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El arte de barricada que proclamaron Trotski y Breton

Cambiando el mundo

El defenestrado l铆der sovi茅tico y el gran art铆fice del surrealismo lanzaron desde M茅xico un manifiesto por una creaci贸n libre frente a las est茅ticas dirigidas por el nazismo, el estalinismo o la burgues铆a

Lev Trotski en su despacho

Lev Trotski en su despacho

Propias

鈥淟a independencia del arte por la revoluci贸n; la revoluci贸n por la liberaci贸n definitiva del arte鈥. As铆 conclu铆a el听Manifiesto por un Arte Revolucionario Independiente听que Lev Trotski y Andr茅 Breton lanzaron el 25 de julio de 1938 tras varios meses de debate en el exilio mexicano del defenestrado l铆der sovi茅tico. El texto, sin embargo, fue firmado por Breton y Diego Rivera, el popular muralista que le hab铆a dado cobijo junto a la tambi茅n pintora Frida Kahlo,听por decisi贸n del propio Trotski.

El manifiesto fue fruto de la voluntad mutua del creador del Ej茅rcito Rojo y del poeta franc茅s de configurar un espacio 煤nico de pensamiento en el que la figura del creador constituyese la nueva pieza clave, el protagonista, de una revoluci贸n que ambos consideraban frustrada en su articulaci贸n por quienes detentaban el poder el la Uni贸n Sovi茅tica y lideraban el ideario socialista internacional.

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La revoluci贸n, para Trotski, Breton 鈥搎ue hab铆a roto su carnet del Partido Comunista franc茅s鈥 y, en ese momento, para Rivera y Kahlo no era lo que propugnaba el estalinismo. De la misma manera que el arte socialista o revolucionario no era el que dirig铆a la Uni贸n Sovi茅tica y cuya direcci贸n, o sometimiento, deb铆an aceptar los artistas que abrazaban el ideario comunista. La ruptura pol铆tica del socialismo ya estaba en ese momento servida, como se hab铆a evidenciado en la defensa de la Rep煤blica Espa帽ola.

As铆 que incluso antes de constituir la Cuarta Internacional y certificar la gran fractura del socialismo revolucionario, Trotski se esforz贸 el construir y difundir un texto te贸rico en el que la libertad de creador y el liderazgo intelectual se alzase como vanguardia revolucionaria frente al pensamiento 煤nico que proclamaban tanto el nazismo como el estalinismo y el mercantilismo de los reg铆menes 诲别尘辞肠谤谩迟颈肠辞s.

Diego Rivera, Lev Trotski y Andr茅 Breton, en M茅xico

Diego Rivera, Lev Trotski y Andr茅 Breton, en M茅xico

La insistencia de Trotski al autor del primer manifiesto del surrealismo de articular ese texto te贸rico que constituyese una tercera v铆a al totalitarismo y el mercantilismo ha quedado evidenciada por el testimonio de quien fuera secretario de Trotski en aquellos a帽os, Jean van Heijenoort, quien hab铆a tenido que hacerse deprisa y corriendo con escritos surrealistas que el l铆der sovi茅tico desconoc铆a por completo.

Breton, por su parte, hab铆a sido excluido del Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura por su enfrentamiento, a bofetadas, con el escritor y diplom谩tico sovi茅tico Ily谩 Ehrenburg, que hab铆a definido a los surrealistas como 鈥減ederastas, onanistas, fetichistas, exhibicionistas y sodomitas鈥. El contexto, por lo tanto, no pod铆a ser m谩s propicio. La paradoja es que las sentencias m谩s libertarias del manifiesto, f谩cilmente atribuibles a Breton, salieron en realidad de la pluma de Trotski,

El ruso, de hecho, ya hab铆a proclamado que el arte no pod铆a ser 鈥渘i un martillo ni un espejo鈥, negando as铆 el postulado del realismo socialista oficial, sino fruto del libre albedr铆o del artista. Una carta que tambi茅n quiso jugar Breton y que Rivera, de buen, grado acept贸, aunque su papel secundario acab贸 pesando y, tras el asesinato de Trotski, el muralista mexicano volvi贸 al redil oficialista.

