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El paisaje de la historia del castillo de Montclar

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La primera referencia documental data del año 1013 y, a mediados del siglo XI, todavía no estaba acabado

Ampliar Desde lo alto del resto del castillo de Montclar las vistas son extraordinarias.

Desde lo alto del resto del castillo de Montclar las vistas son extraordinarias.

Àngela Llop

* Los autores forman parte de la comunidad de lectores de bet365

La primera referencia documental del castillo de Montclar data del año 1013, cuando era señoreado por Sal·la de Santa Perpètua, el cual el año mencionado lo vendió a su sobrino Borrell, obispo de Vic. Con posterioridad, en 1030, se confirma como fecha de venta cuando Guillem Sa-la lo vende a Arnau Odó quien solamente lo posee durante tres años pues lo vuelve a vender ésta vez a Bernar Sendred de Gurb. Y a su familia por el precio de 300 sueldos, los cuales construyeron dentro del término de la citada fortaleza otros dos castillos, como son el de Biure y el de las Piles. El hijo de éste durante el 1057 sitúa al frente del castillo a Ramon Arnau con el fin de que repueble la zona y finalice la construcción de una torre.

Parece que a mediados del siglo XI el castillo de Montclar no estaba del todo construido; esto se desprende de una escritura fechada en el año 1057 por la que Oliver Bernat, hijo de Bernat Sendred de Gurb, y su esposa, infeudaron el citado castillo a Ramon Arnau, estipulando que el susodicho feudatario debía acabar de construir la torre y la muralla que rodeaba la fortaleza.

En 1072 Bernat Oliver y su esposa Agnès, vendieron el castrum cui vocavulum est Monsclarus, quod antiquitus vocabatur Monnsvanus al conde de Barcelona, Ramon Berenguer I por el precio de 2000 mancusos de oro puro. Apenas cinco días más tarde, el citado conde barcelonés infeudó el castillo de Montclar, junto con los de las Piles y el de Biure, a los mencionados esposos.

Una bula papal especifica que el año 1154 el castillo pertenece al obispado de Tarragona. Posteriores documentos citan como últimos propietarios a Pere de Montclar (1168) y Berenguera de Querol (viuda de Gueraua Alemany de Cervelló) el 1200, Guerau de Cervera y finalmente a la Orden del Hospital.

Ampliar El campanario de la ermita esta justo debajo de las paredes del castillo de Montclar.

El campanario de la ermita esta justo debajo de las paredes del castillo de Montclar.

Àngela Llop

En 1072 Oliver Bernat, junto con su esposa Agnès, vendió el alodio de dicho castillo, junto con los de las Piles y Biure, al conde de Barcelona Ramon Berenguer I, quien le confió al propio vendedor.

Posteriormente, el feudo pasó a los Cervelló, que lo tuvieron buena parte del período medieval, mientras, dada su situación estratégica, fue un castillo importante.

El castillo de Montclar, durante el siglo XII, pasó a depender de la estirpe de los Cervelló, que lo conservaron a lo largo de los siglos bajo-medievales por los condes-reyes de Barcelona. Así, en 1145 Guerau Alemany IV de Cervelló hizo juramento de fidelidad y homenaje al conde de Barcelona, Ramon Berenguer IV, por el castillo de Montclar; poco después, por testamento, esta fortaleza pasó a su hijo, Guerau Alemany V, y de éste, en 1193, también por testamento, a su hijo y heredero Ramon Alemany, con la condición de que Berenguera de Querol, madre de éste último y esposa de Guerau Alemany V, fuera la usufructuaria mientras viviera.

En 1200, el rey Pedro I cedió los castillos de Montagut, Pontils y Montclar a la mencionada Berenguera, ya viuda de Guerau Alemany V de Cervelló, con la condición de que no diera ningún tipo de auxilio a su hijo Ramon Alemany, hasta que éste no hubiera resuelto las diferencias que mantenía con el monarca.

Los Cervelló parecen señorear el castillo de Montclar hasta la época moderna. Actualmente solo perduran sus exiguas ruinas junto a la capilla de Sant Miquel en lo alto del monte de Montclar.

