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La historia y ruta de las ermitas en torno al santuario de Sant Magí de la Brufaganya

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Es de suponer que, en sus orígenes, se construyera una pequeña capilla encima de la sepultura del santo

Ampliar Santuario de Sant Magí de la Brufaganya.

Santuario de Sant Magí de la Brufaganya.

Àngela Llop

* Los autores forman parte de la comunidad de lectores de bet365

El santuario de Sant Magí de la Brufaganya (760 m de altitud) se alza a medio aire de la vertiente noreste de la cabecera del arroyo de Sant Magí, en la solana del risco de les Coves (812 m de altitud), en el término municipal de Pontils, de la Conca de Barberà, Tarragona.

El conjunto patrimonial de su entorno es uno de los centros de devoción más importantes de la provincia de Tarragona. Desde el momento de su fundación, se convirtió en un centro de peregrinaje de primer orden y actualmente es uno de los conjuntos eremíticos más completo que aún conserva su función y advocación.

Ocupa la parte central de la sierra de la Brufaganya, justo al pie de un risco, entre los antiguos poblados de Montalegre, Valldeperes, Rocamora y el castillo de Queralt. Todo el conjunto se construyó y configuró alrededor de la vida del santo ermitaño catalán Sant Magí y su culto, y está formado por varias edificaciones relacionadas entre sí.

En primer lugar, encontramos el santuario formado por la iglesia y las edificaciones colindantes el antiguo convento, las viviendas actuales, la plaza, el huerto y el cementerio, que antaño quedaban delimitadas por un muro perimetral aún conservado en algunos tramos.

En segundo, la cueva de Sant Magí, una cueva excavada en la roca que albergaba un pequeño oratorio. En tercer lugar, la fuente milagrosa con la capilla dedicada al santo. Y en cuarto, las distintas ermitas que formaban parte de la procesión y del ritual de culto de la zona: la ermita de la Mare de Déu de la Salud, ermita capilla de Mitja costa y la ermita dels Apòstols.

Ampliar Sant Magi del cielo estando, protege al caminante.

Sant Magi del cielo estando, protege al caminante.

Àngela Llop

Historia del santuario de Sant Magí de la Brufaganya

La historia del santuario de Sant Magí, tal y como relata el historiador Joan Segura i Valls, puede dividirse en cinco épocas:

  • 1ª: Época primitiva, que comprende desde la muerte del santo hasta el siglo XIII, en que adquiere la categoría de iglesia ermitaña.

  • 2ª: Época de los ermitaños, que comprende desde la época en que un ermitaño se hacía cargo de la capilla hasta el 1524, año en que se fundó un beneficio en ese santuario.

  • 3ª: Época de los beneficiados, ya que eran ellos quien cuidaban el santuario, que entonces ya era importante. Comprende desde 1524 hasta 1603, en que se fundó el Convento de Dominicos.

  • 4ª: Época de los religiosos dominicos, que comprende desde la fundación del convento hasta la expulsión de los religiosos en 1835.

  • 5ª: Época de los párrocos, que empieza en 1835 y llega hasta nuestros días.

1. Época primitiva

La constante tradición confirmada de varios milagros ocurridos en Sant Magí hace pensar que la sepultura del santo se encuentra en el punto en que es centro del santuario. Todo hace pensar que los cristianos de la zona lo enterraron en ese sitio y una vez terminadas las persecuciones, los cristianos empezaron a venerarlo públicamente. Es de suponer, pues, que se construyera una pequeña capilla o ermita encima de la sepultura del santo, de la cual no poseemos ninguna información.

Durante el siglo X, la mayor parte del territorio, más tarde conocido como la baronía de la Llacuna, estaba ya en manos de los cristianos, aunque la pacificación definitiva no llegó hasta el último tercio del siglo XI.

