El escándalo por la filtración de estrategia militar a un periodista por parte de altos mandos de la Administración estadounidense ha tenido hoy una segunda entrega.
La revista The Atlanticíntegro elchat de Signal en el que fue incluido por error el editor jefe de dicho medio, Jeffrey Goldberg. En los nuevos mensajes filtrados, se puede comprobar cómo se proporcionaron detalles clave de los ataques aéreos contra las fuerzas hutíes en Yemen dos horas antes de su inicio,algo que hannegado repetidamente los altos cargos de la Administración de Donald Trump incluidos en el grupo, incluso después de su publicación.
Los mensajes incluyen descripciones del tipo de armamento que iba a utilizar Estados Unidos y datos sobre el momento exacto en que se llevarían a cabo los ataques. En las conversaciones filtradas el secretario de Defensa, Pete Hegseth, describe los planes para la ofensiva y el consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz, informa que la misión ha sido completada con éxito. Este último fue quien metió inadvertidamente al periodista en el grupo de Signal, y hoy ha asumido su “responsabilidad” por crear el grupo, aunque sigue investigando “cómo diablos llegó” Goldberg al grupo.

El consejero de Seguridad Nacional, Waltz, Mike Waltz, ayer en la Casa Blanca.
La Casa Blanca asegura que la publicación de los mensajes demuestra que “no se envió ningún material clasificado. No se revelaron ubicaciones, fuentes o métodos, y ciertamente no se discutieron planes de guerra”, ha dicho Leavitt en una rueda de prensa, en la que ha insistido en atacar al mensajero, sin un atisbo de autocrítica. "Si esta historia demuestra algo, es que los demócratas y sus propagandistas saben cómo fabricar, orquestar y difundir una campaña de desinformación, y podría decirse que no hay nadie en los medios de comunicación que adore fabricar y difundir bulos más que Jeffrey Goldberg”. La secretaria de prensa ha descrito al periodista como “un enemigo de Trump” y “un demócrata registrado”, cuya esposa “trabajó para Hillary Clinton”.
En el nuevo artículo de Goldberg en The Atlantic, el medio que publicó el lunes algunos extractos del chat, explica por qué ha tomado la decisión de publicar ahora su contenido íntegro: “Existe un claro interés público en revelar el tipo de información que los asesores de Trump incluyeron en canales de comunicación no seguros, especialmente porque altos cargos de la Administración están intentando restar importancia a los mensajes que se compartieron”.
“Como norma general, no publicamos información sobre operaciones militares si puede poner en peligro la vida del personal estadounidense”, explica Goldberg. Sin embargo, los comentarios públicos de Hegseth y Trump, así como de la directora de los servicios de Inteligencia, Tulsi Gabbard y el director de la CIA, John Ratcliffe “nos han llevado a creer que la gente debería ver los mensajes para sacar sus propias conclusiones”.
Todos los cargos mencionados dijeron que The Atlantic mentía al asegurar que se comentaron planes de ataque en Yemen; los dos últimos (Gabbard y Ratcliffe) lo dijeron ayer en una comisión de inteligencia en el Senadoy lo han repetido hoy en su segunda sesión. Sin embargo, los nuevos mensajes filtrados no llevan a equívocos: Hegseth compartió dos horas antes del inicio de los bombardeos la cronología de los ataques, lo que ha llevado a los demócratas a exigir en bloque su dimisión.
Jeffrey Goldberg, editor jefe de 'The Atlantic'
“Si esta información hubiera caído en las manos equivocadas, los pilotos podrían haber estado expuestos a un peligro aún mayor del que normalmente enfrentarían"
A las 11:44 horas del sábado 15 de marzo, el jefe del Pentágono envió un mensaje con una “ACTUALIZACIÓN” de los planes, con la hora de despegue de los aviones de combate y el tiempo exacto en el que dos horas después se lanzarían los proyectiles desde el aire: “12:15: LANZAMIENTO DE LOS F-18 (primer paquete de ataque)”; “13:45: COMIENZA LA PRIMERA VENTANA DE ATAQUE DE LOS F-18 BASADA EN EL DISPARO”; “14:10: Más F-18 EN MARCHA (segundo paquete de ataque)”; “14:15: Drones de ataque sobre el objetivo (ESTE ES EL MOMENTO EN EL QUE CAERÁN LAS PRIMERAS BOMBAS, a la espera de los objetivos anteriores basados en activadores)”; “15:36 Comienza el segundo ataque de los F-18; también se lanzan los primeros Tomahawks desde el mar”.

