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“Deje que la vida obre a su antojo. Creáme, tiene razón la vida. Siempre y en cualquier caso”.
-Rainer Maria Rilke-
Recibo feliz tu gratitud y entusiasmo y te anuncio que este texto que ahora lees ve su luz en bet365. Tus palabras, como destello indirecto, quedarán a salvo en medio de la habitación de estos párrafos. A veces, un escrito tiene únicamente que despertarnos, ponernos en los ojos la brisa amiga del paisaje, lanzarnos hacia lo de adentro para salir al fin hacia lo de afuera. Me alegro de que la mayoría de mis consejos te sirvan e impulsen tu arte. Para los que no lo saben esta es la segunda carta que te escribo.
La madurez es una visión amplia, que no un relativismo de barra. Encerrar en el papel una conclusión certera, incluso después de haber agotado las posibilidades de nuestro propio pensamiento, no es una tarea en principio risueña. Lo blanco puede contener un trazo de negro y lo negro un trozo de blanco.
El filósofo, aunque parezca que tiene que ser categórico o tajante, tiene que ser al mismo tiempo flexible, moldeable, porque la verdad es también un ser moviente, un cuerpo hermoso de aire. Lo que es muy rígido se rompe fácilmente; lo que es muy delicado: puede fragmentarse.
El poeta que une sentimiento y pensamiento da consistencia y vigor a sus textos. Haz que aparezca, aunque sea solo alguna vez, la paloma del pensamiento, porque lo reflexivo se graba a fuego en la memoria y nada hay como lo memorable para la conquista de lo inolvidable. Cualquier cosa es contingente, pero el poeta debe tratar que sus páginas sean si no imprescindibles al menos necesarias.
El poeta que une sentimiento y pensamiento da consistencia y vigor a sus textos
La naturaleza del ser humano y la del poeta es contradictoria porque somos seres cambiantes y movibles. Aceptar lo inmenso para habitar en lo pequeño: tal puede ser mi consigna. Que la vida tenga cierta limitación es muy benéfico. Si pudiésemos volar, no tendríamos alas para el sueño de la imaginación. Como quiera que hay tristeza y frustración también hay arte y literatura. Quien sufre alegremente supera todo su sufrimiento y se capacita en grado sumo para la vida.
El mundo es lógico cuando la mente sigue un camino ordenado y es ilógico cuando este sendero es irreverente, un asombro de posibilidades sonrientes. La mente creativa tiene que abrazar cierta ensoñación divagadora, cierta evanescencia. En nuestro monólogo interior hay pasos guiados y también muchos saltos a la piscina de lo inconexo.
El creador se mueve necesariamente en un mundo de orden y caos pero ha de ser rey de este mundo y no un mendigo. Venimos a dar y no a pedir en la medida en que el que ofrece abundancia recibe abundancia de regreso. Atesora y da.
Acéptalo todo pero ordénate porque el equilibrio es siempre la solución más sana y recomendable. Si hemos de ser locos, hemos de ser locos balanceados, porque la locura alegre es la única fértil y llevadera. En la vida está la muerte y en la muerte está la vida. Antes, durante y después sucederán cosas y tú estarás presente para recibir y escoger, para llorar y reír -según prefieras-.

Rainer Maria Rilke, en 1913.
Para ser creativo y abundante hay que enlazar opuestos, dar la mano a lo que aparentemente es contrapuesto. Esto es libertad y amplitud pero si quieres público y comprensión camina preferentemente por senderos de orden y claridad. Deja el justo espacio para la rareza y la extravagancia abriendo, sin embargo, las puertas al misterio porque es bueno y necesario dejar un espacio para lo incomprensible y que de este modo éste nos habite y nos de buena parte de su magia y fecundidad.
Para ser creativo y abundante hay que enlazar opuestos, dar la mano a lo que aparentemente es contrapuesto
Te dije que esperases a que tus ideas se hicieran grandes y poderosas antes de darles rostro y forma. No es necesario. Puedes ser una escritora de pequeños bocetos, sumar instantes de inspiración hasta que tu obra se redondeé en la mansión de su propia grandeza.
Puedes escribir de forma autómata o improvisatoria. No es necesario, como yo pretendo muchas veces, escribir en el mármol y aspirar a la inscripción rotunda y perenne. El estilo marmóreo puede quedar muy fuerte y compacto; sin embargo, el estilo fluido puede bailar, nadar, danzar en la bahía efímera de su propio instante. Las posibilidades están abiertas y tu ser único será más rico en la medida en que combines lo mejor de cada cosa que toques.
Lo que sí podemos afirmar con rotundidad es la infinitud del arte. Nosotros pondremos la limitación, haremos trucos con la magía de que lo ya confirmamos como seguro y efectivo. Alguna vez la pereza nos ganará en la búsqueda y esto detendrá por momentos nuestro crecimiento, nuestra evolución. Igualmente, emergerá el tedio y hará su asiento el vacío para gritarnos que la vida es rica y debemos tener ojos de lechuza y sorprendernos de nuevo naciendo como un sol iniciador. Lo divino o, si prefieres, lo creador ya está en ti. Convócalo. Toca la tecla y haz sonar la música.
Tienes que encontrar tus libros. No los leas solo, respíralos, medítalos, llevátelos al pecho. Si no encuentras tus libros, no importa, ellos te encontrarán a ti. Los libros llaman y hay que abrirles, hacerles hueco, hospedarlos en lo interno para que nos vuelvan más ricos y nobles, para guiarnos hacia nuestra propia expresión.
