La localidad murciana de Santomera se despertó completamente consternada aquella mañana. El asesinato de Francisco y Adrián, dos niños de seis y cuatro años respectivamente, fue un mazazo. Durante el funeral, sus padres Francisca González Navarro y José Ruiz apenas podÃan mantenerse en pie. Especialmente ella, que se mostraba completamente hundida y sin parar de llorar: era la viva imagen del dolor. Sin embargo, la PolicÃa sospechó de la mujer desde el inicio.
La rocambolesca historia del robo en el domicilio, su endeble coartada y numerosas contradicciones hicieron que Paquita finalmente cayese ‘derrotada’ (término que se emplea en el argot policial cuando un sospechoso acaba confesando). La presión no pudo con la parricida : estranguló a sus hijos para vengarse de su marido infiel. Tras ser condenada a 40 años de prisión y pasar 18 años entre rejas, la asesina ya se encuentra en libertad condicional.
Como una “zombiâ€
Eran cerca de las siete y media de la mañana del 20 de enero de 2002 cuando dos hombres ecuatorianos entraron en la casa de la familia Ruiz González sita en la calle de Montesinos número 13A en Santomera (Murcia). Los delincuentes rompieron el cristal de una de las habitaciones del chalet para cometer un robo, pero durante el asalto mataron a dos de los hijos pequeños. Francisco y Adrián, de seis y cuatro años, aparecieron estrangulados sobre la cama. El mayor, José Carlos, de 14 años, también fue atacado por la espalda pero logró zafarse, y la madre de los niños, Paquita, se desmayó al rociarla con un spray paralizante.
“La madre estaba ida, como un zombiâ€, explicaron fuentes policiales cuando se personaron en la vivienda. Acudieron tras la llamada telefónica de la mujer al grito de: “¡Me han matado a mis hijos, me han matado a mis hijos!â€. Cuando llegaron los efectivos policiales y sanitarios se toparon con la tragedia.

Francisca González Navarro, la 'parricida de Santomera'
Sobre la cama yacÃan los cuerpos de los dos pequeños todavÃa con los pijamas puestos y con evidentes signos de violencia. Presentaban magulladuras, moratones y marcas de estrangulamiento. Por su parte, la madre aún seguÃa medio mareada porque, según su versión, los hombres la atacaron con un aerosol paralizante y perdió el conocimiento.
Mientras el padre de las criaturas, José Ruiz, se apresuraba a llegar al pueblo (su profesión como camionero lo tenÃa trabajando ese dÃa en Francia), los servicios sociales del gobierno murciano daban apoyo psicológico a los dos supervivientes. Una vez recuperada de la crisis nerviosa, condujeron a Paquita al Instituto Anatómico Forense para realizarle un reconocimiento médico: querÃan verificar la causa de las heridas que presentaba en ambas muñecas y los efectos del spray paralizante, motivo por el que la mujer no pudo defender a sus hijos.
El interrogatorio
Pero su versión de los hechos chirriaba y los investigadores empezaron a sospechar de Paquita. De nada sirvió que narrase un supuesto robo, que hubiese una ventana rota o que se mostrase visiblemente ida por los efectos del aerosol. HabÃa algo que no cuadraba y los arañazos eran una de las señales. La Guardia Civil interrogó durante doce horas a la testigo.
En ese tiempo, los agentes fueron desmontando las teorÃas de la mujer (incluida la reconstrucción que hizo en la casa) y despejando incógnitas sobre lo que pasó esa noche. Un posible ajuste de cuentas con los padres de las vÃctimas, un asunto de drogas y alguien del cÃrculo cercano como primer responsable, fueron las conjeturas que se sacaron en esas primeras horas. Pero fue tras el funeral de los pequeños cuando todo se precipitó.

Francisco y Adrián, los hijos asesinados por su madre, la parricida de Santomera
Al salir del cuartel, la madre acudió al tanatorio para velar a sus hijos. Se mostró completamente compungida y con un sufrimiento enorme. Por la mañana, se celebró el sepelio por Francisco y Adrián en la Iglesia de la Virgen del Rosario de Santomera. Más de 3.000 personas arroparon a la familia Ruiz González con una Paquita descompuesta y sin parar de llorar.
Sin embargo, los investigadores, que observaban de cerca la escena, cada vez tenÃan más clara la participación de la mujer en los crÃmenes. El testimonio de algunos vecinos confirmando que esa misma madrugada escucharon ruidos y gritos extraños, dio una nueva pista sobre la hora del supuesto robo. Por no mencionar el resultado de las autopsias. Este fue concluyente.

