Un día normal
El miércoles fue el día internacional del Autismo, día importante para mí porque tengo una hija con ese trastorno. Corrimos para coger el tren. Alguien nos cedió uno de los asientos reservados. Nadie se extrañó. Mi hija fue anunciando todas las estaciones en voz alta y a nadie pareció importarle. Aleteó al escuchar el fragmento escogido de su canción favorita y nadie en todo el vagón mostró su asombro. En la calle, corrimos un kilómetro, gritando, riendo y cargados, y eso no importó nada a quienes nos cruzamos. Esperó, saltando como los masáis, a que los semáforos se pusieran en verde, sin que su estereotipia llamara la atención.
Mucha gente normal no mira a mi hija como alguien anormal porque han sido capaces de integrar su normalidad en la suya. Con eso, quizá sin saberlo, ha conseguido hacerla visible.
Pablo Feu Fontaiña
Sant Cugat del Vallès