La pérdida de los archivos parroquiales de Rocamora y Montagut dificulta mucho encontrar la génesis del santuario pero la primera noticia documental de la cual tenemos noticia es una carta de donación de la casa de Bufagranyes de 1204 para Guerau de Montagut y su esposa Ponçeta, al Hospital de San Juan de Jerusalén.

Esta casa, dice, confronta de oriente “in rocha de Sti. Magini”, nombre que aparece también en la confirmación que los hermanos Berenguer y Guillem de Montagut hicieron el 1228 al mismo hospital. Lo que sí que sabemos con seguridad es que Sant Magí era una ermita foránea a la parroquia rural de Rocamora, sufragaría de Montagut, y a su ermita, y que no adquirió categoría de iglesia ermitaña hasta el siglo XIII.

Antes de ese momento, si se mencionaba, era como “roca de Sant Magí”, sin ninguna referencia a capilla o ermita. Durante la segunda mitad del XIII ya sale mencionado en varios legados testamentarios de Rocamora, Santa Coloma de Queralt y Santa Perpètua y durante el siglo XIV la influencia del santuario ya se había extendido fuera de la baronía de la Llacuna.

Ampliar Ermita de las fuentes.

Ermita de las fuentes.

Àngela Llop

2.Época de los ermitaños

Joan Segura i Valls afirma que los barones de la Llacuna (y por lo tanto, de Rocamora y Sant Magí), pertenecientes a la noble familia de los Cervelló, fundaron y construyeron, en el sitio que ocupa la actual iglesia, una pequeña capilla o ermita, de la cual siempre ejercieron de patrones, pero seguramente ya existía alguna construcción de culto anterior.

La tradición popular cuenta que tan pronto la ermita tubo una casa anexa, se instaló un devoto ermitaño y en algunos documentos del siglo XIV consta que la ermita estaba bajo el cuidado de dos sacristanes, llamados “obrers de Sant Magí”. A partir del siglo XVI, la protección de la casa de los Cervelló hacia el santuario será constante y después de restaurar la santa casa, Estefania de Centelles, viuda de Berenguer Arnalt de Castro y de Pinós (señor de Cervelló), fundó la hermandad de Sant Magí.

3.Época de los beneficiados

El santuario fue creciendo, siempre con la colaboración de los barones de la Llacuna hasta que Estefania de Centelles consiguió las indulgencia para el santuario el 12 de febrero de 1524 y fundó el beneficio de Sant Magí el 31 de mayo de 1524.

En esa época, el santuario pasó de estar regentado por un ermitaño a tener dos, y tres o cuatro sacerdotes, nombrados por el mismo beneficiado, administrador del santuario. Con la cooperación de los limosneros, las obras y milagros de Sant Magí se difundieron por todo el territorio y en 1528 ya se estamparon las indulgencias concedidas por Clemente VII a los devotos de Sant Magí, con un relato de 25 milagros obrados en el santuario y los gozos del santo al final.

La difusión de las estampas popularizó el sitio y muchos enfermos, novenarios y peregrinos acudían a él. En ese momento el santuario ya tenía un hostal para los peregrinos, un hospital para los enfermos, la fuente, almacenes, la tienda de objetos piadosos, la cueva del santo y alguna capilla por los alrededores.

Cabe remarcar que en 1556 Lluís de Cervelló consiguió agregar la capilla de Sant Magí a la Basílica de San Juan de Letrán de Roma, cosa que incrementó los privilegios parroquiales al santuario. Esto propició la incorporación de la parroquia de Rocamora a Sant Magí, que por aquel entonces estaba medio abandonada.

Una descripción más detallada del santuario en esta época y todo lo que contenía la encontramos en el artículo de Madurell i Marimon, en el que aparece un inventario del santuario de 1578. La descripción de la Casa del santuario empieza con las cámaras de la torre de arriba y las de abajo, la casa de los novenarios con sus dependencias inferiores, la casa de los capellanes, las cámaras de las mujeres con la especificación de las camas y el mobiliario, aparte de los espacios anexos: despensas, cocina, obrador, etc.