Cada vez que leas un libro y tanto más cuanto más rico sea, encontrarás nuevos tesoros en él. No te centres en un reducido número de autores o solo en los grandes. No hay libro del todo malo en la medida de que todo libro contiene, como poco, un gran acierto por más mediocre que sea o nos parezca su autor.
Muchos seres trabajan sin pasión por la necesidad del pan pero nadie en el mundo del arte está forzado por la obligación. Esto hace que todo escritor ponga en sus libros, al menos como intento, lo mejor de sí. Se escribe con tiempo, se analiza, se pesa, se medita un texto. Esto hace que las mejores ideas no estén ordinariamente en una conversación sino en un libro que es el hijo predilecto de una fecunda y rica soledad.
Cada vez que leas un libro y tanto más cuanto más rico sea, encontrarás nuevos tesoros en él
Me dices que cuándo está ya escrito el poema y cómo saber si es bueno. Decía Picasso que un cuadro nunca está acabado, que el cuadro nos acaba a nosotros. Señalaba Juan Ramón Jimenez algo así como que no se debe tocar más la flor, que así es la rosa. Encuentra tu equilibrio entre ambas verdades o propuestas.
Yo entiendo un poema acabado cuando es sinuoso como arena en duna y su aspecto es moldeable pero tiene la posibilidad de lo cambiante. Ciertamente ahora estoy en este camino, busco un rostro definitivo pero dejo que en mi poema haya un atisbo de esbozo, una apertura hacia la vaguedad o la indeterminación.

Una joven poetisa.
Hay autores cuyos versos parecen que no pudieron tener otras palabras que las precisamente dichas y otros de movibles y cambiantes horizontes.
En fin, los caminos son interminables y están siempre a nuestra disposición. Podemos escribir en el mármol pero también debemos ser capaces de escribir en la tierra, en el agua y en el aire. Fíjate. Este es mi método. Yo escribo un poema, generalmente de golpe, luego de haber bebido de otros autores y haber guardado la intensidad que pudieron recabar mis instantes.
Antes de escribir, mientras la vida va haciendo camino, interiorizo todo y medito nuevos horizontes. Luego me lanzo al poema con la guía infalible del sentimiento. El poema siempre y en todo momento debe conmover. La originalidad, la temática y otros asuntos son secundarios. Emocionar o no emocionar no es negociable. Hay que lograr la emoción sin fisuras.
Cuando escribas deja que tu juicio crítico sea como máximo un treinta por ciento y permite que lo demás sea vuelo, flujo, revelación del sentimiento. Una vez escrito el poema y revisado, deja que
Cuando escribas deja que tu juicio crítico sea como máximo un treinta por ciento y permite que lo demás sea vuelo
pasen días, semanas, meses e incluso años y vuelve sobre él. Verás normalmente que la emoción palpitante que tenías al escribirlo, seguramente se habrá oscurecido o semi desvanecido y es entoces cuando debes perfilarlo al máximo. No mires demasiado los aciertos que tenga en la ocasión en que te propongas pulirlo tras el reposo. Examina en ese momento friamente sus deficiencias o puntos de mejora.
Aquí el juez, la visión implacable, debe ocupar un sesenta o setenta por ciento, ya que, si es mayor no verás la emoción o el acierto que pusiste por el alto grado de exigencia de tu mirada escrutadora. Tras esto, haz las últimas dos revisiones con la mirada del ole, con la sonrisa del acierto para compensar la crítica y hallar alguna auto satisfacción.
Si siempre te mantienes curiosa, abierta, expectante y estudias la obra de diferentes y diversos autores, tu creatividad no menguará. No hay crisis creativas, solo pantanos para perezosos impenitentes. Admira sin descanso. Agradece las aportaciones de otras maravillosas mentes y ponlas en valor.
El artista muchas veces se ocupa en exceso de sí mismo pero debes dar lugar para otros artistas como en el flujo de una generosa conversación.
Ten presente que somos la suma de todas las invenciones y esfuerzos precedentes. Por más fuertes que seamos, solos, completamente solos, no podremos nada. Tenemos que apoyarnos en los demás. Y esto es fortaleza y no debilidad. Débil es quien le da la espalda al arte, al aprendizaje, al conocimiento porque no avanza. En la admiración hay siempre amor y en el amor hay siempre admiración. Tu talento, cuando más admires, más se elevará porque permitirás que en tu alma se posen otras aves y te harás diversa y melodiosa como una feliz canción.
Por último, me preguntas si he leído las Cartas de Rilke a un joven poeta. ¿Cómo no iba a hacerlo? Me han servido de sendero para ofrecer mis consejos, aunque mi discurso sea de un cariz diferente. Hay mucha profundidad ahí, muchos aciertos nada previsibles. La verdad, aunque en principio debería ser reconocible, a veces tiene un rostro de sorpresa y te lleva a lugares impensados. Tanto el camino del sentimiento como el del pensamiento son infinitos; no pienses que todo se ha escrito. El mundo acaba de comenzar.
Lava tus ojos con las transparencia del agua y deja que la lluvia, cubra gota a gota, tus pies descalzos.
Tu has sido mi destinataria imaginaria y, a partir de ahora, serás real. Serás el aroma que se toca, la sonrisa que se escribe desde el día del hoy hasta el soñar del siempre.