Susana Ricart, de 33 años, vive en ³Õ²¹±ôè²Ô³¦¾±²¹ y trabaja en la industria cosmética. Tiene un sueldo que está bien -le permite llevar una vida digna, para el alquiler, etc.-, pero está buscando activamente otro empleo. ¿Por qué? Porque quiere “flexibilidad, tanto de horario como de presencialidadâ€: “Creo que puedes ser más productivo con estas dos caracterÃsticas. El salario también es importante, pero prefiero tener buenas condiciones que me permitan tener más vida. Por mucho que te guste tu trabajo, hay vida más allá, y si puedes compaginarla, mejorâ€.
Santiago Gassó, de 39 años y de Burjassot, hace tres que dejó atrás 18 años trabajando como electromecánico en fábrica. Hastiado, un dÃa decidió compaginarlo con un FP de JardinerÃa, a lo que se dedica ahora. “Salir de la fábrica fue como salir de la prisión. Allà no sabes si hace sol o si está lloviendo. También querÃa recuperar el ciclo natural de la vida, no trabajar a turnos, por la noche. Ahora cobro menos, pero soy más felizâ€, asegura.

JardineroÌý
Aunque su trabajo actual es más fÃsico, dice que no tiene “el estrés†de la fábrica: “Si se paraba una lÃnea de producción, los encargados iban locos porque cada minuto de parada de la máquina eran pérdidas. Ahora, lo que no podamos hoy, lo podamos mañana y no pasa nada. El árbol no se vaâ€.
Suleika Gottwald, de 31 años, trabaja en hostelerÃa desde hace 13 años. Ahora está a punto de dejar su puesto como jefa de cocina en un céntrico restaurante de ³Õ²¹±ôè²Ô³¦¾±²¹, donde lleva cuatro años con contrato indefinido. “Hago más horas de las que marca el contrato y el estrés es muy altoâ€, lamenta. Va un paso más allá, quiere dejar su sector: “Llega un momento en el que uno quiere avanzar y se plantea ciertas cosas, como tener una familia, y si quieres conciliar, en hostelerÃa es prácticamente imposibleâ€.

Trabajador de hostelerÃa, en ³Õ²¹±ôè²Ô³¦¾±²¹Ìý
Actualmente tiene jornadas de 13 horas de diarias durante cuatro dÃas, y un quinto, de 8 horas. Asà que necesita un respiro para poder formarse y prepararse “para otra cosaâ€. Asegura que en hostelerÃa hay “mucha gente preparándose oposiciones†y buscando salir: “Por eso falta tanta gente en hostelerÃa. Si te pones enfermo, no encuentran sustituto. Yo misma me estoy quedando una semana más porque no encuentran a nadie que se quiera dedicar a estoâ€.
Andreu Escrivà , de 39 años, es el conocido ambientólogo que dirige el Observatorio del Cambio Climático del Ayuntamiento de ³Õ²¹±ôè²Ô³¦¾±²¹. En 2021 cogió una excedencia de cuatro meses tras una mudanza en la que se dio cuenta de que no podÃa “ordenar†su vida, desde las fotos hasta documentos del ordenador o la ropa en el armario: “A diario tenemos trocitos de tres horas para poner la lavadora, por ejemplo, pero hay cosas que requieren más tiempoâ€.