Completa en inventario una lista del nombre y las características de las sábanas, almohadas, mantas, toallas, etc. El inventario también recoge una descripción de la iglesia, que en ese momento contaba con dos altares, el de la Piedad y el de Sant Magí, además de la capilla del Santo Cristo; siempre con la descripción minuciosa de los ropajes, utensilios, objetos y mobiliarios de cada uno.

Además, también describe brevemente la cueva del Santo, en la que había un salterio, un velo de seda y plata, cortinas, bancos, etc. y la capilla de las fuentes, donde había un palio de cuero con un Sant Magí.

4. Época de los religiosos dominicos

Esta época empieza con el acuerdo entre los barones de la Llacuna don Martí Spes i de Alagón y Dña. Estefania de Castre i de Cervelló, patrones del santuario, con el beneficiado de Sant Magí, Enric de Castre i de Cervelló. Determinaron dar la santa casa, el hospital y el beneficio a los religiosos de Santo Domingo para que fundasen un convento y la donación fue aceptada el 1603 con los siguientes pactos: Los señores de la Llacuna se reservaban la jurisdicción sobre el territorio de Sant Magí.

Ampliar Parte lateral del monasterio.

Parte lateral del monasterio.

Àngela Llop

Que el cuerpo del Santo no se pueda dividir en reliquias parciales. Los religiosos se encargaran de todas las obligaciones espirituales de la casa. Los barones se reservan la capilla mayor del santuario. Como patrones y fundadores del convento, los barones pueden poner sus armas en todos los edificios construidos y edificables, sin perjuicio que el convento pueda poner las suyas.

Se reservan el derecho de obtener una tribuna en la capilla mayor, sin profanar la clausura del convento. A cambio, dan a los religiosos el patronato de la Casa de Sant Magí y todas las posesiones de las que goza. Les conceden la primicia de todo el término de Rocamora para que los religiosos administren los sacramentos a los feligreses de la suprimida parroquia.

Los religiosos empezaron a regenerar provisionalmente el santuario en noviembre de 1603 y los designados para iniciar la nueva etapa fueron los padres Domingo Lladó y Tomàs Palau. Llegadas las bulas de Roma, el mismo Domingo Lladó tomó posesión del santuario el 15 de mayo de 1605 y este mismo año se hizo la anexión formal de la parroquia de Rocamora y se trasladó la pica bautismal de la iglesia de Rocamora a Sant Magí.

También en 1605 los superiores del orden de Santo Domingo determinaron aceptar la fundación de la nueva casa de Sant Magí, erigiéndola en Priorato y señalando a Francisco Domingo como primer prior.

Resulta muy interesante la descripción y el inventario que hace de la Casa de Sant Magí el padre Lladó en 1603. Detalla el estado en que se encontró el conjunto cuando llegaron los dominicos, parte por parte. Empieza por el portal y la plaza, la casa de los religiosos, las torres, el hostal, la cueva, algunas de las ermitas y la iglesia, con sus retablos, imágenes, capillas, el sepulcro del Santo y los objetos suntuosos que poseía.

Y para completar la imagen del santuario de esta etapa, Barraquer hace una relación de las posesiones del convento: Las tierras adjuntas al santuario, pobladas casi en su totalidad por bosques. El manso Tatxet, situado en el término de la Llacuna y Miralles y que estaba formado por una casa con oratorio, dependencias agrícolas y 92 jornales y medio de tierra, de los cuales 12 y medio eran de tierra de cultivo, 4 de viña y 70 de bosque. Un censal de pensión anual de 215 libras y otro de pensión de 140.

El santuario, afirma Barraquer, no perdió el carácter impreso por los beneficiados pero fue ampliado en todos los aspectos. La iglesia y la casa fueron modificadas y restauradas totalmente. Multiplicaron los hospedajes, las ermitas, la propaganda, la afluencia de peregrinos, las ofrendas y las celebraciones. Fue en esta etapa, también, cuando se construyó la actual iglesia de Sant Magí.