El manifiesto

鈥淧uede afirmarse sin exageraci贸n que nunca como hoy nuestra civilizaci贸n ha estado amenazada por tantos peligros. Los v谩ndalos, usando sus medios b谩rbaros, es decir, extremadamente precarios, destruyeron la antigua civilizaci贸n en un sector de Europa. En la actualidad, toda la civilizaci贸n mundial, en la unidad de su destino hist贸rico, es la que se tambalea bajo la amenaza de fuerzas reaccionarias armadas con toda la t茅cnica moderna. No aludimos tan s贸lo a la guerra que se avecina. Ya hoy, en tiempos de paz, la situaci贸n de la ciencia y el arte se ha vuelto intolerable.

鈥滶n aquello que de individual conserva en su g茅nesis, en las cualidades subjetivas que pone en acci贸n para revelar un hecho que signifique un enriquecimiento objetivo, un descubrimiento filos贸fico, sociol贸gico, cient铆fico o art铆stico, aparece como un fruto de un azar precioso, es decir, como una manifestaci贸n m谩s o menos espont谩nea de la necesidad. No hay que pasar por alto semejante aporte, ya sea desde el punto de vista del conocimiento general (que tiende a que se ampl铆e la interpretaci贸n del mundo), o bien desde el punto de vista revolucionario (que exige para llegar a la transformaci贸n del mundo tener una idea exacta de las leyes que rigen su movimiento). En particular, no es posible desentenderse de las condiciones mentales en que este enriquecimiento se manifiesta, no es posible cesar la vigilancia para que el respeto de las leyes espec铆ficas que rigen la creaci贸n intelectual sea garantizado.

La civilizaci贸n mundial se tambalea hoy bajo la amenaza de fuerzas reaccionarias armadas

鈥漀o obstante, el mundo actual nos ha obligado a constatar la violaci贸n cada vez m谩s generalizada de estas leyes, violaci贸n a la que corresponde, necesariamente, un envilecimiento cada vez m谩s notorio, no s贸lo de la obra de arte, sino tambi茅n de la personalidad art铆stica. El fascismo hitleriano, despu茅s de haber eliminado en Alemania a todos los artistas en quienes se expresaba en alguna medida el amor de la libertad, aunque 茅sta fuese s贸lo una libertad formal, oblig贸 a cuantos a煤n pod铆an sostener la pluma o el pincel a convertirse en lacayos del r茅gimen y a celebrarlo seg煤n 贸rdenes y dentro de los l铆mites exteriores del peor convencionalismo. Dejando de lado la publicidad, lo mismo ha ocurrido en la URSS durante el periodo de furiosa reacci贸n que hoy llega a su apogeo.

鈥漀i que decir tiene que no nos solidarizamos ni un instante, cualquiera que sea su 茅xito actual, con la consigna 鈥楴i fascismo ni comunismo鈥 consigna que corresponde a la naturaleza del filisteo conservador y asustado que se aferra a los vestigios del pasado听诲别尘辞肠谤谩迟颈肠辞. El verdadero arte, es decir, aquel que no se satisface con las variaciones sobre modelos establecidos, sino que se esfuerza por expresar las necesidades 铆ntimas del hombre y de la humanidad actuales, no puede dejar de ser revolucionario, es decir, no puede sino aspirar a una reconstrucci贸n completa y radical de la sociedad, aunque s贸lo sea para liberar la creaci贸n intelectual de las cadenas que la atan y permitir a la humanidad entera elevarse a las alturas que s贸lo genios solitarios hab铆an alcanzado en el pasado. Al mismo tiempo, reconocemos que 煤nicamente una revoluci贸n social puede abrir el camino a una nueva cultura. Pues si rechazamos toda solidaridad con la casta actualmente dirigente en la URSS es, precisamente, porque a nuestro juicio no representa el comunismo, sino su m谩s p茅rfido y peligroso enemigo.

