La minifalda de Vox
El patio digital
“Antes era habitual ver por aquí mujeres con minifalda y ahora es habitual ver mujeres con hiyab. Es muy triste para las mujeres”. No hay datos públicos sobre el uso de las faldas cortas en Terrassa (Barcelona) ni en ninguna parte, pero parece que la portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid los tiene y los ha convertido en una prueba fehaciente de la supuesta islamización de la capital vallesana. Isabel Pérez Moñino fue una de las protagonistas de la concentración organizada este fin de semana por la ultraderecha en Terrassa, desde donde Vox ha puesto en marcha su particular “reconquista” de Catalunya, convirtiendo la localidad en tendencia digital.
La portavoz de Vox, Isabel Pérez Moñino-Aranda durante un pleno de este mes en la Asamblea de Madrid
Pérez Moñino sustituyó a Rocío Monasterio en la Asamblea madrileña, se la sitúa en el ala más conservadora de Vox y se ha manifestado fan de los churros, el bocadillo de calamares y los toros. “No me gusta que a los toros te pongas la minifalda”, cantaba Manolo Escobar y en las redes le recuerdan que la minifalda que echa de menos en Terrassa “hubo que pelearla contra los católicos que la veían como una vergüenza para la mujer”. Su rechazo a la “cárcel de tela” -el burka-, como expone en su perfil de X, y la insistencia sobre la repercusión de la islamización en la libertad de las mujeres molesta en las cuentas de extrema derecha que jalean a Vox: “¿Cómo que las mujeres? ¿Y el resto de la sociedad no vale o cómo está el asunto? Vaya, parece esto una publicación de Sumar”, le reprende un seguidor.
La reconquista ultra está en marcha en las redes sociales, donde los mensajes de odio campan a sus anchas premiados por el algoritmo. Sobre el terreno es otra cosa. Frente a la concentración de Vox había otra convocada por colectivos antifascistas, pero lo que aparece en el timeline son mensajes que llaman a frenar el islam “como en Covadonga, las Navas de Tolosa y Lepanto”, proclama @srLiberal. La tríada de batallas católicas contra el infiel. El nombre de don Pelayo se recomienda para futuros patriotas.
Ahora Vox, con la vista puesta en las elecciones municipales del 2027, ha saltado de las redes al territorio y se despliega físicamente exprimiendo cada titular. Ahí estaba Santiago Abascal citando Salt como zona de guerra en el Congreso, Ignacio Garriga sobre el terreno por los altercados tras el desahucio de un imán, y Pérez Moñino en Terrassa contra la islamización, aunque lo que sitúa a la ciudad en el mapa mediático hoy es el temor a una guerra de bandas de traficantes de origen dominicano, afincadas en el barrio de Sant Pere Nord, y no los inmigrantes marroquíes de Ca n’Anglada.
Ignacio Garriga en su incursión en Salt
Las proclamas guerreras de los dirigentes de Vox y sus voceros digitales chocan con la realidad de las localidades y son desmentidas por los datos. Ca n’Anglada concentra la mayor parte de población inmigrada de Terrassa, un 28%, pero las cifras de extranjeros en la localidad están por debajo de la media, los marroquíes son el 38% del total, y los índices de criminalidad han caído en el último año.
No obstante, la lista de objetivos de Vox pregonada con el megáfono es larga: Vic, Manresa, Mataró, Manlleu, Barcelona, l’Hospitalet, Santa Coloma, Figueres, Badalona, Lleida, Tarragona, El Vendrell, Tortosa y Reus. Curiosamente no aparece Ripoll, donde gobierna el independentismo ultra de Aliança Catalana.
Tampoco cuadran las supuestas detenciones diarias de yihadistas en Catalunya. En lo que va de año se han localizado 38 presuntos radicales islamistas en España, una cifra que crece desde el inicio de la guerra en Gaza en el 2023. Las operaciones policiales salpican toda la Península, de Santa Coloma de Gramenet a Granada, de Fuencaliente de Lucio (Burgos) a Salamanca. Luego están la sucesión de actuaciones en Sevilla, La Rinconada, Montellano, Málaga, Níjar, Algeciras, Lucena del Puerto, Huelva y Córdoba. Pero “Catalunya es un polvorín”...