En 1735 empezaron las obras a expensas del padre Tomàs Ripoll y no terminaron definitivamente con las capillas, todos los altares, las celosías, la imagen restaurada del Santo, etc. hasta finales del siglo XVIII. Esta iglesia es la que, con posteriores restauraciones y modificaciones, ha llegado hasta nuestros días.

El convento de Sant Magí de la Brufaganya murió después de 232 años de existencia con la Desamortización de Mendizábal. El 30 de julio de 1835 la Casa fue saqueada y los frailes asesinados por un grupo de hombres de Santa Coloma de Queralt, a excepción del prior, que quedó malherido y el superior, que puedo escapar.

El convento de Sant Magí de la Brufaganya murió después de 232 años de existencia con la Desamortización de Mendizábal

El santuario quedó desierto hasta el 18 de agosto de 1841, cuando el ex-prior Domingo Janer, volvió como ecónomo de la parroquia de Sant Magí y a partir de 1846, como rector. Así comenzó la última etapa histórica de Sant Magí, que llega hasta nuestros días.

5. Época de los párrocos

En esta época se construyeron y doraron casi todos los altares, se construyó la escalera de mármol del camarín, que fue pintado y dorado, se restauró la fachada de la iglesia añadiendo un segundo campanario y se enriqueció la sacristía con telas preciosas.

Una exhaustiva descripción de cómo se encontraba el complejo del santuario y el convento aparece en el artículo de Aulèstia i Pijoan de 1883 publicado en las memorias de la Associació Catalanista d’Excursions Científiques. Ya en el siglo XX, se restauró la imagen del Santo y se erigieron los padrones de los devotos de Igualada y de Tarragona.

Durante la Guerra Civil, se destruyó y saqueó el santuario, quedando sin nada en su interior y con la cubierta de la iglesia totalmente derrumbada. Las fuentes, afortunadamente, quedaron intactas.

Ya en los años cincuenta, empezaron las obras de reconstrucción (Petrofilo, 1954), se volvió a instalar un hostal y una hospedería y se retomaron las celebraciones de los aplecs y las fiestas tradicionales.

Ampliar El santuario de Sant Magi está enclavado junto la montaña.

El santuario de Sant Magi está enclavado junto la montaña.

Àngela Llop

Cueva de Sant Magí

En la parte norte del santuario y siguiendo el risco de la sierra de la Brufaganya, llamado popularmente “cingle de les coves”, encontramos la cueva de Sant Magí o cueva santa.

Se trata de una cueva natural, abierta hacia el sur, de una profundidad máxima de 3 m y una longitud de unos 7 m, con una altura máxima de 2,5 m. Delante suyo hay un desnivel de 9 metros y se accede a ella por el camino a las cuevas, que acaba con una serie de peldaños de piedra que conducen a ella.

Las características de esta cueva corresponden a las de una vivienda, probablemente de origen románico, ocupada por un ermitaño. En este caso, sin embargo, la continuidad de uso a lo largo de los siglos hace que encontremos, también, en el lado oeste y al sur, los restos de un muro moderno hecho de ladrillos que cerraba la entrada natural a la cueva con una pared en la que se abría una puerta para acceder al interior.

Según la tradición, el santo anacoreta vivió en esta cueva durante treinta años, subsistiendo por ministerio angelical. Por este motivo los devotos y enfermos subían hasta la cueva en busca de su milagro. En la época de los beneficiados, la convirtieron en un oratorio, con un altar de yeso con la imagen de Sant Magí de oro y piel.