El arte no puede dejar de ser revolucionario ni aspirar a una reconstrucci贸n radical de la sociedad

鈥滲ajo la influencia del r茅gimen totalitario de la URSS, y a trav茅s de los organismos llamados organismos 鈥榗ulturales鈥 que dominan en otros pa铆ses, se ha difundido en el mundo entero un profundo crep煤sculo hostil a la eclosi贸n de cualquier especie de valor espiritual. Crep煤sculo de fango y sangre en el que, disfrazados de artistas e intelectuales, participan hombres que hicieron del servilismo su m贸vil, del abandono de sus principios un juego perverso, del falso testimonio venal un h谩bito y de la apolog铆a del crimen un placer. El arte oficial de la 茅poca estalinista refleja, con crudeza sin ejemplo en la historia, sus esfuerzos irrisorios por disimular y enmascarar su verdadera funci贸n mercenaria.

鈥滾a sorda reprobaci贸n que suscita en el mundo art铆stico esta negaci贸n desvergonzada de los principios a que el arte ha obedecido siempre y que incluso los estados fundamentados en la esclavitud no se atrevieron a negar de modo tan absoluto, debe dar lugar a una condenaci贸n implacable. La oposici贸n art铆stica constituye hoy una de las fuerzas que pueden contribuir de manera 煤til al desprestigio y a la ruina de los reg铆menes bajo los cuales se hunde, al mismo tiempo que el derecho de la clase explotada a aspirar a un mundo mejor, todo sentimiento de grandeza e incluso de dignidad humana.

La oposici贸n art铆stica constituye hoy una de las fuerzas que pueden contribuir a la ruina de los reg铆menes bajo los cuales se hunde

鈥滾a revoluci贸n comunista no teme al arte. Sabe que al final de la investigaci贸n a que puede ser sometida la formaci贸n de la vocaci贸n art铆stica en la sociedad capitalista que se derrumba, la determinaci贸n de tal vocaci贸n s贸lo puede aparecer como resultado de una connivencia entre el hombre y cierto n煤mero de formas sociales que le son adversas. Esta coyuntura, en el grado de conciencia que de ella pueda adquirir, hace del artista su aliado predispuesto. El mecanismo de sublimaci贸n que act煤a en tal caso, y que el psicoan谩lisis ha puesto de manifiesto, tiene como objeto restablecer el equilibrio roto entre el yo coherente y sus elementos reprimidos. Este restablecimiento se efect煤a en provecho del ideal de s铆, que alza contra la realidad, insoportable, las potencias del mundo interior, del s铆, comunes a todos los hombres y permanentemente en proceso de expansi贸n en el devenir. La necesidad de expansi贸n del esp铆ritu no tiene m谩s que seguir su curso natural para ser llevada a fundirse y fortalecer en esta necesidad primordial: la exigencia de emancipaci贸n del hombre.

鈥滶n consecuencia, el arte no puede someterse sin decaer a ninguna directiva externa y llenar d贸cilmente los marcos que algunos creen poder imponerle con fines pragm谩ticos extremadamente cortos. Vale m谩s confiar en el don de prefiguraci贸n que constituye el patrimonio de todo artista aut茅ntico, que implica un comienzo de superaci贸n (virtual) de las m谩s graves contradicciones de su 茅poca y orienta el pensamiento de sus contempor谩neos hacia la urgencia de la instauraci贸n de un orden nuevo.

