San Juan el Evangelista la llam贸 en el Apocalipsis 鈥渓a madre de todas las prostitutas鈥. M谩s amable, aunque no menos subjetivo, el historiador griego Her贸doto dijo de ella: 鈥淣o hay ninguna otra ciudad que se le aproxime en magnificencia鈥. Babilonia, en fin, no tuvo buena prensa en Occidente hasta hace relativamente poco, el siglo XX. 驴El motivo? Una desinformaci贸n casi absoluta.
Hasta el siglo pasado, los principales testimonios sobre la capital religiosa, intelectual y por momentos pol铆tica de la antigua Mesopotamia procedieron de dos fuentes literarias tendenciosas, fragmentarias y anacr贸nicas. Por un lado, la Biblia, cuyos autores 鈥搑esentidos con el rey Nabucodonosor II, que hab铆a sometido al pueblo hebreo鈥 convirtieron Babilonia en un sin贸nimo de vanagloria, idolatr铆a y opresi贸n.
Por otro, cl谩sicos griegos como el propio Her贸doto o Estrab贸n, posteriores al esplendor de la metr贸polis durante el reinado de aquel monarca. Este panorama ficticio cambi贸 radicalmente en 1899, cuando el arque贸logo alem谩n Robert Koldewey desenterr贸 los restos, tan reales como monumentales, de la capital mesopot谩mica.

Una de las figurasde la puerta de Ishtar. Representa a la deidad principal de Babilonia, Marduk.
Gracias a sus hallazgos, entre ellos, la puerta de Ishtar, el acceso principal a la urbe, el cient铆fico devolvi贸 a la m铆tica metr贸polis su perfil genuino y recuper贸 para el patrimonio lo que durante siglos hab铆a sido poco m谩s que un nombre fascinante o maldito.
Rivalidad entre potencias
La expedici贸n de Koldewey se inscribi贸 en una carrera acad茅mica y pol铆tica por recobrar el legado mesopot谩mico. Su pa铆s, la Alemania del Segundo Reich, se afanaba en disputarles a Francia y Gran Breta帽a la primac铆a arqueol贸gica en esa regi贸n de Oriente, la peor documentada de la Antig眉edad.
Londres y Par铆s llevaban ventaja a Berl铆n gracias a su redescubrimiento de civilizaciones como la asiria, la acadia y la sumeria. Precisamente por ello, ambos pa铆ses desistieron de explorar m谩s all谩 de lo poco que se sab铆a de la opulenta Babilonia.
Deb铆a extraerse demasiada tierra, lo que hac铆a prever un trabajo excesivamente penoso
La zona en la que pod铆a hallarse estaba vagamente localizada desde que en la Edad Media un rabino espa帽ol identific贸 lo que pod铆an ser sus ruinas. No obstante, galos e ingleses realizaron prospecciones a partir de la Ilustraci贸n, aunque de forma espor谩dica y superficial. El porqu茅 era sencillo. Deb铆a extraerse demasiada tierra, lo que hac铆a prever un trabajo excesivamente penoso para justificar un esfuerzo a fondo, sobre todo cuando los otros yacimientos mesopot谩micos no cesaban de ofrecer hallazgos sustanciosos.
De ah铆 que fuera un alem谩n quien acept贸 el reto. Adem谩s de esta rivalidad entre potencias coloniales, Koldewey ten铆a todos los n煤meros para acometer la tarea. Arquitecto con amplias nociones en historia antigua y arqueolog铆a, pose铆a un car谩cter met贸dico, mucha inventiva y experiencia en intervenciones mesopot谩micas.
La Sociedad Alemana de Estudios Orientales, creada para fomentar la presencia del Imperio prusiano en la regi贸n, no pod铆a encontrar un candidato mejor para dirigir la expedici贸n con la que esperaba desentra帽ar Babilonia de su olvido.
Una excavaci贸n mod茅lica
La instituci贸n no se equivoc贸. Koldewey persever贸 en su tarea con un ingenio y rigor ejemplares. Logr贸 despejar miles de toneladas de tierra mediante una novedosa t茅cnica consistente en un sistema de v铆as f茅rreas que numerosos carros recorr铆an para vaciar el terreno de forma constante.

