Recorrer el plató de The Pitt en los estudios que Warner Bros. tiene en Burbank, en las afueras de Los Ángeles, es una experiencia impactante. Dentro de un gigantesco foro de sonido se ha reconstruido la sala de urgencias de un hospital de Pittsburgh para que la cámara pueda girar 360 grados sin que nadie dude de que el sitio es de verdad. El realismo es tal que los técnicos deben estar vestidos como personal hospitalario porque mientras se rueda es inevitable que queden dentro del cuadro. También conmociona tener enfrente a Noah Wyle, el mismo que interpretó al doctor John Carter en Urgencias durante 15 años, otra vez vestido con delantal, esta vez como el jefe médico que supervisa todo lo que ocurre en el hospital y a quien seguimos en cada episodio que cuenta una hora de su vida en tiempo real.
Algo tuvo que ver en que se concretara The Pitt , ¿es así?
Si. Yo recibía muchos correos de gente que se ocupa de atender urgencias en los que me contaban cuán difíciles eran sus vidas, quienes eran los que recibían tratamiento y quienes no. Le conté esto a John Wells y le dije que estaba pasando algo en ese mundo que merecía que volviéramos a hablar del tema. Le dije que aunque pensaba que él ya no quería volver a este mundo, si alguna vez lo hacía, que contara conmigo. Luego nos sentamos a almorzar, lo hablamos, nos asustamos de la idea, y un año después nos volvimos a reunir. Pero vino la huelga de guionistas que demoró el proceso durante 192 días. Finamente nos volvimos a sentar a hablar y aquí estamos.
Sobre la sanidad
“Seguimos hablando de los mismos temas 30 años después con la diferencia que los problemas se han agudizado”
¿Cómo fue volver a ponerse el delantal médico?
Alucinante. Es como si tuviera una muesca en mi nuca en la que el delantal calza perfecto. Es muy raro. Lo sería para cualquier actor que tuviese la oportunidad de volver a visitar algo que ocupó un lugar enorme en los primeros tiempos de su carrera. Poder volver a tocar ese instrumento con la sabiduría que te da la madurez fue espectacular. Grabar esta serie es una experiencia verdaderamente gratificante.
¿Hubo algo que le sorprendió sobre los trabajadores médicos en esta segunda oportunidad?
Si, esta fue la primera ocasión en que no cubrimos todas las posiciones que existen en la atención médica de urgencia, porque ha habido una gran inversión, mucho interés de candidatos que quieren sumarse a estos equipos y excelentes innovaciones tecnologías a lo largo de los últimos 30 años. Pero esa tendencia comenzó a declinar rápidamente después del covid. Y me conmocionó ver cuales son las necesidades de la gente hoy y cuán dura es la crisis que se está viviendo en Estados Unidos por la falta de enfermeras.
¿De donde obtienen las ideas sobre las emergencias médicas que aparecen en la serie?
The Pitt tiene un arma secreta que es el doctor Joe Sachs, nuestro asesor técnico, productor y guionista que sigue trabajando como médico en el área de urgencias en un hospital. Él siempre revisa lo que llama su baúl de opciones, y saca de allí casos reales y muy buenas ideas. Esas nunca se le acaban.
¿Cómo de gratificante es ser también coguionista de esta serie?
Es una faceta que me encanta. Una de las cosas que mas he disfrutado en mi carrera ha sido poder formar parte del equipo de guionistas de R. Scott Gemmill y aprender junto a ellos como es que se trabaja en la creación de los guiones, cómo se piensan los episodios y de que manera se arma un proyecto.
¿Qué siente que ha cambiado en el mundo de las emergencias hospitalarias de Urgencias a The Pitt?
La pandemia lo cambió todo. Hay muchas cosas que han cambiado y otras que siguen siendo iguales. Recuerdo que en 1994, la sala de urgencias era el principal recurso de salud para la mayoría de los estadounidenses, porque 22 millones de personas no tenía cobertura médica. Eso ayudó a la popularidad de nuestra serie, porque era algo muy relevante en aquel momento. Y aquí estamos 30 años después, hablando de los mismos temas, con la diferencia que los problemas se han agudizado. Seguimos tratando de recuperarnos de la bomba atómica que le cayó a la comunidad médica en 2020. Y nos va a llevar un tiempo poder reencauzar este barco. Una de las razones de mi decisión de participar de este proyecto fue tratar de mostrar lo que está pasando para poder inspirar a la próxima generación de trabajadores de la salud para que se interesen en estos trabajos porque los vamos a necesitar. Nuestro sistema de salud pública es frágil, tanto como la calidad del apoyo que le damos a los que se ocupan de él.
¿Cómo ha sido pasar del más joven de los médicos al capitán del equipo?
Comenzamos el proceso dos semanas antes de que empezaran las grabaciones. Hicimos un entrenamiento médico intensivo en el foro de sonido 16, que está justo enfrente del 11, que es donde me pasé 15 años de mi vida grabando Urgencias . Y esos 20 metros se sentían como 200 años, 1500 kilómetros y 20 kilos. Fue una sensación embriagadora. Fue muy gratificante poder volver a este mundo. Uno de los aspectos mas positivos fue poder trabajar con todo este equipo de actores jóvenes y verles atravesar esto por primera vez, y a la vez, estar disponible para ellos como fuente de información si es que lo necesitan.
¿Cuando encarna al doctor Robinavith trata de no parecerse al doctor Carter?
No, para nada. Como actor, lo que hago es completamente diferente. En esta serie estamos en una olla de presión en la que todo se incrementa con cada hora que pasa, porque se incorpora la fatiga. El doctor Michael Robinavitch tiene que separar las cosas todo el tiempo para poder sobrevivir. Y en ese sentido The Pitt ha sido una maravillosa examinación de cómo un hombre atraviesa uno de los peores días de su vida, lo cual requiere de una presencia permanente. No he tenido tiempo de ponerme a pensar en las similitudes o diferencias con el otro personaje.
¿Siente que en esta nueva serie puede hacer cosas que en Urgencias hubiesen sido imposibles?
Creo que eso lo tendrían que responder John Wells y R.Scott Gemmill, pero me atrevo a opinar que el nivel de sofistificación de las audiencias se ha acelerado en los últimos años. La gente está mucho mas familiarizada con las herramientas narrativas, por lo que uno tiene que apuntar mucho mas alto para crear algo que les resulte novedoso.