En el “Nuevo Oriente Medio”, eufemismo del plan militar de Israel para defender su frontera con Siria tras la caída del régimen de Bashar el Asad, se están viviendo escenas impensables años atrás. En Jader, un poblado habitado por la minoría drusa siria, los lugareños convocaron una reunión de urgencia tras avistar a soldados israelíes patrullando sus calles.
“Si pudiéramos, escogeríamos la mejor opción. Y aunque pedir ser anexionados a Israel se considere malo, es mucho peor el diablo que se nos acerca”, expresó un vecino. Los congregados temen que Hayat Tahrir al Sham (HTS) u otras facciones islamistas radicales capturen sus hogares y a sus mujeres. “Exigimos ser anexionados al Golán para preservar nuestra dignidad”, prosiguió el orador. Y preguntó al público: “¿Cuál es nuestro futuro?”. La respuesta fue unánime: “Israel”.
Los drusos, reprimidos por El Asad, sueñan con volver a comerciar frutas o casarse con sus parientes del otro lado
Tras la fulminante caída del régimen baasista sirio y la desbandada de su ejército, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) tomaron la iniciativa. Por primera vez desde 1973 (guerra del Yom Kipur), botas de los soldados del Tsahal pisaron territorio sirio. Al ver cómo los reclutas de El Asad huían despavoridos ante el avance de los sublevados, soldados de las FDI capturaron ocho poblados sirios. En menos de 48 horas, y sin un solo disparo. En paralelo, la fuerza aérea israelí fulminó casi todas las defensas antiaéreas, almacenes de armas y bases navales del ejército sirio, para evitar que las municiones cayeran en manos hostiles.
Los reclutas hebreos han capturado una franja de unos 15 kilómetros más allá de la línea del armisticio sirio-israelí, fijada en 1974. En lo que el premier Beniamin Netanyahu definió como una ocupación “limitada y temporal”, las FDI pretenden evitar que facciones yihadistas se asienten cerca de su frontera y amenacen a comunidades civiles fronterizas. Durante años, Israel bombardeó por aire a facciones chiíes proiraníes asentadas en suelo sirio, que huyeron tras la caída de El Asad.
Ahora, la futura amenaza para Israel podría venir de grupos suníes extremistas. Además de capturar el lado sirio del monte Hermón –el pico más alto de los altos del Golán–, el Tsahal está reforzando la valla fronteriza con Siria. Se pretende bloquear la penetración de automóviles, como ocurrió durante la matanza de Hamas del 7 de octubre. Israel avisó que permanecerá todo el invierno en los territorios capturados, hasta que en Damasco se consolide una “autoridad reconocida y fiable”. Los soldados hebreos, que las primeras noches durmieron en bases sirias abandonadas, recibieron ropa térmica y conservas para lidiar con las adversidades climatológicas.
El Yediot Aharonot reveló otra imagen icónica. En Kwdana, poblado sirio pegado a la frontera del Golán, el comandante de artillería israelí Omer apareció conversando con líderes de clanes locales. “Les pedí que recolectaran y nos entregaran todo el armamento, capturado de las bases de las tropas de El Asad”, afirmó al rotativo hebreo. El militar aclaró que los lugareños aceptaron la demanda y devolvieron múltiples fusiles. Aclararon que querían los kaláshnikov para autodefenderse, ya que durante el conflicto civil sirio fueron ocupados varias veces por filiales locales de Al Qaeda.
Para las FDI, este nuevo escenario abre nuevas oportunidades de cooperación, tanto militar como comercial. Según soldados del Tsahal, los lugareños sirios les recibieron con alivio. Se comunican en árabe, ya que muchos reclutas drusos israelíes participan en el operativo. “Son momentos históricos que costaba imaginar hace poco”, consideró el reportero Yoav Zeitun.
Los drusos de Siria, reprimidos por El Asad, sueñan con volver a comerciar frutas o casarse con sus parientes de Majdal Shams, lo que no pasa desde el 2011. Tras la captura israelí del Golán (1967), clanes familiares quedaron divididos por la nueva frontera. “Queremos reunirnos con nuestra gente en el Golán”, suplicaron en Jader. Esta vez, sin necesidad de separarse para siempre: cuando una joven drusa cruzaba la frontera desde el lado israelí para casarse con un prometido en Jader, jamás podía dar marcha atrás.
En su intento por apaciguar a Occidente, Abu Mohamed el Yulani, líder de HTS, aclaró que “no tenemos ninguna intención de entrar en un conflicto con Israel”. Pero añadió: “Se acabaron las excusas israelíes para operar en suelo sirio. Tras la salida de los iraníes, no es necesaria la intervención externa en Siria”. Pero desde las FDI, obstinadas en restablecer la “intimidación” regional tras el fracaso del 7 de octubre, aclararon que “la razón fundamental [de operar en Siria] es preservar la seguridad de nuestro país”.