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Lucentum, la ciudad de la luz: un viaje al pasado de Alicante en el MARQ

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Cartagineses, romanos y musulmanes dejaron su huella en el yacimiento alicantino del Tossal de Manises. El MARQ acoge hasta finales de mayo una ambiciosa muestra sobre los secretos de este asentamiento

Lastra visigoda. Tossal de les Basses (siglo VII d. C.). Pieza presente en la muestra “Ciudades de luz. Ákra Leuké, Lucentum, Laqant”. MARQ, Alicante

Lastra visigoda. Tossal de les Basses (siglo VII d. C.). Pieza presente en la muestra “Ciudades de luz. Ákra Leuké, Lucentum, Laqant”. MARQ, Alicante

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Poco más de tres kilómetros separan el centro de la ciudad de Alicante de uno de los yacimientos más importantes de toda la Comunidad Valenciana: el Tossal de Manises. Situado en el barrio de La Albufereta, en la cima de una colina (tossal), y con una extensión de nada menos que cinco hectáreas, las excavaciones arqueológicas realizadas durante décadas han revelado la presencia de diferentes civilizaciones en su entorno desde hace al menos 2.500 años.

El yacimiento y sus vestigios han sido objeto de profundas investigaciones que han transformado el conocimiento de la historia local de la ciudad de Alicante y de toda la región.

Foto aérea del yacimiento de Lucentum, en el barrio de la Albufereta, Alicante

Foto aérea del yacimiento de Lucentum, en el barrio de La Albufereta, Alicante

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Ahora, el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) pone en valor los esfuerzos para comprender cuáles fueron las distintas culturas que poblaron este asentamiento y su importancia en la historia del sureste peninsular. La exposición , la de mayor extensión en la historia del museo alicantino, estará abierta al público hasta el mes de mayo.

De poblado ibero a fortificación cartaginesa

Aunque los orígenes del asentamiento en el Tossal de Manises están poco documentados, diferentes vestigios arqueológicos hallados en el entorno del cerro permiten determinar la presencia de una primera población ibera en torno a finales del siglo V a. C. o comienzos del IV a. C., tal como señala la investigación , coordinada por Manuel H. Olcina Doménech.

Apenas hay datos sobre aquel establecimiento ibero. Muy probablemente, señala el estudio, un humilde enclave “con una extensión limitada, en torno a una hectárea, y que se encuentra muy enmascarado y/o arrasado por el posterior asentamiento romano”.

Pebetero púnico. Necrópolis de La Albufereta (siglos IV-III a. C.)

Pebetero púnico. Necrópolis de La Albufereta (siglos IV-III a. C.)

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Las investigaciones arqueológicas arrojan mucha más luz a partir del último tercio del siglo III a. C. En esa época se documenta la existencia de una fortificación con una muralla que engloba más de dos hectáreas y está rodeada por varias torres defensivas. Es el núcleo de la primera población conocida en el Tossal de Manises, citada por el historiador del siglo I Diodoro de Sicilia: Ákra Leuké.

Esta urbe se enmarca en una época de enfrentamientos constantes entre romanos y cartagineses por el control de la zona, de modo muy especial de Cartagena, ambicionada por unos y otros por la riqueza de sus minas de plata. No en vano, es el avance de las tropas de Roma la causa de la destrucción de Ákra Leuké, muy probablemente en el transcurso de la segunda guerra púnica, que se desarrolla entre 218 y 201 a. C.

La ciudad romana

Pocos datos se tienen de lo que hoy constituye el yacimiento del Tossal de Manises en las siguientes décadas. De hecho, habrá de pasar casi una centuria, hasta finales del siglo II a. C., para que el futuro germen de Alicante recupere su importancia. La construcción de una nueva muralla, rodeada por varias torres, recupera su función eminentemente defensiva. Escasos decenios después se levantan nuevos elementos de defensa que refuerzan su carácter de fortín. Los conflictos bélicos que se desarrollan en esta etapa final de la República romana parecen ser la razón que justifica esta nueva fase de construcciones.

Victimario de hierro romano. Tossal de Manises-Lucentum (siglo I d. C.)

Victimario de hierro romano. Tossal de Manises-Lucentum (siglo I d. C.)

