Campaña del gobierno del alcalde Jaume Collboni en el distrito de Ciutat Vella a fin de que la gente deje de dejar las bolsas de basura en las papeleras y sus alrededores, de abandonar sus trastos viejos de cualquier manera el día que le dé la gana, de hacer pipí aquí y allá... Un buen puñado de informadores municipales recuerdan ya a vecinos, visitantes y comerciantes que cada desperdicio tiene su lugar, que la ordenanza de medio ambiente prevé multas de hasta 600 euros para los infractores, que el Ayuntamiento está resuelto a frenar tanto incivismo y dejadez.
Albert Batlle, teniente de alcalde de Seguridad y también concejal responsable de Ciutat Vella, detalla que las buenas palabras primarán durante las dos próximas semanas, y que luego los agentes de la Guardia Urbana impondrán a los infractores, las multas que sean necesarias, pero que de todas formas los policías municipales ya recibieron la instrucción de sancionar ya mismo los comportamientos más incívicos y beligerantes. El ejecutivo del alcalde Collboni se toma este asunto muy en serio. En estos momentos, en este lado de la ciudad, la credibilidad del plan Endreça está en entredicho.
Vecinos del Raval dicen que la suciedad de su barrio muestra el fracaso del plan Endreça
La nueva campaña municipal se centra ya en tres puntos del Raval, del Gòtic y de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera, sobre todo en las calles Joaquín Costa, Carabassa y Sant Pere Mitjà y sus entornos, las zonas donde el Ayuntamiento encontró la mayor parte de las infracciones detectadas en todo el distrito. El desencadenante de esta crisis fue en verdad el malestar de muchos vecinos del Raval. Unos cuantos colgaron carteles en sus fachadas para pedir a la gente que no dejara allí sus desperdicios. Algunos incluso montaron una suerte de guardias delante de sus casas. Y el asunto adquirió pronto un cariz político.
Hasta hace muy poco el propio edil Batlle cuestionó estas quejas vecinales y subrayó que últimamente las calles de Ciutat Vella están más limpias que nunca. Pero los vecinos del Raval ya hartos redoblaron sus quejas, colgaron más bolsas de basura de sus fachadas a modo de protesta e insistieron en que esta situación no hace otra cosa que poner de manifiesto el fracaso del plan Endrença. Y el gobierno de Collboni no está dispuesto a dejar que se ponga en duda su principal iniciativa para sacar lustre al espacio público de Barcelona. Los informadores municipales pondrán pegatinas en los residuos abandonados de cualquier modo para recordar la cuantía de las multas.