”, explica la doctora Balcells. “Es el sitio natural de los niños, donde juegan, donde se sienten cómodos. Hemos desmontado sofás y dejado más espacio para que puedan moverse libremente”. El resultado: en vez de enfrentarse a un ambiente hostil, los niños exploran, se relajan y, sin darse cuenta, empiezan a confiar.

Los doctores Miguel Lanaspa y Reyes Balcells,fundadores de Nonoca
Pero el espacio es solo el primer paso. La manera en que se les trata también marca la diferencia. En Nonoca, los pediatras hablan a los niños con respeto, sin infantilizarlos ni forzarlos a hacer algo de inmediato. “Si un niño está jugando y le digo que quiero mirar sus orejas, y me responde 'un momento', lo respeto”, cuenta el doctor Lanaspa. “Eso genera confianza, y en pocos segundos el niño termina accediendo sin estrés”.
Más que una consulta: un vínculo con las familias
En Nonoca saben que la pediatría no solo trata síntomas y enfermedades. También se trata de escuchar. “Cada visita incluye unos minutos para preguntar cómo están los niños y sus familias emocionalmente”, señala la doctora Balcells. “A veces, Miguel me comenta detalles de los pacientes que yo ni recuerdo: dónde nacieron sus abuelos, cuándo se mudaron… Son cosas que crean un vínculo real”.

“Nosotros estamos aquí para darles seguridad”
Ese vínculo es especialmente importante con los padres primerizos, que suelen llegar llenos de dudas y preocupaciones. “Nosotros estamos aquí para darles seguridad”, explica el doctor Lanaspa. “A veces nos encontramos con padres angustiados porque creen que no entienden a su bebé, y les explicamos que es normal, que llevan solo tres días con él y que poco a poco aprenderán a interpretar su llanto”. Sentirse escuchado y acompañado en este proceso puede marcar la diferencia en la forma en que las familias viven la crianza.
Un seguimiento que acompaña toda la infancia (y más allá)
Para que la atención médica sea realmente útil, Nonoca ofrece un programa de seguimiento desde el nacimiento hasta la adolescencia. Durante el primer mes, los bebés tienen revisiones semanales para resolver dudas sobre lactancia o crecimiento. Después, las visitas se espacian a una vez al mes hasta los seis meses, luego a cada trimestre, y a partir de los dos años, una o dos veces al año. Pero lo más interesante es que no cortan el vínculo en la adolescencia. “Queremos seguir acompañando hasta los 18 años”, comenta la doctora Balcells. “Es una etapa crucial en la que se empiezan a tomar decisiones sobre salud, y creemos que los adolescentes deberían tener un espacio de atención adaptado a sus necesidades”.

Las camillas de Nonoca
Además, Nonoca integra en sus visitas cuestiones clave como la exposición a tóxicos o el uso de redes sociales, aspectos que afectan especialmente a los jóvenes. “Muchas veces, en la medicina de adultos se da por hecho que la gente ya sabe cómo cuidarse, pero los adolescentes están en una etapa de transición en la que necesitan orientación”, añade Lanaspa.
Cuando ir al pediatra se convierte en una experiencia positiva
Y entonces, ¿funciona? “La prueba está en que cada vez más niños se despiden diciendo que quieren volver”, dice el doctor Lanaspa con una sonrisa. “Algunos hasta negocian con sus padres para quedarse más rato. Y cuando un niño asocia la consulta con un lugar donde se siente seguro, hemos logrado algo importante”.
Nonoca demuestra que otra forma de hacer pediatría es posible. Un espacio donde el niño se siente escuchado, donde los padres encuentran apoyo y donde la salud no se trata solo con medicinas, sino también con confianza y cercanía. Porque, al final, si los niños aprenden desde pequeños que ir al médico no es algo que haya que temer, estarán sentando las bases para cuidar de su salud toda la vida.
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