Paquita González durante el funeral de sus hijos en Santomera
Entre las uñas de uno de los niños encontraron piel de la madre, lo que coincidÃa con los arañazos que Paquita tenÃa en las muñecas, de ahà su vendaje. Además, uno de los miembros de Cruz Roja que acudió a la llamada de emergencias explicó que, por el aspecto que presentaban los pequeños (“muy pálidos†y “muy amarillosâ€), hacÃa pensar que “llevaban muertos más tiempo†y no la media hora que alegó la madre.
Cuarenta horas después de los crÃmenes, la Guardia Civil detuvo a Paquita González por matar a sus hijos. TenÃa 35 años. Durante este nuevo interrogatorio, esta vez como imputada, la detenida se derrumbó y confesó lo sucedido. Los estranguló con el cable de un cargador de móvil.
Celos y venganza
Para justificar sus actos, la parricida de Santomera dijo que su pareja la maltrataba. “Llevé un año muy malo con mi marido, lleno de humillaciones, vejaciones y amenazas de todo tipoâ€, manifestó a los investigadores en esas primeras horas. Y que lo hizo tras ingerir “mucho whisky y mucha cocaâ€. Pero habÃa otro trasfondo más allá de sus palabras: los celos y el deseo de venganza hacia su marido. Unos motivos que saldrÃan a relucir durante la toma de declaración ante el juez instructor.
A la entrada del Palacio de Justicia, una muchedumbre esperaba la llegada de la presunta criminal. “¡Asesina! ¡Asesina!â€, le gritaron cuando la condujeron al interior del edificio ataviada con un trapo negro que le cubrÃa el rostro.

Paquita y su marido, consternados durante el funeral de sus hijos en Santomera
Durante tres horas y en presencia del titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Murcia, la detenida ni lloró ni se desmoronó, pero sà mostró arrepentimiento pese a no recordar “nada en relación al perÃodo en que mató a sus hijosâ€, aseguró la fiscal del caso, Ãngeles Caso. “Todo ocurrió bajo los efectos del miedo, la cocaÃna, el whisky y las pastillasâ€, relató. Después de haber consumido “cinco gramos de cocaÃna y varios whisky y varias pastillasâ€, los asesinó pero “yo no querÃa matarlosâ€. TenÃa lagunas en la memoria.
En cuanto al motivo de los asesinatos: la propia acusada señaló a su marido como el causante de todos sus males llevándola al consumo de estupefacientes para sobrellevar su depresión.

Paquita González, detenida
Describió que “José me humillaba y me obligaba a ir a clubes de intercambio de parejas†y que se prestó “por amor a mi marido o por gilipollasâ€. También habló sobre las infidelidades de su marido: “Me engañó durante un año, aunque ya hace tiempo que terminó esa aventura, en febrero del año pasadoâ€. Aunque las acusaciones graves contra su pareja no tardaron en llegar. Dijo vivir con miedo porque su familia estaba amenazada por “las actividades de tráfico de estupefacientes†en las que estaba involucrado José.
Incluso contó un episodio de lo más surrealista en el que un desconocido amenazó de muerte al esposo mientras lo apuntaba en la cabeza con una pistola. Aquà fue cuando ella se compró aquella peluca rubia “para no ser reconocida†y guardó dinero “por si un dÃa tenÃa que salir corriendoâ€.
Molesta con los medios
Ante este relato y con el marido como objetivo principal de sus tragedias, el concepto de venganza terminó saliendo. Aún asà Paquita negó que quisiera una vendetta contra José. “No los maté para hacerle daño a mi marido; habrÃa tenido más posibilidades en otras ocasionesâ€, indicó. Lo hizo como consecuencia de un cóctel de pastillas y cocaÃna que le nubló la razón, de ahà que pensase “en simular un robo y escondà las joyas debajo de un cojÃn del sofá del comedorâ€. Para afianzar dicha coartada, Paquita rompió desde fuera el cristal de la habitación con una plancha y se inventó cómo eran los delincuentes. “Dije que era un ecuatoriano porque sé que trabajan en el mundo de la drogaâ€, se justificó.
Asimismo, la mujer negó categóricamente que planeara los asesinatos. Esta hipótesis surgió tras el registro de la casa: se encontró una peluca rubia y 9.000 euros en efectivo. “Si hubiese querido huir lo habrÃa hechoâ€, llegó a reconocer.

Paquita González
En cuanto al esposo, este negó todas las graves imputaciones que la acusada vertió ante el juez, excepto la infidelidad. José reconoció sentirse muy culpable de lo sucedido porque pasaba muchas horas fuera de casa debido a su trabajo como camionero. Analizando sus explicaciones parecÃa que el hombre estaba hablando de un crimen pasional. “Me amaba ciegamenteâ€, llegó a decir de Paquita. Y dejó claro que ella jamás habrÃa matado a sus hijos de no ser por la ingesta de alcohol y drogas.
En cuanto a las acusaciones de malos tratos, José lo negó todo. “Nunca he maltratado a mi mujer. Es posible que alguna vez, irritado, fuera de mÃ, se me haya escapado la manoâ€, explicó. Y añadió que en algún momento se planteó llevar a Paquita a un psiquiatra dados sus problemas.