El ambientólogo Andreu Escrivà Ìý
Asà que decidió pedirse el permiso sin sueldo. “No hice nada excepcional, más allá de hacer las cosas con cada: cocinar, ver a amigos, hacer deporte, comer pronto con los padres, cuidar de mà mismo ahora que hablamos tanto de salud mental… Mi diagnosis es: ¿Cómo de acelerados vamos en nuestro dÃa a dÃa para que pares cuatro meses y lo más a lo que aspires es a ponerte al ritmo de tu vida, a no sentir que mi vida va por detrás de mÃ?â€.
Ahora bien, admite que la vuelta al trabajo fue un “s³ó´Ç³¦°ìâ€: “Cuando vuelves después de un permiso, tienes una percepción muy acusada de que te están robando el tiempo. Pasas ocho horas haciendo una cosa que no te apetece hacer. Lo haces porque lo tienes que hacer, pero encuentras que estás sometido a unas fuerzas que no controlasâ€.
Los que se dejan los trabajos, los “millennials†y la “generación Zâ€
Son solo unos pocos casos de personas que se han dejado el trabajo recientemente, que se plantean hacerlo o que han buscado un respiro laboral en ³Õ²¹±ôè²Ô³¦¾±²¹. Esto que aún se manifiesta aquà tÃmidamente, en Estados Unidos ya es un fenómeno con nombre: “la gran dimisiónâ€, en referencia al récord histórico de renuncias laborales que registró el paÃs el pasado mes de noviembre, que alcanzó los 4,5 millones de personas.
"En los estudios que se están haciendo en EEUU, se ve que son los 'millennials' y la 'generación Z' los que están sufriendo este fenómeno. Se corresponde a una diferencia de las expectativas que tienes cuando estás fuera del mercado laboral y cuando entras a él", analiza Joan Sanchis, profesor de ·¡³¦´Ç²Ô´Ç³¾Ã²¹ Aplicada de la Universitat de ³Õ²¹±ôè²Ô³¦¾±²¹ (UV) y asesor de la Conselleria de ·¡³¦´Ç²Ô´Ç³¾Ã²¹ que acaba de publicar Quatre dies. Treballar menys per viure en un món millor (Sembra Llibres).
Y añade: "Son personas acostumbradas a moverse en espacios dinámicos y flexibles que, cuando llegan a una jerarquÃa organizada o a unas estructuras de trabajo muy obsoletas, que priman la presencialidad y son más rÃgidas, chocan, a lo que se suma la precariedad".
En EEUU la tasa de paro en noviembre de 2021 era del 3,9%; entonces, en España era del 13,4%, y en la Comunitat Valenciana, del 14,4%. Las cifras no son comparables, por lo que una “gran dimisión†aun estarÃa lejos de materializarse con la misma intensidad; pero sà se aprecian comportamientos e inquietudes que apuntan a un cambio generacional en la relación con el trabajo.
Toda nuestra vida laboral nos han obligado a saltar de empresa en empresa con contratos temporales y malas condiciones. Esto ha causado que no nos casemos con ninguna empresa
Como apunta Sanchis, “es difÃcil abandonar un trabajo cuando sabes que, quizás, consigas un trabajo más precarioâ€. “En nuestro contexto es complicado, pero eso no quiere decir que no se esté dando y que exista una percepción, más cualitativa que cuantitativa, de gente que se está replanteando las cosas. Sobre todo, en esas generaciones que tienen unos trabajos precarios, horarios desbocados y no tienen nada que perderâ€, observa.
Eso es lo que cuenta Susana Ricart: “Desde el principio de nuestra vida laboral nos han obligado a saltar de empresa en empresa con contratos temporales y malas condiciones. Esto ha causado que no nos casemos con ninguna empresa, que no tengamos miedo al cambio y que siempre busquemos algo mejor. Total, ya solo podemos ir a mejorâ€

Trabajadores en la entrada a una oficina
Recuerda que ya el año pasado dejó un puesto porque era de las de “aquà siempre se ha hecho asÃ, no se va a cambiarâ€. “Era imposible aportar ideas, aprender y crecer. Además, era misóginaâ€, suspira, y añade que en otra ocasión también dejó su trabajo para irse un año al extranjero porque estaba en una empresa “con cero innovación e ideas ranciasâ€.
Santiago Gassó cree que tienen que ver los cambios sociales: “Antes las familias eran más tradicionales y tenÃan que ingresar para mantener a la familia, pagar la hipoteca, el coche… Ahora la gente tiene menos hijos, si los tiene, y más libertades para hacer esos cambiosâ€.
Cambios en la relación con el trabajo: “Tiene que ser compatible con la vidaâ€
En la relación con el trabajo, Ricart ve claramente un cambio generacional. Cuenta que, en su empresa, se “obliga†a teletrabajar a los que cogen la baja por Covid si se encuentran bien (un fraude con el que, además, cobran menos). “Solo se negaron dos compañeros, los dos menores de 35 añosâ€, subraya.
A otra amiga suya de 30 años que está haciendo entrevistas de trabajo porque también quiere dejar el suyo, el director de una empresa le aseguró que le concederÃan el salario que pedÃa porque le querÃa en su equipo. “Ella también exigió la posibilidad de poder teletrabajar un dÃa, una semana o un mes, como ya hizo en pandemia. Le dijeron que no, porque el trabajo es presencial, pero que tendrÃa posibilidades de ascender y de ganar mucho dinero. “Ya, pero no todo es el dineroâ€, respondió mi amigaâ€, cuenta.
El economista Joan Sanchis destaca que hay que “ser conscientes de que la calidad del trabajo muchas veces importa más que la cantidadâ€: “La cuestión salarial, que está sobre la mesa con el salario mÃnimo interprofesional y las condiciones de contratación, es importante, pero cada vez la gente pide más condiciones especÃficas dentro del lugar de trabajo, que te permita ver a la familia o poder dedicarte a tus aficiones. Que pueda ser, en definitiva, compatible con la vidaâ€.
“El trabajo deberÃa ser útil en tanto que nos sirva como elemento a partir del cual construir la vida que queremos. Es decir, que no ahogue todas tus ambiciones personales en otros espacios. Y creo que las empresas están empezando a ver que, tener un trabajador satisfecho, que pueda compatibilizar su vida personal y profesional, tiene su contrapartida en términos de productividad y fidelidad con la empresaâ€, valora Sanchis.
El trabajo deberÃa ser útil en tanto que nos sirva como elemento a partir del cual construir la vida que queremos
Algo que ve, especialmente, en el sector tecnológico, donde “la atracción de talento es muy importante y se tienen en cuenta cuestiones como la reducción de la jornadaâ€, condiciones que usan “como un elemento de competitividadâ€. Y añade que, en la Administración Pública, han comprobado que “a distancia se han gestionado muchos más expedientes que con presencialidadâ€.
Andreu Escrivà , que participó en la comisión de usos del tiempo de Les Corts Valencianes el año pasado, considera que las renuncias laborales están relacionadas “con el papel del trabajo en nuestro dÃa a dÃa†y con que “no tenemos tiempo para cosas que queremos o tenemos que hacer, muchas veces incluso posponemos una visita al médicoâ€. Y augura un impacto futuro de este movimiento: “Creo que esta gran dimisión no solo implica un cambio en el ahora, sino en la cultura del trabajo del futuro y en los trabajos que se aceptaránâ€.