Importa esencialmente que la imaginaci贸n escape a toda coacci贸n, que no permita que se le impongan sendas

鈥滾a idea que del escritor ten铆a el joven Marx exige en nuestros d铆as ser reafirmada vigorosamente. Est谩 claro que esta idea debe ser extendida, en el plano art铆stico y cient铆fico, a las diversas categor铆as de artistas e investigadores. 鈥楨l escritor 鈥揹ec铆a Marx鈥 debe naturalmente ganar dinero para poder vivir y escribir, pero en ning煤n caso debe vivir para ganar dinero... El escritor no considera en manera alguna sus trabajos como un medio. Son fines en s铆; son tan escasamente medios en s铆 para 茅l y para los dem谩s, que en caso necesario sacrifica su propia existencia a la existencia de aqu茅llos... La primera condici贸n de la libertad de la prensa estriba en que no es un oficio鈥. Nunca ser谩 m谩s oportuno blandir esta declaraci贸n contra quienes pretenden someter la actividad intelectual a fines exteriores a ella misma y, despreciando todas las determinaciones hist贸ricas que le son propias, regir, en funci贸n de presuntas razones de estado, los temas del arte.

鈥滾a libre elecci贸n de esos temas y la ausencia absoluta de restricci贸n en lo que respecta a su campo de exploraci贸n, constituyen para el artista un bien que tiene derecho a reivindicar como inalienable. En materia de creaci贸n art铆stica, importa esencialmente que la imaginaci贸n escape a toda coacci贸n, que no permita con ning煤n pretexto que se le impongan sendas. A quienes nos inciten a consentir, ya sea para hoy, ya sea para ma帽ana, que el arte se someta a una disciplina que consideramos incompatible radicalmente con sus medios, les oponemos una negativa sin apelaci贸n y nuestra voluntad deliberada de mantener la f贸rmula: toda libertad en el arte.

Entre la autodefensa revolucionaria y la pretensi贸n de dirigir la creaci贸n intelectual media un abismo

鈥漅econocemos, naturalmente, al estado revolucionario el derecho de defenderse de la reacci贸n burguesa, incluso cuando se cubre con el manto de la ciencia o del arte. Pero entre esas medidas impuestas y transitorias de autodefensa revolucionaria y la pretensi贸n de ejercer una direcci贸n sobre la creaci贸n intelectual de la sociedad media un abismo. Si para desarrollar las fuerzas productivas materiales, la revoluci贸n tiene que erigir un r茅gimen socialista de plan centralizado, en lo que respecta a la creaci贸n intelectual, debe desde el mismo comienzo establecer y garantizar un r茅gimen anarquista de libertad individual. 隆Ninguna autoridad, ninguna coacci贸n, ni el menor rastro de mando! Las diversas asociaciones de hombres de ciencia y los grupos colectivos de artistas se dedicar谩n a resolver tareas que nunca habr谩n sido tan grandiosas, pueden surgir y desplegar un trabajo fecundo fundamentado 煤nicamente en una libre amistad creadora, sin la menor coacci贸n exterior.

鈥滵e cuanto se ha dicho, se deduce claramente que, al defender la libertad de la creaci贸n, no pretendemos en manera alguna justificar la indiferencia pol铆tica y que est谩 lejos de nuestro 谩nimo querer resucitar un pretendido arte听puro听que ordinariamente est谩 al servicio de los m谩s impuros fines de la reacci贸n. No; tenemos una idea muy elevada de la funci贸n del arte para rehusarle una influencia sobre el destino de la sociedad. Consideramos que la suprema tarea del arte en nuestra 茅poca es participar consciente y activamente en la preparaci贸n de la revoluci贸n. Sin embargo, el artista s贸lo puede servir a la lucha emancipadora cuando est谩 penetrado de su contenido social e individual, cuando ha asimilado el sentido y el drama en sus nervios, cuando busca encarnar art铆sticamente su mundo interior.

