Kamala Harris enfadó anoche a Donald Trump y esto fue suficiente para ponerlo a la defensiva y doblegar sus argumentos durante su primer y, seguramente, último debate de la campaña.
La vicepresidenta impuso su estilo tranquilo, su experiencia profesional como fiscal, senadora y vicepresidenta, frente a un expresidente enfadado y, a ratos, furibundo, pero no está claro que este contraste de ideas y carácter baste para ganar las elecciones.

Kamala Harris supera la prueba y pone a Donald Trump a la defensiva en un tenso debate cara a cara
Los electores republicanos están firmemente adheridos a la espalda de Trump y nada de lo que pueda decirse y demostrarse sobre sus delitos y pasadas políticas les hará quedarse en casa y, menos aún, votar contra él.
El debate fue duro pero arrancó con un apretón de manos. Harris se acercó a Trump, se presentó y le tendió la mano. Fue la primera vez desde 2016 que dos candidatos a la Casa Blanca se saludaban al inicio de un debate.