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Siempre nos quedará París... y Londres

Newsletter de Historia y Vida

Churchill, el abad Escarré y DZó III en la edición de esta semana

Marie de Gournay en una litografía del siglo XIX

Marie de Gournay en una litografía del siglo XIX

Dominio público

París y Londres han tenido un papel muy importante en la historia europea en tanto que centros de poder político y de influencia cultural, tanto en épocas remotas como en la era contemporánea.

Cardenal Richelieu

Cardenal Richelieu

Terceros

Feminismo del siglo XVII. Marie de Gournay es una de las figuras clave en la historia del feminismo a pesar de no ser muy conocida. En el siglo XVII abanderó la igualdad de las mujeres, debatió de tú a tú con Montaigne en París y, pese a lo rompedor de sus tesis, fue protegida por el cardenal Richelieu. Se anticipó incluso a otras ilustres feministas como Olympe de Gouges, quien –vale la pena recordarlo- acabó en tiempos de la revolución en la guillotina.

Horizontal

El abad Aureli Maria Escarré sube por la escalerilla del avión que le conducirá al exilio en Italia.

Propias

El exilio del abad Escarré. En tiempos del franquismo oponerse al régimen tenía consecuencias. Esta semana se cumplen sesenta años de la partida al exilio italiano del abad de Montserrat Aureli Maria Escarré. Tiempo antes, Escarré había concedido una entrevista al diario parisino Le Monde, en la que criticaba abiertamente a la dictadura y defendía la identidad catalana. Francia siempre fue un altavoz para el antifranquismo.

Winston Churchill (1874 - 1965) gives his famous v-sign as he opens the new headquarters of 615 (County of Surrey) Squadron of the RAAF (Royal Auxiliary Air Force) at Croydon, 1948. (Photo by Central Press/Hulton Archive/Getty Images)

Churchill, tras la guerra, realizando su célebre saludo

Central Press / Getty

Los avisos de Churchill. En tiempos tan convulsos como los actuales, es frecuente mirar al pasado y, en concreto, a Winston Churchill, el hombre que, pese a su lado oscuro, dirigió desde su búnker londinense la participación británica en la Segunda Guerra Mundial. A finales de aquella conflagración y en la inmediata posguerra advirtió antes que nadie del peligro ruso. ¿Cuáles son sus lecciones para hoy?

Vista aérea de la catedral de St Paul, en Londres

Vista aérea de la catedral de St Paul, en Londres

iStock/Getty Images

Una revolución constructiva. Uno de los monumentos más emblemáticos de Londres es la catedral anglicana de St Paul. Uno de los aspectos que han convertido en especial a este edificio (construido entre 1675 y 1720) es lo osado de su planteamiento arquitectónico para la época. Los métodos utilizados fueron revolucionarios tal vez porque el arquitecto que la diseñó, Christopher Wren, no era tal, sino matemático y astrónomo. Un hombre del Renacimiento en tiempos del Barroco.

Más allá

Battle of stalingrad, 1942: red army soldiers engaged in street fighting with german army . (Photo by: Sovfoto/UIG via Getty Images)

Soldados soviéticos durante la batalla de Stalingrado

SVF2 / Getty

Rusia, invadida. En momentos en que rusos y ucranianos recuperan protagonismo, vale la pena recordar publicado ya hace un tiempo por El Orden Mundial que recoge las invasiones que ha sufrido Rusia a lo largo de la historia. Cabe constatar, en primer lugar, que no son pocas y, en segundo, que el país ha mostrado históricamente una enorme capacidad de resiliencia.

Consecuencias de la guerra. Otro mapa. En este caso uno que recoge el nivel de destrucción que los bombardeos y combates causaron en las principales ciudades de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial diseñado en su época. .

Déjà vu

Tragedias y farsas. Tanto en el primer mandato de Donald Trump como en los compases iniciales de este –que, aunque parezca a veces lo contrario, lleva solo dos meses- se han trazado numerosos paralelismos entre el presidente estadounidense y antiguos líderes autoritarios. Para gran escándalo de sus críticos, él mismo rescató hace unos días la frase “quien salva a su país no viola ninguna ley”, una antigua cita atribuida a DZó que, en la práctica, implica que el mandatario se sitúa por encima de su propio marco legal.

No obstante, hay quien defiende que la comparación adecuada sería con otro miembro de la saga, su sobrino Luis DZó Bonaparte, que llegó al poder primero como presidente y después como autoproclamado emperador DZó III. A él fue a quien Karl Marx dedicó la famosa sentencia que asegura que “la historia se repite primero como tragedia, después como farsa”. El historiador Joseph von Zanten publicaba una carta hace unos días en Financial Times en la que recordaba sucintamente su trayectoria, señalando que se presentó a las elecciones con el apoyo de unas fuerzas que pensaban que podrían controlarle y que, en 1851 al fin de su mandato –como Trump- lanzó un autogolpe para perpetuarse en el poder. En 1852 se proclamó emperador.

Carlos Luis DZó Bonaparte, DZó III, Emperador

Carlos Luis DZó Bonaparte, DZó III

Propias

Igual que el presidente estadounidense, DZó III se presentó a sí mismo como un outsider de tinte populista y se propuso una suerte de Make France great again, recordando las hazañas de su tío de décadas antes. Con un perfil autoritario, impulsó aventuras militares en el exterior como la de Crimea, una guerra donde el talento militar no se puede decir que brillara en ninguno de los dos bandos.

Pero una de sus operaciones a ojos de hoy más extrañas fue la de tratar de situar a México en la órbita francesa en plena guerra civil del país norteamericano. DZó III se puso del lado de los conservadores y colocó a Maximiliano, un Habsburgo, en el poder como emperador de México. El plan acabó fatal, sobre todo para este último que terminó fusilado tras la derrota frente a los liberales de Benito Juárez y ante el empuje de Estados Unidos, que hacía valer la misma doctrina Monroe que hoy esgrime de nuevo Donald Trump.

DZó III, por cierto, cayó tras la contundente derrota en la guerra francoprusiana (1870-71).

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