¿Quién no ha escuchado aquello de que los perros de raza son más delicados y viven menos que los mestizos? Si el o la lectora ha convivido con perros de los dos tipos tendrá también su opinión al respecto. Pero, ¿qué hay de cierto en esta popular afirmación? ¿Qué dice la ciencia? ¿Y los veterinarios, por cuyas consultas pasan día tras día infinidad de perros? ¿Qué opinan los criadores?
al respecto quiso demostrar que los perros de raza pura y los mestizos enferman en la misma proporción y de las mismas dolencias. El informe concluyó que, si bien es cierto que existen ciertas enfermedades con mayor prevalencia en algunas razas caninas (luego las veremos), afirmar que los perros de raza enferman más y viven menos que los mestizos, es erróneo. Ya adelantamos que en esta aseveración hay matices.

¿Es cierto que los perros de raza viven menos que los mestizos? Intentamos responder con expertos a la pregunta
Pero antes, volvamos un momento a ese estudio: según los investigadores la salud de cualquier perro está influenciada por una variedad de factores que van más allá de su raza. Entre estos, uno de los más determinantes es el tamaño. “Nosotros vimos hace unos meses una chihuahua que murió con 18 años que tenía una patología de corazón y un montón de problemas por la edad y resulta que falleció ahogada en la piscina porque estaba ciega y se cayó; si no, hubiera seguido viviendo. En cambio, es poco menos que imposible que un perro grande que pese más de 40 o 50 kg, llegue a los 18 años, porque con 12 o con 14 están ya muy tocaditos”, explica Manuel Lázaro, vocal del Colegio de Veterinarios de Madrid y veterinario clínico.
Es casi imposible que un perro grande llegue a los 18 años; con 12 o con 14 están ya muy tocaditos
Y prosigue: “una dolencia de corazón o patologías articulares, en columna, cadera… que produzcan dolor y limiten el movimiento, las tolera peor un animal de peso grande que uno pequeño, que se puede manejar mejor”. Más allá del tamaño y el peso, otros condicionantes de la duración de la vida de un perro son la dieta, sus hábitos y entorno y el acceso a la atención veterinaria, “exactamente igual como sucede con las personas”.
Endogamia o consanguinidad
Cuando los perros de raza sí enferman más
Sin embargo, sí que hay un factor que puede sentenciar a los canes de raza a vivir menos y con peor calidad de vida: la endogamia o consanguinidad. Ésta supone el cruce de perros entre ejemplares de su misma familia (progenitores, hermanos…) y da lugar a individuos con trastornos hereditarios, en la mayoría de los casos.
Además de las deformaciones físicas y la perpetuación de los genes defectuosos, otro problema asociado a la endogamia es el debilitamiento del sistema de defensa o autoinmune, de manera que los perros enferman más y sufren de más infecciones y patologías relacionadas con la genética o el funcionamiento metabólico, como el cáncer. Y su esperanza de vida también disminuye. Por último, están las dificultades para procrear que tienen algunas razas derivadas de un aumento de la infertilidad o, como en el caso de algunos bulldogs ingleses, unas caderas demasiado estrechas para dar a luz por parto natural.