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Ya en la segunda mitad del siglo I a. C., el asentamiento comienza a vivir el que es su momento de mayor esplendor en la Antigüedad. La Lucentum (“ciudad de la luz”) romana cobra vida. En esa época se trazan calles, se construyen termas, el templo, un sistema de alcantarillado y un foro que se convierte en el corazón de la vida pública.

Referencias como las de Plinio el Viejo confirman que Lucentum es ya considerada municipium de derecho propio por las autoridades romanas. Tras un período de esplendor, en tiempos de Augusto, la ciudad entra en una progresiva decadencia y abandono a partir de finales de aquella centuria. Mucho tienen que ver en ello el crecimiento y la preferencia por la cercana Ilici.

Fragmento de pintura moral romana. Tossal de Manises-Lucentum (finales del siglo I d. C.)

Fragmento de pintura moral romana. Tossal de Manises-Lucentum (finales del siglo I d. C.)

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Transcurrirán varios siglos hasta que la zona del yacimiento del Tossal de Manises retome una función definida, si bien esta será distinta de la vivida durante su esplendor romano. Durante la conquista musulmana, parte del territorio que hoy conforma la ciudad de Alicante acoge la población de Laqant, mencionada en el Pacto de Teodomiro, firmado en el año 713. Sobre las ruinas de la Lucentum romana se construye un extenso cementerio islámico, o maqbara, en el que se entierra a los habitantes de Laqant y que, muy probablemente, es coetáneo de la propia población.

No cabe duda de que el conocimiento sobre el devenir histórico de Alicante ha estado repleto de vaivenes, y la conservación y el estudio de los restos encontrados en el yacimiento han sido esenciales para identificar las diferentes civilizaciones que habitaron en el entorno de la actual capital. En este sentido, “Ciudades de luz. Ákra Leuké, Lucentum, Laqant” surge también como un homenaje a todos los empeños por descubrir la verdad que se escondía en los restos encontrados en el Tossal de Manises.

Botella de vidrio romana. Tossal de Manises-Lucentum (siglo I d. C.)

Botella de vidrio romana. Tossal de Manises-Lucentum (siglo I d. C.)

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La recuperación y revalorización del propio espacio ha pasado por muchas vicisitudes desde su conformación como yacimiento en 1932. La especulación inmobiliaria llegó a ponerlo en peligro, y, aunque fue declarado monumento histórico-artístico en 1961, fue necesario que el Estado lo expropiara en 1973 para garantizar su salvación.

Hasta los años noventa del siglo pasado no comenzó su actual fase, que ha implicado una revitalización de la investigación. En concreto, resultó especialmente significativo que en 1998 fuese declarado parque arqueológico de facto (la legislación autonómica no contempla esta figura). En el proceso de musealización del yacimiento resultaron, además, decisivos el compromiso y la participación de profesionales de la arqueología y la restauración, entre otros especialistas. En 2017, el Tossal de Manises pasó a ser propiedad de la Diputación Provincial de Alicante.

La iniciativa del MARQ

Tantas décadas de trabajos para conservar y entender el legado del yacimiento han permitido que hoy podamos visitar una muestra tan ambiciosa como . En los más de 1.200 metros cuadrados del centro expositivo, los visitantes se encuentran con 616 piezas que ofrecen luz sobre la milenaria historia de la ciudad, como un victimario de bronce romano, una figura de terracota púnica, pinturas murales o una jarrita islámica.

Jarrita islámica. Tossal de Manises-maqbara. (siglo IX d. C.)

Jarrita islámica. Tossal de Manises-maqbara. (siglo IX d. C.)

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Y no solo de la ciudad: el MARQ expone también objetos del entorno púnico, como Ibiza, Cádiz, Almería o Málaga, en los que se pueden observar las similitudes históricas con las manifestaciones del propio Levante.

La muestra ha sido posible gracias a la colaboración entre diversas instituciones, con piezas pertenecientes al propio Museo Arqueológico de Alicante, pero también a otros veintisiete museos y tres archivos históricos de todo el país. Todo ello conforma un viaje por la historia que permite profundizar en el nacimiento, desarrollo y colapso de algunas de las civilizaciones más importantes que han poblado la península y en los esfuerzos de especialistas por investigarlas en profundidad y darlas a conocer a toda la sociedad.

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