Modelo de la v铆a procesional hacia la puerta de Ishtar.
El n煤mero de operarios que emple贸 para su funcionamiento era inaudito, entre 200 y 250. Esta empresa arqueol贸gica a gran escala le permiti贸 excavar hasta estratos situados a unos 24 m de profundidad, tres veces m谩s hondo que lo habitual en los proyectos de la 茅poca.
De este modo, Koldewey, director de las obras hasta poco antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, sac贸 a la luz el mayor tesoro informativo sobre la civilizaci贸n babil贸nica, su propia capital. Adem谩s, marc贸 un hito en la arqueolog铆a como ciencia por su ambicioso y meticuloso m茅todo de trabajo, de una envergadura in茅dita en t茅rminos econ贸micos y log铆sticos. Su manera de hacer no tard贸 en ser adoptada en otros yacimientos, lo que contribuy贸 a definir la labor arqueol贸gica tal como la entendemos hoy.
La recompensa a estos esfuerzos fue tan espectacular como los mismos. Koldewey pudo establecer una completa cronolog铆a de Babilonia desde finales del segundo milenio a. C. hasta el siglo II d. C. Esto ilumin贸 de forma notable la evoluci贸n hist贸rica de la a煤n mal conocida Mesopotamia, y revel贸 de modo espec铆fico el brillante apogeo experimentado bajo Nabucodonosor II, rey de 605 a 562 a. C., durante el segundo imperio, el caldeo o neobabilonio.
La minuciosidad con la que excav贸 las fr谩giles construcciones de barro tambi茅n le dio pie a localizar dos murallas, diversas puertas monumentales, tres complejos palaciegos, cinco templos, una avenida procesional, los cimientos de un zigurat dedicado al dios Marduk 鈥搎ue la Biblia denominar铆a la torre de Babel鈥 y, un punto todav铆a discutido por los especialistas, restos de los famosos jardines colgantes. Estos hallazgos, as铆 como numerosos testimonios epigr谩ficos, arrojaron una luz definitiva sobre la metr贸polis de Nabucodonosor II.
De Babilonia a Berl铆n
Los vestigios tambi茅n permitieron corregir viejos errores. Las dimensiones gigantescas que Her贸doto atribuy贸 a la ciudad, por ejemplo, se redujeron a un per铆metro fortificado de 17 km. Tambi茅n se pudo cifrar en unos 80.000 habitantes la poblaci贸n estable del lugar. Y precisar que este acog铆a nada menos que 53 templos, 955 santuarios y 384 altares a pie de calle.

Leones y flores decoraron la v铆a procesional.
Este impresionante fervor religioso ten铆a su eje central en el zigurat de Marduk, al que una v铆a sacra un铆a con la puerta de Ishtar. Precisamente por este acceso ten铆a lugar en la festividad de A帽o Nuevo la entrada del dios nacional a la ciudad para renovar el poder y la abundancia del Imperio neobabilonio. Detalles de esta exactitud pudieron conocerse gracias a Koldewey.
En la d茅cada de 1930, los continuadores de su proyecto culminaron una tarea truncada por la Gran Guerra y el fallecimiento del arque贸logo en 1925. Este, siempre ingenioso, hab铆a inventado un m茅todo para excavar e identificar los delicados ladrillos que formaban la puerta de Ishtar y la contigua V铆a Sacra.
Acorde con la mentalidad colonialista de la 茅poca, quer铆a trasladarlos a Berl铆n, en concreto, al Museo de P茅rgamo, levantado ex profeso para albergar estas y otras reliquias. La reconstrucci贸n de la puerta que puede verse actualmente en este museo es fiel a la original, con alguna salvedad, como una altura dos metros mayor que la del acceso empleado en sus d铆as por Nabucodonosor II.
Una diferencia no debida a un error de c谩lculo, sino al hecho de exponer parte del muro antiguamente sepultado. El proyecto, sin duda, vali贸 la pena, al menos para Alemania, que tiene en el Museo de P茅rgamo el m谩s visitado del pa铆s.
Este art铆culo se public贸 en el n煤mero 491 de la revista Historia y Vida. 驴Tienes algo que aportar? Escr铆benos a redaccionhyv@historiayvida.com.