Ya en el siglo XVII, los padres dominicos quisieron representar la escena histórica de los tiempos de santo penitente, con una imagen del anacoreta, de tamaño natural de rodillas y medio extasiada delante de una gran cruz, ornada con los improperios de la pasión. A su lado, había un ángel sobre un pequeño altar con actitud de propinar alimento celestial en forma de pan al santo y en el altar se podía leer la siguiente inscripción:

“Esta cova que mires horrorsa / Trenta anys de S. Magí fou habitada / Fent en ella penitencia espantosa, / Y com ta anima no esta penetrada / De dolor? Fent tu vida llicenciosa / Fentla un Sant trenta anys tan mortificada? / Donchs ves; pensa en los horrors de esta cova / No tardias ja en feer vida tota nova / 1739”.

Ampliar En este peñasco se encuentra situada la cueva de Sant Magí.

En este peñasco se encuentra situada la cueva de Sant Magí.

Àngela Llop

Al fondo de la cueva había unas ramas de madera pintadas simulando serpientes y otros reptiles recorriendo las paredes de la cueva. Actualmente, la cueva en sí se encuentra en un estado de conservación bastante bueno.

El camino de acceso es transitable y los dos tramos de escales también, aunque es necesaria una limpieza de vegetación. La cavidad interior está intacta y no hay rastro ni del altar ni de la imagen del Santo. Está completamente vacía. Y de la pared que antaño cerraba la cueva, solo quedan unos restos de ladrillo y una pequeña parte de muro en el lado este.

Unos 40 m más hacia el este hay otra cueva un poco más grande, de 5 m de profundidad, 3,5 m de largo y unos 2,7 m de alto. También estaba cerrada con un muro, en este caso de piedra, con una puerta que daba acceso al interior. No hemos podido acceder a esta segunda cueva debido al mal estado de la zona y a la abundante vegetación, así que no la hemos incluido en el conjunto patrimonial pero sí que quedan restos del tramo de escaleras que conducían a ella

Capilla de las Fuentes y fuente milagrosa

En el lado norte se encuentran las fuentes, situadas a un nivel inferior del nivel del suelo y ubicadas en un espacio porticado con arcos de medio punto. Se accede a ellas a través de una gran portalada con arco de medio punto que da paso a unas escaleras de piedra que conducen a un espacio cuadrangular.

En la parte inferior de la pared del fondo se encuentran las fuentes, formadas por cuatro surtidores sin ningún tipo de ornamentación y en la parte superior se abre un gran arco de medio punto con una verja de hierro que deja ver la capilla del nivel superior.

En las paredes laterales hay un banco de piedra en la parte inferior y en la superior, dos arcadas de medio punto a cada lado que dejan ver el exterior. Este espacio está cubierto por dos tramos de bóveda de cañón con lunetas y arcos fajones terminado con unas ménsulas esculpidas en forma de voluta estilizada. Y en el lado sur, se encuentra la capilla, también de planta rectangular y cubierta por dos tramos de bóveda de cañón con lunetas y arcos fajones, todo enlucido.

Se accede a ella a través de una puerta lateral abierta en el muro este y solo tiene una pequeña apertura en forma de ventana cuadrada en este mismo lado. La luz entra a través de la gran arcada que comunica la capilla con las fuentes y en la pared del fondo hay una reproducción sobre tela de un cuadro de Sant Magí obrando el milagro del agua.

El origen de la fuente y su ubicación encuentran explicación en la biografía y milagro de Sant Magí. Según el hagiógrafo Sessé, los verdugos, después de arrastrar el santo desde la cueva santa al torrente, sufrieron una gran sed y rogaron al mártir que les diese agua a cambio de dejarlo donde él quisiera. Sant Magí puso el bastón en el suelo y hecha la oración, empezó a brotar agua viva y muy dulce en un sitio muy seco donde nunca antes había habido agua. Después de haber matado el santo, acordándose del dulzor de la fuente, los verdugos quisieron beber otra vez pero ya había perdido el dulzor natural y no servía ni para cocinar ni para beber, pero tenía la virtud de sanar muchas enfermedades.