La suprema tarea del arte en nuestra 茅poca es participar consciente y activamente en la revoluci贸n

鈥滶n el periodo actual, caracterizado por la agon铆a del capitalismo, tanto 诲别尘辞肠谤谩迟颈肠辞 como fascista, el artista, aunque no tenga necesidad de dar a su disidencia social una forma manifiesta, se ve amenazado con la privaci贸n del derecho de vivirla y continuar su obra a causa del acceso imposible de 茅sta a los medios de difusi贸n. Es natural, entonces, que se vuelva hacia las organizaciones estalinistas, que le ofrecen la posibilidad de escapar a su aislamiento. Pero su renuncia a cuanto puede constituir su propio mensaje y las complacencias terriblemente degradantes que esas organizaciones exigen de 茅l, a cambio de ciertas ventajas materiales, le proh铆ben permanecer en ellas, por poco que la desmoralizaci贸n se manifieste impotente para destruir su car谩cter.

鈥滶s necesario, a partir de este instante, que comprenda que su lugar est谩 en otra parte, no entre quienes traicionan la causa de la revoluci贸n al mismo tiempo, necesariamente, que la causa del hombre, sino entre quienes demuestran su fidelidad inquebrantable a los principios de esa revoluci贸n, entre quienes, por ese hecho, siguen siendo los 煤nicos capaces de ayudarla a consumarse y garantizar por ella la libre expresi贸n de todas las formas del genio humano.

La finalidad de este manifiesto es servir la revoluci贸n y defender la libertad del arte contra sus usurpadores

鈥滾a finalidad de este manifiesto es hallar un terreno en el que reunir谩 los mantenedores revolucionarios del arte, para servir la revoluci贸n con los m茅todos del arte y defender la libertad del arte contra los usurpadores de la revoluci贸n. Estamos profundamente convencidos que el encuentro en ese terreno es posible para los representantes de tendencias est茅ticas, filos贸ficas y pol铆ticas, aun un tanto divergentes. Los marxistas pueden marchar ah铆 de la mano con los anarquistas, a condici贸n de que unos y otros rompan implacablemente con el esp铆ritu polic铆aco reaccionario, est茅 representado por I贸sif Stalin o por su vasallo Garc铆a Oliver.

鈥滿iles y miles de artistas y pensadores aislados, cuyas voces son ahogadas por el odioso tumulto de los falsificadores regimentados, est谩n actualmente dispersos por el mundo. Numerosas revistas locales intentan agrupar en torno suyo a fuerzas j贸venes, que buscan nuevos caminos y no subsidios. Toda tendencia progresiva en arte es acusada por el fascismo de degeneraci贸n. Toda creaci贸n libre es declarada fascista por los estalinistas. El arte revolucionario independiente debe unirse para luchar contra las persecuciones reaccionarias y proclamar altamente su derecho a la existencia. Un agrupamiento de estas caracter铆sticas es el fin de la Federaci贸n internacional del Arte Revolucionario Independiente, cuya creaci贸n juzgamos necesaria.

El arte revolucionario independiente debe unirse para luchar contra las persecuciones reaccionarias

鈥漀o tenemos intenci贸n alguna de imponer todas las ideas contenidas en este llamamiento, que consideramos un primer paso en el nuevo camino. A todos los representantes del arte, a todos sus amigos y defensores que no pueden dejar de comprender la necesidad del presente llamamiento, les pedimos que alcen la voz inmediatamente. Dirigimos el mismo llamamiento a todas las publicaciones independientes de izquierda que est茅n dispuestas a tomar parte en la creaci贸n de la federaci贸n internacional y en el examen de las tareas y de los m茅todos de acci贸n. Cuando se haya establecido el primer contacto internacional por la prensa y la correspondencia, procederemos a la organizaci贸n de modestos congresos locales y nacionales. En la etapa siguiente deber谩 reunirse un congreso mundial que consagrar谩 oficialmente la fundaci贸n de la federaci贸n internacional.

鈥滺e aqu铆 lo que queremos: La independencia del arte por la revoluci贸n; la revoluci贸n por la liberaci贸n definitiva del arte.鈥

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