José Ruiz, marido de Paquita González, la parricida de Santomera
A raÃz de las declaraciones de José, la acusada de asesinato se puso en contacto con el periódico La Voz de Murcia para dar su versión de los hechos. En la entrevista, decÃa sentirse “bien anÃmicamente†para hablar aunque “mal en el sentido de lo de mis hijos†y también muy molesta. “Estoy un poco harta de leer cosas muy fuertes en todos los medios de comunicación; se lo dije ya el otro dÃa a mi abogado: todos hablan y yo no tengo derechoâ€, espetaba. “TodavÃa no he asumido lo que pasóâ€, proseguÃa, “son muchas las penumbras sobre esa noche [la del crimen] y no se está contando lo que sucedió realmente, porque ni yo misma sé lo qué pasóâ€.
Además, quiso aclarar que ella no llevaba una doble vida, información que circuló tras el parricidio. “Amante no hay; lo que pasa es que mi marido quiere hacer creer ahora que estoy loca, para que lo que he dicho de él no tenga validezâ€, aseguró.

Paquita González, la parricida de Santomera, durante el juicio
SÃndrome de Medea
El juicio contra la ‘parricida de Santomera’ comenzó en octubre de 2003 ante la Audiencia Provincial de Murcia. En la primera sesión, Paquita ratificó su versión anterior aludiendo que no recordaba haber matado a sus hijos, que consumió droga y alcohol y que, en un momento dado, al ver a sus hijos inconscientes trató de reanimarlos “haciéndoles el boca a bocaâ€.
Entre los testimonios que se escucharon en la sala, destacó el del hijo mayor, José Carlos, testigo de los hechos. El muchacho que, por entonces tenÃa catorce años, declaró que escuchó los gritos de sus hermanos diciendo “mamá no puedo respirar†y que no entró en la habitación para ver lo que pasaba porque creyó que “era una de las veces en que mi madre les pegabaâ€. También explicó que Paquita le mandó a por tabaco al bar después de matar a sus hermanos, pero que no se fue dado que era muy temprano. De hecho, “al preguntarle por mis hermanos me contestó que estaban durmiendoâ€.

José Carlos, hijo mayor de Paquita González, la parricida de Santomera
También llamó la atención la declaración del marido. José Ruiz confirmó haber pegado a su mujer “una o dos vecesâ€, asà como haberle enviado 19 mensajes a su teléfono móvil con contenidos ofensivos y amenazantes en los dÃas anteriores al estrangulamientos de los dos hijos menores de la pareja. En uno de ellos le advirtió: “Como me toques los cojones más, te meto en un sanatorioâ€. Una vez finalizada su declaración ante el tribunal, José afirmó que esperaba “verla en la cárcel 40 años o másâ€. Y asà fue.
El jurado encontró culpable de dos asesinatos a Francisca González Navarro: asfixió a sus hijos con el cable del cargador del móvil. En el veredicto, se confirmó que se trataba de un plan “concebido con anterioridad†y que, pese a que la procesada “se drogaba desde hace varios años atrásâ€, esto “no afectó a su consciencia y voluntadâ€.
En libertad
En este sentido, los informes periciales presentados descartaron que sufriese algún tipo de trastorno psicológico o de conducta y solo apuntaron que sufrió lo que se conoce como ‘SÃndrome de Medea’. Es decir, aquellas mujeres que matan a los hijos como venganza hacia sus padres. Por tanto, “no hay razones de justicia y equidad para proponer el indulto†de la condenada. Finalmente, el juez le impuso a Paquita dos penas de 20 años de prisión, un total de 40 años.
Durante los últimos dieciocho años, la ‘parricida de Santomera’ ha permanecido en la cárcel de Campos del RÃo (Murcia) hasta que el pasado viernes 17 de julio la Junta de Tratamiento le concediese el tercer grado penitenciario por su buen comportamiento. De este modo, Paquita solo acudirá a la cárcel para dormir y tendrá la posibilidad de conseguir un trabajo. En esta situación de semilibertad ha influido la buena relación que mantiene con su familia directa, en concreto, con su hijo José Carlos y con “algún nietoâ€.

Paquita González, la parricida de Santomera, en libertad condicional
En palabras de su abogado Melecio Castaño: “La Paquita de hoy dÃa es una señora rehabilitada, con un poso importante porque lo que pasó ya no tiene remedioâ€. Además la calificó de “muy sufrida y muy madura†y de ser una “persona modelo†dentro de la cárcel. Para esta nueva etapa que afronta “con mucha ilusiónâ€, la mujer solo quiere “volver a ser una ciudadana másâ€.
Según el letrado, Paquita no supo defenderse durante el juicio “porque era una mujer maltratada, engañada por su marido, con adicciones†y que “los psiquiatras no fueron muy magnánimos por las circunstancias en las que se encontrabaâ€. “Hubo poca piedad por parte del jurado, los forenses, los jueces y por ella mismaâ€, explicó Castaño. Por el momento, la ‘parricida de Santomera’ está en la calle y en busca activa de empleo.