Por qué hay perros de raza que viven menos (y peor) que los mestizos
Este último fue uno de los motivos por los que hace un par de años, una sentencia del Tribunal del Distrito de Oslo prohibió definitivamente la cría de esta raza en Noruega al considerar que los ejemplares experimentan “sufrimientos incompatibles” con la ley de bienestar animal vigente en el país. La decisión también se basó en los problemas dermatológicos, cardíacos y ortopédicos que padecen los bulldogs.
Enfermedades congénitas
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La selección de crías durante muchas generaciones ha transmitido enfermedades congénitas que pueden aparecer desde los primeros meses de vida hasta la edad adulta. También hay patologías que son más frecuentes dependiendo del tamaño del perro.
He aquí algunas de las patologías más comunes por razas:
- Los bulldogs tienen más predisposición a sufrir problemas respiratorios y dermatitis alérgica.
- Los bóxers son de los que más tumores suelen padecer.
- Los carlinos y los caniches tienden a sufrir de enfermedades oculares, además de tener problemas para respirar, los carlinos.
- Los chihuahuas tienen más riesgo de padecer colapso de tráquea.
- El pastor alemán, el dogo o el rottweiler sufren problemas de articulaciones y huesos. También pueden padecer dilatación-torsión gástrica, muchas veces mortal.
- Los dálmatas pueden tener problemas de audición.
- Los yorkshire tienden a la luxación de rótula.
- Los west highland white terrier, los labradores, los huskys y los pomeranias tienen problemas dermatológicos.
- Los cockers suelen tener otitis frecuentes.
- Los doberman y los yorkshire tienen predisposición a las enfermedades cardiovasculares.
- Los caniches son propensos al galucoma.
“Cuando juzgo en las exposiciones, a los bulldogs, por bonitos que sean, normalmente no los califico para campeones; es una raza que no debería existir, porque está enferma”, dice Gloria Consuelo Esteban, directora de la escuela canina de la Federación de asociaciones caninas (FAC), que narra cómo antiguamente los bulldogs ingleses eran vigorosos canes que servían para hostigar a los toros y ahora “esos perros no se pueden ni mover porque son pesados, con las patas cortas, tienen la dentadura fatal y, muchas veces, afecciones en los ojos. Otra de las razas que se ha deformado son los chihuahuas, a los que no se les cierra la fontanela. Si se golpean en mitad de la cabeza, reciben el golpe directamente en el cerebro”, apunta.
Los bulldogs ya no deberían existir,es una raza que está enferma
¿Por qué hay criadores que llevan a cabo estas mezclas, pese a las consecuencias que conlleva? “Cuando se quiere exagerar alguna característica de una raza, como que el perro chato sea extremadamente chato, el alto, altísimo, el alargado, alargadísimo, o el pequeño, diminuto, también estamos fijando algunas características negativas y enfermedades hereditarias que se van a ir perpetuando. ¿Y quién es responsable de todo eso? Pues con todos mis respetos, las exposiciones de belleza, que priman la estética por encima de la salud”, comenta Manuel Lázaro desde el Colegio de Veterinarios de Madrid.

Una pista: exagerar las características físicas de las razas de perros conlleva serios problemas de salud para éstos
“Para controlar estas malas prácticas existe el pedigrí, que te dice quiénes son los padres, los abuelos, de qué línea o familia viene el perro para poder cruzarlo con otra línea sin consanguinidad. A nosotros, si nos viene una camada que es cruce de dos hermanos o con padres, no la inscribimos. Debería haber más control de la cría por parte del gobierno (y de las comunidades autónomas competentes), para que todos los criadores estén registrados”, dice la directora de la escuela caninade la FAC, que también opina que nuevas mezclas como las de pomerania con chihuahua (pomchi), de pomerania con husky (pomsky) o de labrador retriever con caniche (labradoodle) no tienen razón de ser “porque ya existen todas las razas que tienen que existir y cada una ya cumple su función: defensa, rescate, o acompañamiento”.
“Las distintas razas han sido creadas por el hombre con un mero fin de ostentación; a finales del XIX, quienes tenían perros de raza eran las clases altas y sus perros les servían para alardear de su riqueza”, dice Sonia Losada, especialista comportamiento canino, formadora y mentora de nuevos caninos. “Hay criadores muy buenos y respetuosos, pero hay otros que no. Nos estamos yendo a un lado muy peligroso por desear perros deformados”, asevera.
Como consumidores, Losada opina que “deberíamos hacer presión, exigir el carlino de la camada menos arrugado y menos chato; el perro salchicha con el cuerpo menos largo… Debemos elegir al perro más sano. Porque estas deformaciones van en detrimento de la salud; estos perros sufren mucho durante toda su vida”.
Como consumidores, deberíamos exigir el carlino de la camada menos menos chato, el salchicha menos alargado… Debemos elegir al perro más sano
Según explica esta especialista en conducta canina, a muchos de los perros tipo toy (juguete, en español, por su tamaño mínimo), se les sale la lengua porque su cabeza es tan pequeña que no les cabe dentro. Lo mismo pasa con los ojos de algunas razas muy pequeñas, como los chihuahuas, los carlinos o los pekineses. Corren el riesgo de que se les caigan con la edad por el aumento de la presión intraocular: “yo he visto a un perro pekinés caérsele un ojo al ponerse nervioso porque los tenía demasiado saltones y era epiléptico”.

Dime qué perro tienes y te diré cuanto vivirá (y de qué morirá)
Losada recuerda que si queremos tener un perro, antes debemos informarnos de las características de cada raza para conocer sus puntos débiles y estar preparados en caso de que el animal enferme. Y, por supuesto, a la hora de aumentar la familia con un peludo, no está de más recordar que las protectoras y los refugios están repletos de perros esperando una oportunidad para vivir una vida digna (y lo más larga posible).