Un veterano Boeing 727-200 se estrelló hoy en un pequeño aeropuerto de Sudán del Sur: Malakal, una ciudad de unos 150.000 habitantes a orillas del alto Nilo. El avión, configurado como carguero, únicamente llevaba a siete personas a bordo, entre tripulantes y empleados de la compañía. Todos han salido por su propio pie del aparato, pues se ha salido de la pista y lo que ha hecho más aparatoso el accidente es que ha chocado con otro antiguo reactor, un McDonnell Douglas MD82, cuyo tren de aterrizaje colapsó hace pocas semanas, el pasado nueve de febrero.
Ante la falta de medios en el aeropuerto, el MD82 de la keniata African Express Airways quedó a un lado de la pista y ha sido precisamente en ese punto donde hoy, el Boeing 727 de Pace Air, otra compañía de Kenia, ha acabado saliéndose y chocando con el otro avión.
Aunque ni en este ni en el anterior accidente hubo víctimas, la casualidad de tener un accidente parecido y acabar chocando con el único obstáculo del campo de vuelo, podría considerarse como una noticia singular. Curiosa ya en un continente que ha avanzado a grandes pasos en su sector aeronáutico, aunque aun tiene bastantes goteras en países como es el caso de Sudán del Sur, Somalia, Burundi o la Republica Centroafricana.

El Boeing 727-200 estrellado este domingo en Malakal, un pequeño aeropuerto de Sudán del Sur
Sin embargo, la noticia más importante la genera en Boeing 727 que hoy ha sufrido el accidente, un aparato construido hace 45 años y que fue protagonista de una misión muy especial a 4.500 kilómetros de donde se ha estrellado y ha quedado tan dañado que será imposible recuperarlo.
Kabul, ڲԾá, agosto de 2021
El aeropuerto Hamid Karzai de Kabul empezó a ser uno de los puntos más calientes de ڲԾá en verano de 2021, tras la entrada de los
Talibanes a la capital y en paralelo a la retirada de las tropas estadounidenses tras 20 años de presencia en el país, una invasión en respuesta directa a los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y otros puntos de Estados Unidos.