Antonio Rudiger se convirtió, por deméritos propios, en el protagonista negativo de la final de la Copa del Rey ganada por el Barça. El central alemán perdió la cabeza y se ganó una roja que conllevará varios partidos de sanción. Ayer por la mañana, tras una noche de reflexión, el jugador del Real Madrid pidió en sus redes sociales disculpas “al árbitro y a todos a los que decepcioné” con su antideportivo comportamiento. El gesto, por bienintencionado, hará más breve su suspensión. Curiosamente, se da la circunstancia de que cuando el año pasado la Aemet anunció los nombres previstos para las borrascas de la temporada 2024/25 optó por llamar Rudiger a una de las tempestades que todavía está por venir. Este tipo de fenómenos se nombran por orden alfabético, y a la R le correspondió el apellido del explosivo defensa blanco. Rudiger —el jugador— justificó en la final del sábado porque habrá una Rudiger —la borrasca—: como un temporal en primavera fue desagradable, lanzó hielo a destiempo y se ganó una merecida tarjeta (o alerta) roja.
Rudiger, el borrascoso
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