Los Cervelló parecen señorear el castillo de Montclar hasta la época moderna

Con fecha de 1246, cuando el pedido templario de Barberà adquiere en Gueraua de Cervera, viuda de Ramon Alemany de Cervelló, y en sus filis Guillem y Hug el castillo de Valldossera, dentro del término del castillo de Montclar.

A diferencia de otros castillos, Montclar no genera ningún núcleo de población a su alrededor debido a su situación. encaramada y estratégica, paradójicamente, la misma que le otorgó un papel clave en los siglos altomedievales.

Castillo de Montclar

Ampliar Lo poco que queda del castillo de Montclar.

Lo poco que queda del castillo de Montclar.

Àngela Llop

El antiguo castillo de Montclar está situado en la cima de la montaña homónima, en el sector occidental del término, a 947 m de altitud, desde donde se encuentra una de las vistas panorámicas más elevadas y amplias de los alrededores.

El castillo de Montclar, conocido anteriormente por Monvà y organizado a principios del siglo XI, tuvo especial importancia en la fijación y expansión de la conquista en la comarca.

Perteneciente inicialmente al vasto término del castillo de Santa Perpètua. Probablemente son de esa época los restos de la torre circular que hoy subsisten. Al lado meridional de los restos de la torre se encuentra la bella capilla románica de San Miguel de Montclar, que probablemente fue la iglesia del castillo y que ha sufrido diversas restauraciones.

Fue centro de peregrinaciones desde los más diversos lugares, ya que el aceite de la lámpara que había en otro tiempo junto al altar mayor tenía la virtud de curar la sordera.

Se celebra un encuentro en mayo. Bajo esta iglesia, hacia levante, hay un pequeño surco en el acantilado conocido como el Resbalón de San Miguel, del que la tradición dice que es una señal de la herradura del caballo del santo, que, saltando el valle del Gaià, topó de patas contra el risco de Montclar.

Actualmente de este castillo sólo se conserva la parte inferior de una torre de planta circular. El diámetro interior es de unos 5 m el grosor de los muros es de 180 m. Ahora, la parte más alta del edificio tiene una altura de tan sólo 4 m.

Actualmente de este castillo sólo se conserva la parte inferior de una torre de planta circular

En realidad, en el exterior vemos que los 3,2 m inferiores, que se asientan sobre la roca, tienen el grosor de 180 m; a partir de este nivel hay un ligero escalonado que hace perder en la pared unos 20 cm. Los sillares de este edificio son poco grandes (10 cm de alto × unos 30 cm de largo) y no demasiado trabajados; son hechos con piedra del sitio; en la parte superior son más pequeños. El mortero que les une es bastante duro. Esta torre debía de ser mucho más alta. Al menos tendría una altura de unos 10 m.

También tendría una puerta a unos 5 m. Seguramente debía permanecer encerrada en un recinto mucho más amplio, tal y como es normal en este tipo de castells, del que, sin embargo, no se ha conservado nada.

La historiadora Sandra Araguas compara esta fortificación con la de Castellví de la Marca y la fecha hacia el año 1030. Aunque con los pocos restos que se han conservado y sin tener ningún otro elemento de la construcción, como una puerta, que facilite su datación es difícil de asegurar nada, creemos que en principio se puede datar hacia el inicio del siglo XI.

Ermita de Sant Miquel de Montclar

Ampliar Ermita de Sant Miquel de Montaclar.

Ermita de Sant Miquel de Montaclar.

Àngela Llop

La iglesia de Sant Miquel se ubica sobre un pequeño monte que se eleva sobre la localidad de Biure de Gaià, junto a los restos del castillo de Montclar, documentado desde el año 1030 y propiedad desde 1072 de la familia condal barcelonesa, que lo infeudó sucesivamente a diversas familias (entre las que destaca la de los Cervelló) antes de que en 1246 pasara a formar parte de la encomienda templaria de Barberà.

El acceso a ambos edificios se efectúa desde Biure de Gaià a través de una pista forestal que acaba convirtiéndose en un pequeño sendero. Para encontrar la primera mención sobre la iglesia de Sant Miquel de Montclar hay que esperar hasta el año 1154, cuando figura como ecclesiam de Monteclaro entre los bienes que el Papa Nastasio IV confirmó mediante bula al arzobispado de Tarragona.

