Necesidad de complacer
Converso con Guix y aprendo que ser bueno (sin patología) es un balancín que oscila entre los otros y yo, entre no perderme a mí mismo sin perderme en los demás. Lo cuenta con detalle en El problema de ser demasiado bueno (Arpa), libro subtitulado El peligro de renunciar a ser uno mismo por la necesidad de complacer, encajar y portarse bien. Conozco a Xavier Guix hace cuarenta años, cuando era un divertido comunicador radiofónico (Cadena 13), con Miquel Murga. Un día descubrió que su vocación más honda, la de comunicarse con los demás, pasaba por penetrar en sus emociones: cursó Psicología. Su maestro fue Oriol Pujol, enterrado en India junto a Vicente Ferrer. Hoy Guix tiene consulta propia, presencial y virtual, e imparte cursos y talleres para estar mejor con uno mismo.
“”Sé bueno”, me ordenaban de niño.
A todos. ¿Ha sido bueno?
Me he preguntado qué es “ser bueno”.
¿Ha oído “soy demasiado bueno”, “me toman el pelo”, “¿seré tonto?” o “no sé decir no”?
A veces.
Hay un modo erróneo de “ser bueno”: es la mala bondad o bondad mala.
¿Qué es mala bondad?
Perjudicarte por volcarte en los demás.
Un ejemplo, por favor.
La señora Pilar (65) se ha volcado en su marido y en sus hijos ¡siempre! Los hijos vuelan... y ella no es persona.
¿Qué quiere decir?
Pilar se ha anulado a sí misma: al quedar sola, ya no sabe qué hacer, no sabe qué quiere: de hecho, ya no sabe ni lo que le gusta y lo que no. ¡No sabe ya quién es!
Sucede.
Porque de niño te enseñaron a obedecer: ser bueno es cumplir. Eres bueno por un sentido del deber exagerado. Mi paciente Pepe (35) ha hecho siempre lo que toca, nada que no toque: imposible cambiar.
¿La raíz está en la niñez?
A María (40) le enseñaron a trabajar rápido, complacer, ser perfecta y esforzarse...
¿Y qué le sucede hoy?
“Si algo no me cuesta, ¡para mí no tiene valor!”, confiesa: es una masoquista, se maltrata a sí misma y nunca disfruta.
Hábleme de otro paciente.
Pedro (45) se angustia ante la posibilidad de no ser bueno... y abusan de él. Yo le planteé que dijese no y me confesó: “Solo pensar en decir no... ¡me angustia!”
¿Sucede igual en mujeres y hombres?
Algo más entre mujeres. Ira reprimida.
¿Están enfadados y lo disimulan?
Luisa (52) aguanta las burlas, dice vale a todas las propuestas de los demás... Lo hace todo sin ganas y se aguanta sin queja. Pero un día... ¡explota!
Normal.
Tras explotar se sentirá tan mal... que se hace perdonar bajando de nuevo la cabeza. Un bucle deplorable: “Debo comportarme como los demás esperan de mí”.
Ya veo qué es la mala bondad...
“Si soy yo... alguien se molestará”, teme el mal bueno. Y deja de ser alguien verdadero. Ser bueno de verdad ¡no es eso!
Pues ya me dirá qué lo es...
Ser bueno es respetarte, tener amor propio, amarte.
Y saber decir no, imagino.
Ser bueno es estar dispuesto a decepcionar, tener valor.
Un ejemplo.
Marta (78) este invierno anunció a sus hijos: “Este año no quiero que ninguno vengáis a casa por Navidad”. Venían siempre arrastrando los pies. Pese los reproches, Marta se respetó y sostuvo su idea.
¿Qué entendió Marta en ese acto?
La mala bondad se cimienta en esta equivocación: “Siendo bueno me van a querer”. ¡Falso! Ser bueno así no conduce a que te quieran más, sino a que te utilicen.
No me dirá que ser bueno... ¡es malo!
Es distinto ser bueno a hacer el bien .
¿A ver?
No quiera usted ser bueno , encajar en tal molde. Limítese a hacer cosas buenas.
Modestamente, ¿no?
Incluso a costa de quedar mal ante algunos o muchos. Respétese, ámese, no persiga gustar: solo haga el bien.
Voy entendiendo.
Si quieres quedar bien ante otros, estás regalando el juego a otro. ¿Y tú? ¿Y tú, qué? Ser bueno es estar bien contigo mismo, cuidarte, actuar con el bien y compartir.
Un ejemplo.
Puedes, por decisión autónoma, entregarte al amigo en fase terminal. No por quedar bien, sino porque así lo eliges.
¿O ser monja o ser activista de oenegé?
También: actuar... sin hacerte el bueno. Yo, por ejemplo, he padecido rigideces en mi cuerpo... por tozudez.
¿մdzܻ?
Me empeñaba en ser perfecto. ¡Fatal! Sé de artistas tan autoexigentes que por su obra han sacrificado sus relaciones personales, su humanidad... ¡Precio carísimo!
¿Idealismos enfermizos?
“Te lo doy todo y mira cómo me lo pagas”, nos lamentamos... por mirar al otro como si fueses tú. Basta de eso: ¡el otro es el otro!
¿Y hasta dónde debo esforzarme por otra persona?
Balanza coste-beneficio: ¿el coste te resulta demasiado oneroso? Pues ve frenando, y frena.
En resumen, mala bondad es...
Mala bondad es... conceder demasiada importancia a los demás y olvidarte de ser tú. Ser bueno es definir bien tus límites.
Quiero ser amado.
Pues dedícate a ser digno. A vivirte, a ser tú mismo... siéndolo junto a los demás.