Dos candidatos antagónicos luchan hoy en ʱú por la presidencia. Por un lado, Ollanta Humala, ex militar, nacionalista y de izquierdas, de 48 años. Por el otro, Keiko Fujimori, hija de un ex presidente convicto, derechista y populista, de 36 años. Dos extremos que han polarizado el país.
Muchos peruanos, sobre todo de clase media y acomodada, decidirán hoy su voto más a la contra que a favor de uno de los candidatos. El mal menor. Para unos, apoyar a Fujimori representa evitar que el bolivarismo del venezolano Hugo Chávez aterrice en ʱú. Para otros, como el escritor Mario Vargas Llosa o el ex presidente conservador Alejandro Toledo, elegir a Humala significa barrar el paso a la reivindicación de la década infame del gobierno autoritario de Alberto Fujimori (1990-2000).
En la primera vuelta, que tuvo lugar el 10 de abril, Humala se impuso a Fujimori con el 31% frente al 23% de los votos. La mayoría de las encuestas de esta misma semana coindiden en un empate técnico, con una ligera ventaja de un punto para Fujimori. No obstante, un sondeo realizado el jueves por la Universidad Católica de ʱú otorga la victoria por casi cuatro puntos a Humala (51,8%) por encima de Fujimori (48,2%). Por lo tanto, el la noche electoral podría ser larga.
Pero lo que en realidad se decide hoy es mucho más profundo, aunque se haya enmascarado bajo una guerra sucia entre las dos candidaturas, que ha minimizado el debate político para llevarlo a la caricaturización entre chavismo y fujimorismo. Lo que está en juego, como de costumbre en las elecciones recientes de muchos países latinoamericanos, es el modelo económico.
Los dos modelos y el mismo debate de siempre. En este caso, seguir como hasta ahora, creciendo al 7% de media de los últimos cinco años, profundizando un neoliberalismo que no ha logrado redistribuir la renta entre los diez millones de pobres miserables - una tercera parte de la población-,pero que ha creado oportunidades laborales en Lima y los principales núcleos urbanos. Un modelo que ha conseguido reducir la pobreza en las ciudades, pero ha hecho que la miseria aumente en zonas selváticas y rurales. Es la propuesta de Fujimori, apoyada por el establishment y los inversores extranjeros.
El otro modelo es apostar por un cambio, a riesgo de ser enmarcado dentreo del modelo socialista bolivariano. Humala abrazó las tesis chavistas en las presidenciales del 2006, pero ahora reitera su compromiso con el modelo económico capitalista y ha pasado de pretender refundarlo a querer sólo reformarlo para garantizar la "inclusión social". Muchos peruanos no le creen, pero el discurso publico de Humala está más próximo al guión socialdemócrata desarrollista de Lula que al de Chávez.
Humala es apoyado por organizaciones sociales y políticas de izquierda, sindicatos y por una mayoría de los movimientos indígenistas, como se podía apreciar el jueves en su mitin final en Lima. Las tres viejas pantallas que secundaban el austero escenario principal, situado frente a la sede de la Confederación General de Trabajadores del ʱú, estaban a años luz de las pantallas electrónicas y la estética moderna del mitin que Fujimori ofrecía a pocas manzanas.
Aunque el público de ambos actos pertenecía mayoritariamente a la misma clase social baja, el del mitin de Humala se notaba más ideologizado y combativo, en busca del cambio de modelo. En el fondo, se trata de la izquierda de siempre, que en ʱú fue denostada y condenada al ostracismo radical durante años por culpa del sanguinario terrorismo maoísta de Sendero Luminoso.
En cambio, la mayoría de los asistentes de clase baja al mitin de Fujimori añoraba el asistencialismo de su padre, que sembraba de regalos a los pobres, mientras mandaba a los escuadrones de la muerte a asesinar a supuestos guerrilleros. Pero para muchos de ellos, sin distinción de clases, ese sí que era el mal menor, pues así se logró acabar con los coches bomba que arrasaron Lima durante los años ochenta y principios de los noventa.
Claro que también hay votantes de Humala a quienes no les importaría importar el chavismo a ʱú. Como Juan Zúniga, librero del mercado de libros usados del Jirón Amazonas, que tiene empapelado su puesto con pancartas y diarios de apoyo al candidato. "Las dos posiciones son buenas, tanto la de Lula como la de Chávez; ambos son nacionalistas y socializantes", dice Zúniga, que carga contra "la derecha que no acepta la voluntad del pueblo". El librero añade que, si gana Humala, "la derecha no lo va a dejar gobernar, lo van a sabotear".
ʱú vota hoy por el 'mal menor' y se juega su modelo económico
Fujimori quiere profundizar el neoliberalismo y Humala busca un cambio
Las encuestas prevén un empate técnico

Imágenes de los candidatos a las elecciones presidenciales peruanas, el nacionalista Ollanta Humala y la congresista Keiko Fujimori
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