Desde que rompió la tregua en Gaza el 18 de marzo, Israel ha acelerado la ocupación de tierra de la franja, principalmente mediante la expansión de su “zona de seguridad” en todo el contorno de la frontera con el enclave palestino. Un área que, según la oenegé Breaking the Silence, Israel ha convertido en una “zona de muerte”.
La conclusión se desprende de los testimonios que doce soldados han dado de forma anónima a esta organización israelí, integrada por veteranos del ejército que buscan exponer los abusos de la ocupación militar en los territorios palestinos ocupados. Titulado El Perímetro , el nombre coloquial que los efectivos le han adjudicado a la zona tampón entre Israel y Gaza, el informe presentado ayer revela que con “una destrucción generalizada y deliberada, los militares sentaron las bases para el futuro control israelí del área” y que “la orden básica [para los soldados] es evitar que los palestinos entren allí disparándoles, a veces para ahuyentarlos, pero mayormente para matarlos”.
“De esta forma, el ejército ha creado una zona de muerte de enormes proporciones –sostiene Breaking the Silence–. Los lugares en los que la gente vivía, cultivaba y establecía industrias se han transformado en un vasto baldío, una franja de tierra erradicada en su totalidad”.
Con ese objetivo, el ejército de Israel ha ordenado la demolición “de forma deliberada, metódica y sistemática” de las infraestructuras dentro de la zona perimetral, que antes de la invasión era de unos 300 metros hacia el interior de la tierra gazatí, pero desde octubre del 2023 se ha ampliado a entre 800 y 1.500 metros, dependiendo del tramo.
Un periodista muerto y otros nueve heridos en el ataque a una carpa de reporteros junto a un hospital
Esta expansión ha implicado, detalla el informe, la aniquilación de más de 3.500 edificios (desde barrios residenciales enteros hasta edificios públicos, escuelas, mezquitas o cementerios), así como el 35% de las tierras agrícolas de Gaza y buena parte de sus zonas industriales. “La distinción [entre infraestructura civil y militar] no interesaba, a nadie le importaba. Decidimos establecer una línea fronteriza, más allá de la cual todos son sospechosos, pero no me queda claro hasta qué punto los palestinos la conocen”, aseguró un capitán en la reserva del Cuerpo de Blindados.
Otro de sus colegas describió que en la frontera “no hay reglas de combate claras” y “no existe un sistema de rendición de cuentas”. Mientras uno de los entrevistados, un sargento destinado en el norte de Gaza, afirmó que la orden es “disparar a matar a hombres, y disparar para ahuyentar a mujeres y niños”, otro sentenció que “no hay población civil, todos son terroristas”.
El revelador documento arroja luz sobre cómo estas crecientes áreas colchón se han convertido en pieza clave de la estrategia israelí para ampliar su dominio sobre Gaza. Estas zonas, sumadas al corredor Netzarim –que separa el norte del enclave del sur– constituyen al menos la mitad del territorio de la franja, dijo a la agencia Ap Yaakov Garb, profesor de la Universidad Ben-Gurión, que durante décadas ha examinado los patrones del uso de la tierra en el conflicto israelí-palestino.
El control de Israel sobre Gaza llega hasta un 65%, según la ONU, si se incluyen las órdenes de desplazamiento forzado que el ejército israelí sigue multiplicando. Una de las últimas, emitida ayer, afectó a cinco barrios de Deir el Balah, desde donde Israel asegura que Hamas disparó diez cohetes el domingo, en su mayor lanzamiento hacia suelo israelí en varios meses.
Un sargento dice quela orden es “disparara matar a hombres y disparar para ahuyentar a mujeres y niños”
Así, los más de dos millones de habitantes de Gaza van siendo arrinconados en porciones cada vez más pequeñas de tierra, expuestos a la hambruna inducida (por el bloqueo israelí de la ayuda humanitaria) y sin un lugar seguro. La enésima muestra fue el bombardeo que en la madrugada de ayer impactó las carpas de la prensa local instaladas junto al hospital Nasser de Jan Yunis, en el sur, causando dos muertos y ocho heridos.
Hilmi al Faqawi, periodista del canal Palestine Today TV, murió calcinado como consecuencia del ataque israelí, que también asesinó a Yousef al Jazindar, quien trabajaba como asistente. Otros nueve periodistas resultaron heridos, entre ellos Hassan Aslih, apuntado por Israel como el objetivo de su ataque tras acusarle, sin pruebas, de ser miembro de Hamas; alegaciones tildadas de “falsas” por la oficina de prensa del gobierno de Gaza. Ya son 210 los trabajadores de medios muertos por Israel en Gaza desde octubre de 2023, según el Sindicato de Periodistas Palestinos, que condenó lo que calificó de “masacre atroz”.