La capilla fue construida en el siglo XVI y restaurada en el siglo XVII, y la obra de las fuentes se reedificó por completo durante el primer tercio del XVIII. El agua milagrosa de la fuente de Sant Magí era uno de los elementos principales de la devoción de enfermos, que iban allí para curarse.

Por ese motivo, los administradores de la casa mandaron construir un hospital justo al lado, con una habitación para bañar a los enfermos. Dicho establecimiento benéfico funcionaba ya en 1556 y perduró hasta 1629, cuando fue trasladado a la casa del Santuario.

Así pues, junto con la iglesia, las fuentes son el elemento central de Sant Magí, ya que es donde se hacía la procesión con la imagen del santo desde el santuario para bañarlo.

Junto con la iglesia, las fuentes son el elemento central de Sant Magí

Y desde hace siglos, acuden expediciones desde distintos puntos de Catalunya para llevarse agua de la fuente. Son especialmente importantes los portantes de agua de Tarragona y Cervera, de donde el santo es copatrón, pero también acuden desde Barcelona, Mallorca, Igualada, Vilafranca, Manresa, Santa Coloma de Queralt y antiguamente incluso de Zaragoza y Madrid, entre muchos otros. Es una gran celebración, ya que acude gente a caballo y con carros para llenar los cántaros con el agua milagrosa.

Ampliar Ermita de Sant Magí, dentro de ella están las fuentes en donde los peregrinos recogen el agua milagrosa.

Ermita de Sant Magí, dentro de ella están las fuentes en donde los peregrinos recogen el agua milagrosa.

Àngela Llop

Ermita de la Mare de Déu de la Salut

Se trata de una pequeña ermita de planta rectangular que se encuentra en muy mal estado de conservación. Se desconoce cuándo fue construida originalmente pero sabemos que fue restaurada a principios del siglo XVII.

Actualmente se ha perdido la cubierta por completo, así como el muro oeste, por donde se entraba a la ermita. Sin embargo, se adivina una edificación de planta rectangular de unos 6 x 3,5 m, con cubierta de bóveda de cañón y con una hornacina en el muro este, donde estaba situado el altar originalmente.

El suelo está recubierto por las piedras de la cubierta y de los muros parcialmente derrumbados y en el muro norte, el que toca a la montaña, se abre una pequeña puerta justo al lado del altar, que conduce a la parte trasera de la ermita. En esta parte hay restos de otras construcciones que probablemente corresponden a la casa del ermitaño que se hacía cargo de la pequeña capilla, hoy totalmente derrumbada. Solo quedan restos de algunos muros y piedras por todas partes.

Una descripción de 1924 nos da algunas pistas de cómo debía ser la ermita33. Relata que estaba construida de bóvedas y arcos de yeso y tenía sacristía, con un mueble para guardar los ornamentos litúrgicos. El altar tenía un retablo plateresco con una hornacina con la imagen alabastrina de la Virgen.

En las tablas laterales había pintados Sant Magí y Sant Josep, en la parte superior la Crucifixión y en la predela el Nacimiento, Anunciación, Sant Antoni y Sant Francesc. En la clave de la arquivolta había esculpido el escudo de la casa de los Cervelló. Antes había una habitación para el ermitaño, la cual en 1603 consistía en una salita con fregadero y chimenea francesa, más adentro una cocina y detrás, un estudio y una cámara.

Primitivamente estaba dedicada a la Mare de Déu del Roser y en 1570 se erigió la cofradía del Sant Rosari pero en 1603, los frailes cambiaron la invocación con la de la Salut, la cual se veneraba en una capilla de la iglesia.

El cambio de imágenes fue debido a que la cofradía del Roser, según una bula de autorización, no debía erigirse en una ermita sino en la iglesia del santuario. Casi siempre estuvo administrada por un ermitaño propio y privilegiado con una cierta autonomía. Había mucha devoción, muchos exvotos, y se acudía a ella en procesión dirigiéndose a la cueva de Sant Magí.

