A Donald Trump le gustar铆a estar en la Casa Blanca tanto tiempo como Franklin D. Roosevelt, que permaneci贸 doce a帽os como presidente de Estados Unidos, desde 1933 hasta 1945. Solo existe un peque帽o problema: no lo autoriza la Constituci贸n del pa铆s despu茅s de que se aprobara en 1947 la vig茅sima segunda enmienda, que establece que un presidente solo lo puede ser durante dos mandatos. Seguidos o alternos. Pero para Trump nada es imposible, lo que no quiere decir que no se estrelle a menudo con la realidad.听
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Su tercer hijo, Eric, ya ha aparecido p煤blicamente con una gorra roja, en la que se lee 鈥淭rump 2028鈥� , que se puede comprar en la web presidencial. Steve Bannon, su estratega en la campa帽a del 2016, dijo hace un par de semana durante una entrevista televisiva que estaba seguro de que volver谩 a jurar el cargo el 20 de marzo del 2029 y que hay gente que trabaja para conseguirlo.
Quien ha visto la pel铆cula The apprentice sabe que, si hay una persona que est谩 dispuesta a comprar voluntades para alcanzar sus objetivos, este es Trump. Algunos analistas piensan que se trata de una maniobra de distracci贸n para tener a sus bases en alerta, al tiempo que es la mejor kriptonita para paralizar a cualquier posible candidato republicano. Con ello se garantiza que todas las miradas de los conservadores norteamericanos se concentren en 茅l.
En la web del presidente se venden gorras rojas en las que se lee 鈥楾rump 2028鈥�
En sus cien primeros d铆as, Trump ha generado el caos en la pol铆tica y la econom铆a mundial, en la ciencia y el derecho de su pa铆s. Su 铆ndice de aprobaci贸n (45%) es el m谩s bajo en el primer trimestre de cualquier presidente desde la II Guerra Mundial. Un 59% de los encuestados por The New York Times califica su inicio de mandato de 鈥渁terrador鈥�.
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Perpetuarse es el sue帽o de todo narcisista en el poder. Una de las cosas que fascinan a Trump de Vlad铆mir Putin es que ha sido capaz de desarrollar un sistema pol铆tico de apariencia democr谩tica que le permite eternizarse en el Kremlin. El presidente de Estados Unidos ha dicho p煤blicamente que le gustar铆a estar no solo dos mandatos, sino tres o cuatro. Como si el poder fuera un chicle que se puede estirar, olvidando que, si se tensa tanto, se rompe. Y, a veces, antes de hora.