Salvador Dalí se dejó llevar por el misticismo de San Juan de la Cruz para pintar en 1951 una de las obras más reconocidas del genio ampurdanés que muestra a Cristo crucificado desde una perspectiva única. Tres años más tarde repitió temática en Corpus Hypercubus y en 1978 llegó Cristo de Gala.
Una cuarta crucifixión del surrealista se pudo apreciar durante un par de años en Dumfries House, una impresionante mansión escocesa del siglo XVIII que Carlos III recuperó cuando era heredero y convirtió en la sede de The Prince’s Foundation, su organización benéfica.

Carlos III en Buckingham Palace
Solo había un detalle que se pasó por alto: esa Crucifixión de Dalí era falsa. Y no solo ese cuadro, sino otros firmados por artistas como Monet, Chagall o Picasso que un rico británico, James Stunt, prestó a la institución “desinteresadamente” y que el ahora rey de Inglaterra agradeció por escrito.
El escándalo, que saltó a la luz en 2019, no tiene desperdicio. Un nuevo documental titulado The Royal Stunt, realizado por el director nominado al Oscar Kief Davidson y el productor Giampiero Ambrosi, que investigó el caso, relata la sorprendente historia con todo lujo de detalles. Todavía por estrenar, el filme muestra, por ejemplo, cómo el falsificador, Tony Tetro, se escandalizó al comprobar hasta dónde habían llegado sus creaciones, unas obras inspiradas en las de los célebres artistas y fácilmente identificables como falsas. Y no solo por el envejecimiento superficial que presentaban. Por ejemplo, el Monet titulado úڲ estaba datado en 1882, diez años antes de que se construyera el jardín que inspiró al impresionista.

Tony Tetro en 'The Royal Stunt'
Ya el solo nombre del propietario de las obras, James Stunt, debería haber levantado sospechas. Accedió al mundo de los multimillonarios tras su boda con Petra Ecclestone, hija del gran referente de la Fórmula 1. Su currículum asusta. Drogadicto confeso, amante del lujo, ahijado del gángster Terry Adams, capaz de gastarse 200.000 libras en una sola noche en champán Cristal, cliente asiduo de trabajadoras del sexo… El divorcio no tardó en llegar y, como consecuencia, sus ingresos menguaron considerablemente. Necesitaba un plan.
Stunt valoró las pinturas falsas en 217 millones de libras y The Prince’s Foundation las aseguró por poco más de 100. Con la jugada también lograba que adquirieran cierta reputación, una especie de aprobación ‘real’. Hasta que el engaño fue descubierto. Los cuadros se retiraron y Stunt ofreció sus más sinceras disculpas al príncipe Carlos en las redes sociales. “Digamos que eran falsas. ¿Cuál es el delito de prestárselas a una mansión señorial, al príncipe de Gales, y exhibirlas para el disfrute del público?”. Pues eso, peccata minuta.