Ampliar Ermita y fuentes de Sant Magí.

Ermita y fuentes de Sant Magí.

Àngela Llop

Ermita de Mitja Costa

Es una ermita dedicada al santo titular del santuario que fue construida en 1611, en memoria de un rosal de Sant Magí. Se renovó en 1786 y a principios del siglo XX aún conservaba la imagen del santo de tamaño natural, esculpida y de estilo barroco, hoy desaparecida.

Actualmente aún conserva gran parte de los muros externos de piedra pero ha perdido la cubierta por completo, así como cualquier rastro del interior. Se trata una ermita de planta rectangular de unos 3,5 x 5 m, originalmente con cubierta a dos aguas, que aún se adivina por el perfil superior de uno de los muros.

El muro más afectado es el sureste y en el noroeste aún se conserva la apertura de la puerta de entrada, aunque ha perdido la parte superior. Del interior solo quedan rastros en alguna esquina del rebozado. Era una de las ermitas que formaban parte del recorrido de las procesiones desde las fuentes hasta el santuario

Ermita dels Apòstols o del Collet

Se trata de una ermita construida en 1611 en el cuello de la sierra por donde pasa el camino de Santa Coloma. La documentación afirma que era la más grande de todas y se iba a ella en procesión desde el santuario.

Actualmente solo quedan unos pocos restos de muro de piedra, sobre todo una esquina, pero el resto ha desaparecido por completo y cualquier traza del perímetro original está cubierta por la vegetación.

Originalmente, en época de los dominicos, había muchas más ermitas que formaban parte de este conjunto: la ermita de Santa Caterina, la ermita de Sant Domènec, la ermita de Sant Pere Màrtir, la ermita de Sant Jacint, la ermita de Sant Ramon, la ermita de Sant Vicenç, la ermita de Sant Magí del Barretet, la ermita de Sant Josep y la ermita de Santa Susagna.

Todas ellas, a excepción de la de los Apòstols y la de Mitja Costa, descritas anteriormente, se encontraban en la montaña, en el “cingle de les coves”, ya fuesen excavadas en la roca de la montaña o aprovechando pequeñas cuevas naturales. Hoy solo conservamos las descritas y solo tenemos testimonios gráficos de una de las desaparecidas, la de Sant Domènec.

El resto no sabemos dónde se ubicaban concretamente pero sí que formaban parte de este conjunto de ermitas que se seguían en procesión para adorar a Sant Magí.

Ampliar Las fuentes están dentro de la ermita de Sant Magí.

Las fuentes están dentro de la ermita de Sant Magí.

Àngela Llop

La costumbre de ir a buscar agua milagrosa

La fiesta de Sant Magí es un evento que reúne a toda la gente de Cervera. Esta fiesta consiste en el reparto del agua milagrosa del santuario de San Magín de la Brufaganya.

Anteriores a la construcción de la iglesia se han conservado unos gozos dedicados a Sant Magí impresos en la Imprenta de la Universidad de Cervera en 1768.

Ampliar Sant Magí.

Sant Magí.

Àngela Llop

Fueron los dominicos quienes posiblemente fomentaron la costumbre de ir a buscar el agua milagrosa a las fuentes de la Brufaganya.Para ir a buscar el agua, se marchaba de Cervera la madrugada del 15 de agosto en carros hasta Santa Coloma y desde allí hasta las fuentes de Sant Magí con los animales (sin carros, ya que no había camino), donde se llenaban los botijos que iban dentro de los argadeles de los burros y de las mulas.

También se cosechaba boj y lavanda para adornar la iglesia y la calle. Después se hacía el regreso para llegar a Cervera el día 18, víspera de la fiesta, al atardecer.Actualmente, la fiesta, aunque ha cambiado obligada por los nuevos tiempos, en esencia sigue haciéndose igual.