En 1194 es mencionada de nuevo en otra bula, dirigida esta vez al arzobispo tarraconense por el papa Celestino III. Una tercera bula, emanada de la cancillería de Inocencio IV en 1252, la señala nuevamente entre las posesiones de la archidiócesis de Tarragona. Se ha señalado que Sant Miquel de Montclar ya debía de existir antes de 1154 y que debía de formar parte, por entonces, del obispado de Barcelona.

Esta última afirmación se apoya en el hecho de que no se menciona en las dos listas de parroquias del obispado de Vic elaboradas a principios del siglo XII, donde sí aparecen las iglesias de Forès, Sabella, Biure y Les Piles. Sin embargo, tampoco nos parece descartable que la ausencia de referencias documentales a la iglesia hasta 1154 no signifique sino que su construcción se llevó a cabo inmediatamente antes, hacia mediados del siglo XII.

Sea como fuere, la pequeña iglesia de Sant Miquel presenta una única nave rematada en un ábside semicircular. Ambos espacios van cubiertos en la actualidad por una bóveda de crucería de factura muy tosca que, evidentemente, no corresponde a la construcción original (es posible que sea fruto de una reforma llevado a cabo en el siglo XIV. Ante el escaso espesor de los muros del templo, puede valorarse la posibilidad de que la nave hubiera contado, en origen, con una sencilla cubierta de madera; en cuanto al ábside, es plausible que hubiera ido cubierto con una bóveda de cuarto de esfera.

Parece que todos los muros perimetrales del templo han conservado su factura románica, lo que nos permite apreciar que fueron construidos con una basta mampostería (ha sido señalado, de hecho, que la pobreza e irregularidad de los muros pudo hacer necesario su revoque).

La puerta original del edificio (en época moderna se abrió un segundo acceso en la fachada occidental) se dispone en el muro sur, que acoge también dos estrechas ventanas de derrame simple, y es un sencillo vano de medio punto adovelado, carente de toda decoración.

Ampliar Vista de la ermita de Sant Miquel de Montaclar.

Vista de la ermita de Sant Miquel de Montaclar.

Àngela Llop

Consta de una nave rectangular copada con un ábside semicirculario y cubierta con bóveda de crucería, todo ello construido con piedras muy poco trabajadas. La puerta se abre en la fachada de mediodía y es de medio punto, adovelada. Iglesia de una sola nave con ábside semicircular.

Sus medidas exteriores son de 11x5 metros. a los pies de la nave que coexiste con la puerta original del muro de mediodía. época moderna, siendo inaugurada el día 9 de mayo de 1975, año en que fue restaurada con un criterio discutible. Se trata de una pequeña iglesia románica, seguramente la misma que poseía el castillo, de una sola nave con cubierta de bóveda de crucería, ábside semicircular a levante y campanario de espadaña a los pies de la nave.

Se encuentra situada en medio de la cresta del Montclar y dedicada, como casi todas las iglesias de los castillos de la Reconquista, a Sant Miquel.Ha sufrido diversas modificaciones y últimamente ha sido restaurada.

La ermita estásituada en medio de la cresta del Montclar y dedicada, como casi todas las iglesias de los castillos de la Reconquista, a Sant Miquel

De la ermita se cuentan muchas historias y leyendas. Una de ellas dice que: junto al altar había una famosa lámpara en la que mientras se llamaba la misa mayor metían el aceite. Lo que ardía durante la misa tenía la virtud de curar la sordera a la primera untada.

También se cuenta que bajo la iglesia, por el lado de Pontils, hay un pequeño surco en el acantilado llamado el Desliz de Sant Miquel. Se dice que es una señal de la herradura del caballo que llevaba el santo, el cual se estaba en la capilla del castillo de Queralt y, como no quería permanecer allí, huyó dando un salto, por encima del valle del Gaià, y fue a petar de patas contra el risco del Montclar.

Cada año por los alrededores de Sant Miquel, el ocho de mayo, se celebra un encuentro donde acuden vecinos de los pueblos de alrededor y suben el santo en romería. En su interior conserva una talla de madera barroca representando a San Miguel arcángel.

Cumbre de Sant Miquel de Montclar

Ampliar Desde la cumbre de Sant Miquel de Montclar con sus casi mil metros de altura se divisa el paisaje de toda la Conca de Barbera.