Un grupo de trabajadores en una oficinaÌý
Ahora bien, reflexiona que, muchas de estas personas de entre 30 y 40 años que "le están pidiendo estÃmulos al trabajo", podrÃan hacerlo porque "no son capaces de encontrarlos en otro lugar o porque quieren que el trabajo sea una experiencia vital más": "No sé si estamos sublimando en el trabajo otras carencias que tenemos debido al sistema capitalista que nos hemos autoimpuesto".
Decrecer para crecer en tiempo
Escrivà sopesa que la “gran dimisión†norteamericana podrÃa compartir “raÃces†con “un movimiento decrecionista cultural, aunque muy incipienteâ€. Para caminar hacia esa dirección, que en parte será obligatorio por el cambio climático y la limitación de los recursos en un planeta finito, ve “fundamental†una “redefinición del tiempo y del trabajo†para entender “que más no es mejorâ€.
“Se puede trabajar menos y estar mejor, tener más calidad de vida. Incluso se puede trabajar menos por menos dinero y continuar teniendo buena calidad de vidaâ€, reflexiona, e invita a preguntarnos: “Tú, ¿para qué quieres el trabajo? Mi trabajo me da la posibilidad de vivir de la forma que quiero vivir. La cuestión es: ¿Puedo vivir de esa forma sin que el trabajo no sea este peso que tenemos? A principios de semana, estamos mal; el domingo, porque se acerca el lunes. No es saludable que la mitad de la semana estés deprimidoâ€.
El ambientólogo insiste en el “papel temporal del trabajoâ€: “No son solo las ocho horas, es el tiempo que tardas en ir y volver a casa. Todo ese tiempo está servido al trabajo. Y hay mucha gente que quiere volver a ser ama de su vida. Es una sensación muy placentera, lo puedo decir desde la experiencia, porque tengo la suerte de haber podido pagarloâ€.
¿Hay que trabajar?
Vamos a las posibles soluciones. ¿Qué se puede hacer para que el trabajo sea compatible con la vida, como decÃa Sanchis? Una propuesta que está sobre la mesa es avanzar hacia la semana laboral de cuatro dÃas y 32 horas semanales. Bélgica lo ha aprobado precisamente esta semana, pero con una trampa para que no haya reducción del horario laboral: se trabajan 45 horas en una semana, en lugar de 38, para poder librar un dÃa la semana siguiente, fórmula a la que ya se han opuesto sindicatos como UGT y CCOO.
Escrivà es un firme defensor de la reducción de la jornada laboral, que hoy es de ocho horas y que se consiguió hace más de un siglo, en 1919, gracias a la huelga impulsada por la CNT en la empresa eléctrica La Canadenca de Barcelona. Observa que, cuando ha planteado este debate, no han faltado las voces crÃticas que le han afeado no querer trabajar o ser un “vagoâ€.
Hay una cultura tóxica del esfuerzo y de la supeditación de la vida personal al trabajo que tenemos que erradicar
“Hay una cultura tóxica del esfuerzo y de la supeditación de la vida personal al trabajo que tenemos que erradicar. El trabajo no da la felicidad, es un instrumento para poder vivir en el marco del sistema capitalista que tenemosâ€, defiende, y critica comentarios como “volver con las pilas cargadas†tras unas vacaciones, porque presupone que “cualquier descanso es un instrumento para volver a trabajarâ€.
Por último, este experto abre otro debate: “No tendrÃa porqué ser obligatorio trabajarâ€. “El dinero es importante depende de tu posición, si tienes que pagar una hipoteca o alimentar a una familia. Pero si queremos ser una sociedad avanzada, toda la ciudadanÃa, no solo quien se lo pueda permitir como ha sido mi caso, deberÃa tener la posibilidad de optar y decidir para qué quiere el trabajoâ€.

Un pastor paseando con su rebañoÌý
Cita propuestas como la renda básica universal, “para que nadie necesite el trabajo para vivir, en el sentido de sobrevivir, tener un techo y comer, y que cada uno pueda decidir si es más feliz dibujando, escribiendo o haciendo charlas en las escuelas, aunque le aporte menos dineroâ€.
Joan Sanchis cree que “el problema del trabajo es una cuestión de ingresos, pero también es una identidadâ€. En todo caso, valora que la corriente de la “gran dimisión†es “bastante interesante y puede ir cambiando muchas cosasâ€.