Captura del periodista Jeffrey Goldberg del mensaje del secretario de Defensa, Pete Hegseth, con la cronología de los ataques.
En con el contenido de esta conversación, publicado el lunes, el periodista Goldberg afirmó que sintió “escalofríos” al conocer que el plan se estaba produciendo según lo planeado. A las 13:48 horas, Waltz confirmó que se había destruido el edificio en el que se encontraban varios de los objetivos: “Edificio derrumbado. Tenía múltiples identificaciones positivas. Pete, Kurilla, IC, trabajo increíble”. El consejero de Seguridad Nacional se refería aquí a Hegseth; al general Michael E. Kurilla, comandante del Mando Central; y a la comunidad de inteligencia (cuyas siglas en inglés son IC).
El vicepresidente, J.D. Vance, respondió confundido: “¿Qué?”, y Waltz matizó: “Escribo demasiado rápido. El primer objetivo, su principal experto en misiles, lo identificamos con seguridad entrando en el edificio de su novia y ahora está derrumbado”. Ahí empezaron mensajes de celebración por parte de varios de los miembros del grupo: “Excelente”, dijo Vance; “Un buen comienzo”, se congratuló Ratcliffe; “Gran trabajo de todos. Más ataques en curso durante horas esta noche, y proporcionaremos el informe inicial completo mañana. Pero a tiempo, en el objetivo y buenas lecturas hasta ahora”, informó Hegseth.
Goldberg recuerda en su artículo que “si esta información, en particular las horas exactas en que los aviones estadounidenses despegaban hacia Yemen, hubiera caído en las manos equivocadas en ese periodo crucial de dos horas, los pilotos estadounidenses y otro personal estadounidense podrían haber estado expuestos a un peligro aún mayor del que normalmente enfrentarían. La administración Trump argumenta que la información militar contenida en estos textos no estaba clasificada, como normalmente lo estaría, aunque el presidente no ha explicado cómo llegó a esta conclusión”.
Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca
“Los mensajes demuestran que los demócratas y sus propagandistas saben orquestar una campaña de desinformación”
Todos los funcionarios del gobierno reciben al asumir el cargo los protocolos de manejo de información confidencial. En ellos, se prohíbe específicamente comentar detalles de la estrategia militar por canales no autorizados por el gobierno, entre los que se incluyen aplicaciones comerciales de mensajería, como Signal. Sin embargo, cuando el medio consultó a la Casa Blanca si podía hacerlos públicos, la secretaria de prensa, Leavitt, respondió que ninguno de los mensajes contenía información clasificada, aunque recomendó no publicarlos. The Atlantic ha decidido hacerlo de todos modos alegando el “interés público” de su contenido, resguardando tan solo un nombre: el de un operativo en activo de la CIA.
Signal, una aplicación de mensajería encriptada, es un canal de comunicación habitual en Washington entre periodistas y funcionarios, pues las conversaciones están cifradas de extremo a extremo, lo que aporta mayor prevención frente a filtraciones. Pero el hecho de que sea propiedad de una empresa privada, así como operada a través de teléfonos móviles, hace que sus conversaciones sean vulnerables a un hackeo. En esta ocasión, no hizo falta un ciberataque: fue un error humano el que permitió que el periodista conociera los secretos de EE.UU.
La brecha de seguridad se agranda
'Der Spiegel' demuestra que datos privados de los implicados en el escándalo están disponibles en internet
La magnitud del fallo de seguridad todavía se ha hecho más evidente después de que ayer la revista alemana Der Spiegel publicara un artículo en el que detalla cómo sus periodistas han podido encontrar números de teléfono móvil, direcciones de correo electrónico e incluso algunas contraseñas de los altos funcionarios implicados en el escándalo. Los reporteros utilizaronmotores de búsqueda comerciales junto con datos de clientes pirateados disponibles en internet.
ú Der Spiegel, la mayoría de estos números y direcciones de correo electrónico aún son utilizados por las personas involucradas y están vinculados a perfiles en Instagram y Linkedin. Los datos se usaron para crear cuentas del servicio de almacenamiento en la nube Dropbox y perfiles en aplicaciones que registran datos de desplazamiento. Además, los números de Gabbard y Waltz estarían vinculados a cuentas en WhatsApp y Signal. Toda esta información permitiríapiratear fácilmente las comunicaciones de las personas afectadas.