Desde la cumbre de Sant Miquel de Montclar con sus casi mil metros de altura se divisa el paisaje de toda la Conca de Barbera.

Àngela Llop

La cumbre de San Miguel de Montclar se sitúa a 948 m. Desde la cima del Montclar, se pueden visionar los paisajes más amplios que uno se puede imaginar, para esto tenemos que disponer un día luminoso, desde esta cresta alargada mirando al sur se otean amplias panorámicas: a mediodía tenemos, en primer término, el monte Cristiano, junto al cual se abre paso el torrente de Comadevaques, donde sobresale la silueta de las torres del castillo de Saburella, detrás de la llanura del Camp de Tarragona y en el horizonte Mediterráneo.

En el sudeste destaca el cono de Montagut y la sierra de Ancosa, en el suroeste las características siluetas del cerro Gros y la Cogulla de Miramar.

En tramontana vemos, allí mismo, la torre y la ermita de Sant Miquel agarrada a las rocas del Relliscall del Cavall. Por detrás se asoma la cabeza Santa Coloma de Queralt que preside la meseta de marcado carácter segarrenco. A lo lejos, la barrera del Pirineo.

En tramontana vemos, allí mismo, la torre y la ermita de Sant Miquel agarrada a las rocas del Relliscall del Cavall

Hacia el este se abre el amplio valle de Sant Magí de Brufaganya y por encima de él Montserrat. Por poniente se esparce la Conca de Barberà manchada de pueblos y rellena de viñedos. En las sierras que le rodean, destacan los pueblos elevados de Savallà del Comtat, Conesa y Forès. Las montañas de Prades cierran la visión hacia el este.

Sant Miguel, una historia, un poema y unas plegarias

Ampliar La ermita de Sant Miquel.

La ermita de Sant Miquel.

Àngela Llop

Cada 8 de mayo los vecinos de las Piles se encaminaban, seguramente ya de muchos siglos atrás, hasta la cima del Montclar. Y allí, en la iglesia de San Miguel, se reunía mucha gente de los diferentes pueblos de los alrededores, para celebrar la aparición del arcángel San Miguel. Y esto es lo que hicieron muchos espilencos un 8 de mayo de 1663 , aunque de una forma especial.

En esa fecha las lluvias no llegaban y los sembrados ya empezaban a estar sedientos y, cuando había este problema, los jurados de las Pilas pagaban 6 reales al párroco del pueblo para que subiera en procesión hasta la cima de San Miguel, acompañado, evidentemente, por la mayoría de vecinos del pueblo, para implorar en el Santo la tan bienaventurada lluvia (ya lo dice un dicho: “Los campos por Sant Miguel esperan agua del cielo”).

Seguramente se trataba de una “procesión de rogativas” pues no la hacían cada año, sino cuando realmente era necesario. El párroco de las Pilas explicaba que: “predicó fuera de la Iglesia en público porque en la Iglesia había mucha gente y no cabía toda la gente, quedaron muy contentos, y edificados del Sermón.”

En esa fecha, era sacerdote y predicador del pueblo el cura sarralense Pere Segarra. Hay que recordar aquí, que los vecinos de Pontils, todavía suben puntualmente cada 8 de mayo a St. Miquel, en cambio el pueblo de Biure ya hace bastantes años que trasladó el encuentro hasta el Montclar en el segundo fin de semana de mayo.

Desconocemos si este año 1663, al fin, fue un buen año para los campesinos de aquel tiempo, al año siguiente, en 1664, volvía a pintar mal, quién sabe si los espilensos volvieron a ir en procesión a St. Miquel, los que sí realizaron una procesión en demanda de agua fueron los pichones, que fueron hasta Sant Magí.

Ampliar En la montaña del fondo se aprecia el pico más alto, donde están los restos del castillo de Montclar.

En la montaña del fondo se aprecia el pico más alto, donde están los restos del castillo de Montclar.

Àngela Llop
Ampliar La ermita junto al castillo de Montclar.

La ermita junto al castillo de Montclar.

Àngela Llop
Ampliar La cumbre de Montclar y a sus pies, el bello paisaje.

La cumbre de Montclar y a sus pies, el bello paisaje.

Àngela Llop
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