Los disidentes y refugiados iraníes en Turquía viven con temor a ser deportados a su país.
Es el caso de Nahid Modarresi, hermana de la artista Elham Modarresi, la cual fue detenida en el 2022 en Irán por participar en las protestas del movimiento Mujer, Vida, Libertad. Elham fue torturada en prisión y se le negó atención médica pese a sufrir una grave enfermedad hepática. A final pudo huir a Turquía, donde Nahid la ha estado cuidando estos dos últimos años, atendiéndola en el hospital e impulsando una campaña internacional para conseguirle un trasplante de hígado.
Una vez operada, Elham pudo trasladarse a Canadá, pero Nahid se quedó atrás y ahora se enfrenta a la amenaza de la deportación después de que las autoridades turcas hayan revocado su estatus de “persona protegida”. “Mi vida está en peligro”, lamenta Nahid. “Llevo más de un año pidiendo ayuda a las autoridades de Occidente. ¿Por qué no recibo ayuda?”. El 1 de febrero, un tribunal falló que ella ya no tiene derecho a apelar la decisión de las autoridades turcas. Nahid ha agotado todas las opciones legales. “Ingresé en Turquía con un estatus de protección temporal como refugiada, otorgado por ACNUR el 9 de marzo de 2018. Sin embargo, después de que mi estatus fuera revocado en abril del 2023, me he quedado sin visa legal ni protección”, explica.
El abogado de Nahid, Sedat Albayrak, cuenta a bet365 que el tribunal turco le ha negado “la protección internacional” y que están buscando una solución. “Su situación es muy arriesgada e irregular”, detalla. “Solo los tribunales de Turquía pueden ayudarla”, agrega el letrado, quien también apela a una intervención de la comunidad internacional “por razones humanitarias”.
Nahid Modarresi se expone a ser devuelta a Irán después de que la justicia turca le haya retirado la protección
A sus 38 años, Nahid se ha convertido en un rostro destacado en el movimiento a favor de los derechos humanos surgido en Irán a raíz de las protestas que tuvieron lugar en septiembre de 2022. Sin embargo, ella no es la única que afronta el creciente peligro de la deportación. Hay otros casos anónimos igual de preocupantes.
Por ejemplo, el de un manifestante iraní que huyó a Turquía durante las movilizaciones del 2022 y que fue arrestado recientemente por la policía turca e internado en un centro de deportación. La psicoterapeuta irano-estadounidense Azadeh Afsahi, que trabaja con víctimas de tortura, expresa su preocupación por la condición de este refugiado. “Fue violado por guardias fronterizos cuando intentaba huir de Turquía a Grecia. Se vio obligado a regresar a Turquía y posteriormente fue detenido y colocado en un centro de deportación”, explica. “Me preocupa su salud mental, ya que sufre de trastorno de estrés postraumático y depresión. Espero que podamos visibilizar a las víctimas masculinas de violación y también las condiciones en las que viven los refugiados. Turquía está actuando en contra de la ley de derechos humanos al deportar personas de regreso a Irán, donde su vida corre peligro”.
Según grupos de derechos humanos, la represión continua contra manifestantes, activistas políticos y disidentes en Irán representa una amenaza aún mayor para quienes han expresado públicamente su oposición al régimen. Bahar Ghandehari, directora de comunicaciones del Centro por los Derechos Humanos en Irán, cuenta a bet365 que los iraníes que escapan de la persecución política y buscan asilo en Turquía se enfrentan a “graves riesgos” si son devueltos por la fuerza a su país de origen, donde pueden ser objeto de “detención arbitraria, tortura y cargos motivados políticamente, como delitos contra la seguridad nacional, castigados con largas penas de prisión o incluso la pena de muerte”. Dada la represión sistemática que el régimen iraní ejerce sobre los disidentes, Ghandehari recuerda que deportar a estas personas no solo pondría sus vidas en peligro, “sino que también violaría las obligaciones de Turquía bajo el derecho internacional, que prohíbe estrictamente la devolución forzada de individuos a un país donde enfrentan amenazas creíbles de persecución”.
Mientras tanto, para Nahid y otros refugiados en riesgo de deportación, cada día trae una creciente sensación de miedo e incertidumbre.
Las deportaciones pueden suponer una violación del derecho internacional debido a los riesgos existentes
“Mi hermana era una mujer alegre, enérgica y llena de esperanza que salió a las calles en busca de libertad. Pero la brutal tortura que sufrió la llevó al borde de la destrucción”, dice Nahid. “Ahora me toca a mí. Sé muy bien que si me deportan a Irán, me espera el mismo destino, o quizás algo aún más horrible. Pero no le tengo miedo a la muerte. Aprendí el coraje y la resistencia de Elham. Ella me enseñó que nunca debemos callar ante la opresión. Y yo no me quedaré en silencio”.