Ampliar Los romeros de distintas poblaciones se llevan el agua en peregrinación a Tarragona, Cervera, Igualada…

Los romeros de distintas poblaciones se llevan el agua en peregrinación a Tarragona, Cervera, Igualada…

Àngela Llop

Rocamora de Sant Magí

Del antiguo término de Rocamora de Sant Magí, situado al principio del valle de Sant Magí, en el lado oriental del municipio, sólo queda la antigua iglesia románica, que en el siglo XIII fue erigida en parroquia rural, sufragánea de la de Montagut, bajo la advocación de Sant Jaume y Sant Cugat, y anexionada en el año 1605 al santuario de Sant Magí.

El castillo de Rocamora aparece casi siempre documentado con el vecino de Brufaganyes, desaparecido y que según algunos autores estaba situado al pie de la montaña, a unos 2 km del santuario de Sant Magí.

En el último cuarto del siglo XI ya es mencionado este último castillo como perteneciente a los condes de Cerdanya Guillem i Sança, por los que lo tenía el vizconde de Girona Guerau Ponç. En el siglo XII ambos castillos y el lugar pertenecían a los Cervelló, y era castlana su familia Montagut. Guillem de Montagut dejó, en testamento otorgado en 1168, a su hijo Guillem el castillo de Brufaganyes y la tercera parte del castillo de Rocamora.

El castillo de Rocamora aparece casi siempre documentado con el vecino de Brufaganyes

En 1204 Guerau de Montagut concedió al pedido del Hospital de San Valentín de las Cabañas una casa en Brufaganyes, que representó el inicio de la penetración hospitalera en este lugar.

Esta donación fue confirmada a favor del Hospital en 1228 por sus nietos Berenguer y Guillem, y en 1250 Arnau de Queralt y los suyos aprobaron todas las propiedades que la orden había conseguido en dicho lugar.

El núcleo de Rocamora y Sant Magí de Brufaganya tenía 5 habitantes en 2005. En el lado nororiental del término, escalonados en el pequeño valle que hace el barranco de Sant Magí, se encuentran los núcleos de Vilaperdius (4 habitantes en 2005) y Montalegre (620 m), en el lado derecho, y, más en el norte a la izquierda, la cacería de Valldeperes (670 m, 20 habitantes en 2005), con una iglesia dedicada a la Virgen de la Esperanza.

Ampliar La iglesia de Sant Jaume de Rocamora.

La iglesia de Sant Jaume de Rocamora.

Àngela Llop

El conjunto la iglesia de Sant Jaume de Rocamora, una construcción románica situada muy cerca del santuario, ya que nunca tuvo relación con las celebraciones del santuario ni las peregrinaciones para adorar al santo. Y aunque en un origen Sant Magí formaba parte de la parroquia de Rocamora, con el tiempo acabó absorbiéndola y se convirtió en la parroquia principal de la zona.

Ampliar Muros deSant Jaume de Rocamora.

Muros deSant Jaume de Rocamora.

Àngela Llop

Se han excluido, también, las estructuras pertenecientes al patrimonio fluvial de la zona, como dos fuentes más, la fuente de la Verge de la Salut y la fuente de Sant Domènec, un molino y una esclusa, por tratarse de estructuras apenas conservadas y que no guardan relación con el culto al santo.

Sin embargo, queremos resaltar la importancia del agua como elemento clave en la configuración de todo el conjunto, ya que es el elemento central del milagro de Sant Magí y por lo tanto, su atributo. También se han excluido la Masia de les Fonts y la Masia de Rocamora.

Ampliar Techo de la iglesia de Sant Jaume de Rocamora.

Techo de la iglesia de Sant Jaume de Rocamora.

Àngela Llop
Ampliar La puerta lateral de la iglesia de Sant Jaume de Rocamora.

La puerta lateral de la iglesia de Sant Jaume de Rocamora.

Àngela Llop
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