Ya nada es urgente
Contemplan a Pedro Piqueras 51 años de periodismo, que inició en su natal Albacete con crónicas enviadas al diario Pueblo, y siguió en los micrófonos de RNE, y luego en sus Telediarios de TVE y –los últimos 30 años– en sus informativos en Telecinco. Ahora vivirá del modo que resume así: Cuando ya nada es urgente, que es como titula su libro de recuerdos y reflexiones (Harper Collins), subtitulado Llegar, estar y saber irse. Piqueras sonríe mucho y ríe como nunca, con ganas de compartir lo que piensa como no se había permitido a sí mismo hasta ahora, que estaba contenido por su propósito de imparcialidad, neutralidad, objetividad. La gente, agradecida, le está enviando hoy oleadas de cálido cariño a este hombre que se ha bajado de la pantalla, y es feliz sin ella.
Lluvia, viento, frío, nieve...
Tampoco lo dije tantas veces.
¡dzíپ!
Por la calle, desde la otra acera, un tipo abocinaba las manos y me gritaba: “¡dzíپ!”. Qué injusto.
¿Por qué lo sentía como injusto?
Hombre, reducir cincuenta años de periodismo riguroso a eso... ¡es injusto!
La gente le estima, no se preocupe.
Será que tengo pinta de honrado.
Hasta 12 millones de telespectadores veían cada día su Telediario en 1989.
“Tienes cinco minutos para decidirte”, me retó Pilar Miró al brindármelo, en 1988. Y asumí esa alta responsabilidad.
Yo le entrevisté poco después, en 1991: presentaba el Telediario de las 21 h.
¿Y qué le dije?
“¡Debería pensar más en mí mismo!”: buscaba tiempo para su guitarra.
¡Anda, pues he aguantado 34 años más! Ya hacía tiempo que pensaba en tener todo mi tiempo para mí... Y me he jubilado.
¿Le ha costado?
Nunca olvido la frase que de niño me dijo mi padre al pasar por un cementerio: “Este sitio está lleno de imprescindibles”.
¿Era muy esclavo dar la cara cada día?
Compartimos usted y yo una larga sobremesa hace unos meses, y aquí estamos conversando... ¡Hace un año no podía! Ahora me siento liberado y aliviado.
¿Su mujer no lamenta tenerle en casa?
Ja, ja, ¡no! Ahora compartimos muchas más cosas, visitas, amigos, viajes... El otro día paseamos con amigos por Albarracín y mi mujer me dijo algo... que me impactó.
¿Qué le dijo?
“Pedro... ¡nunca te había visto reírte como acabas de hacerlo!”. Me río como nunca.
Oh, sí es una observación potente, sí.
Ya no tengo que maquillarme ni encorbatarme ni estar pendiente de todo ni debo aguantar las quejas, las presiones...
¿Qué informativo ha sido el más perfecto de los miles que ha hecho?
No, no existe ese supuesto informativo perfecto: siempre falla algo, ¡siempre!
¿Y cuál fue el informativo más tenso?
La huelga general del 14-D de 1988: Pilar Miró decidió emitir el Telediario... ¡Toda España me miraba! El gobierno, los sindicatos... ¡Miedo escénico, palpitaciones!
¿Y su momento más triste?
El maltrato a Pilar Miró, acusada en falso de comprar unos trapos, atacada por políticos, periodistas... Eso la mató.
¿Tanto como eso?
Sí: en gran medida eso mató a Pilar Miró.
Antes de TVE, estuvo usted en RNE...
Dieciséis años de radio, mi pasión. De niño, mi padre escuchaba a Carrillo a escondidas en un transistor. Decenios después, pude contárselo a Carrillo...
¿Vivieron la guerra, sus padres?
Mi madre en Barcelona, de niña, donde su padre fue Guardia Civil republicano. Padeció los bombardeos del 38 y entretanto aprendió catalán y me lo transmitió.
¿Habla usted catalán, Pedro?
En Albacete, sobre todo cuando empecé a escuchar a Serrat y cantar sus canciones.
¿Iba usted para cantante?
Era mi sueño, y allí fui colega de Ismael, el de La Banda del Mirlitón.
“Que te saluda con esta canción...”.
Durante estos 50 años a veces me he arrepentido de no haber seguido cantando...
¿Y qué ha sido lo mejor de estos años?
Cada vez que informaba desde lugares de la noticia, el volcán de la Palma, terremotos, conflictos... Y en esos sitios coincidía con mi competidor, Franganillo, de TVE...
Y ahora es su sucesor en Telecinco.
Yo mismo lo propuse. Y su contrato con Telecinco se fraguó discretamente ¡en mi casa! Somos amigos, también con Vicente Vallés. Tenemos buena amistad los tres.
¿Rivales y amigos? ¿De verdad?
Rivalizar no es enemistarse. Competir no es odiarse. Nos respetamos y queremos. ¡Ojalá fuera igual entre políticos! Y no ir cavando trincheras y levantando odios.
Firmo todo lo que acaba de decir.
Es que oigo insultos en el Parlamento y me entristezco: ¡son hooligans ! Es psicopático, enseña a la gente a enfrentarse por ideas... en vez de ser amigos y convivir.
¿Cuál es su lema como periodista?
Perseguir la verdad te acerca a la verdad.
El mundo que nos viene, ¿qué cree que nos deparará a los europeos?
En la cultura es donde hallaremos nuestra fuerza: sabemos que nuestra unión forjada tras la guerra desde 1945 ha modelado el mundo más estable y pacífico conocido.
¿Qué es lo que más le preocupa?
El pantallismo, la anestesia juvenil ante las pantallas.
¿Cuál es su principal defecto? Se lo pregunté en la entrevista de hace 34 años.
¿Y qué le respondí?
“No le daré pistas”.
Ah, no he cambiado tanto ni en eso.