Cuando el médico introdujo un catéter largo y flexible desde la arteria femoral de la pequeña Regan a una de las cuatro arterias del cuello que van al cerebro, un chorro de sangre salió disparado. La escena, considerada una de las más inquietantes de El Exorcista por su precisión hiperrealista, está inspirada en una prueba real de angiograma que el director del filme William Friedkin presenció durante su visita al Hospital Universitario de Nueva York.
La única condición que puso el cineasta para llevarlo a la gran pantalla: contar con el equipo médico que se encargó de dicho procedimiento. Uno de los integrantes era Paul Bateson, un talentoso técnico en radiologÃa que años más tarde asesinarÃa a su amante homosexual de una forma atroz. Sin embargo, la policÃa le atribuyó seis asesinatos más y la posibilidad de ser un temido asesino en serie en la comunidad gay neoyorquina.
Alcohol y drogas
Nacido el 24 de agosto de 1940 en la pequeña ciudad de Lansdale (Pennsylvania), Paul Bateson creció bajo el yugo de un padre estricto, de férreas disciplinas, que castigaba al pequeño desde una edad muy temprana por escuchar música en la radio o querer salir al cine o a la discoteca los fines de semana. Según explicó el protagonista años después, aquello le marcó profundamente generando en él un odio acérrimo hacia su progenitor, además de una necesidad imperiosa de venganza, que jamás descargó contra él sino contra desconocidos.
Aparte de esto, poco más se sabe de la adolescencia de Paul salvo su incursión en el alcoholismo a partir de los años sesenta tras alistarse en el ejército. El joven se pasaba los dÃas completamente ebrio hasta que lo echaron y regresó a Lansdale. De vuelta a su tierra natal, consiguió solventar su adicción, pero no por mucho tiempo. Al mudarse a Nueva York en 1964 volvieron los antiguos fantasmas de la bebida.

Paul Bateson en 'El Exorcista'
Su relación sentimental con un hombre mayor que él, abocó a Paul al consumo excesivo de alcohol y drogas, a empalmar una fiesta con otra todos los dÃas de la semana, y a frecuentar locales de estética fetiche y cuero en el Greenwich Village. Por el contrario, durante sus momentos de lucidez, el joven acudÃa a la Universidad de Nueva York hasta conseguir graduarse como técnico en radiologÃa neurológica.
Tras la ruptura sentimental con su novio, Paul se mudó a Brooklyn y empezó a trabajar en el Hospital Universitario de Nueva York, conocido actualmente como Hospital Tisch, donde fue un miembro muy querido y respetado por sus colegas. “Era el más experimentado y el mejor. Me enseñó muchÃsimo y lo consideraba un buen amigoâ€, recordaba el Dr. Barton Lane. “Él era realmente excelenteâ€, aseguró este compañero refiriéndose a sus buenos modales.
Rodando ‘El Exorcista’
A finales de 1972, William Friedkin buscaba una posible ubicación para su próxima pelÃcula de terror, El Exorcista, cuando decidió acudir a las jornadas de puertas abiertas del Hospital Universitario: querÃa observar en directo cómo trabajaban los médicos y sacar posibles ideas. Mientras presenciaba un angiograma, el cineasta tuvo una visión: representar esta misma prueba diagnóstico en su nuevo filme.
Friedkin propuso al equipo técnico, encabezado por el Dr. Barton Lane y por el técnico en radiologÃa Paul Bateson, participar como actores secundarios en dicha escena, que posteriormente serÃa uno de los momentos más perturbadores para los espectadores aparte del álgido instante en que Regan expulsa vómito y habla por boca del diablo.

Paul Bateson, a la izquierda de la imagen, durante el rodaje de 'El Exorcista'
“Era un joven muy agradable. Recuerdo que usaba un brazalete de cuero con tachuelas y tenÃa un arete, que en 1972 no era habitual en el lugar de trabajo...â€, recordaba el director de cine en una entrevista.
Asà fue cómo a principios de 1973, Friedkin y su equipo de rodaje regresaron al hospital y grabaron la secuencia en la que Regan, interpretada por la actriz Linda Blair, es sometida a una prueba de diagnosis radiológica para comprobar si tiene alguna lesión cerebral. Durante la escena, el papel de Bateson es clave: el radiólogo, de gesto amable y con una actitud tranquila, explica a la niña dónde tiene que colocarse, e incluso, llega a bromear con ella para tranquilizarla.

Paul Bateson practicando un angiograma en 'El Exorcista'
“Regan, ¿puedes sentarte y deslizarte por aquÃ… un poco más? Bienâ€, “Regan, solo te voy a mover hacia abajo sobre la mesa, ¿de acuerdo? Solo por poco tiempo†o “Es muy pegajosoâ€, son algunas de las frases que Paul Bateson dijo en su papel como extra de El Exorcista. De hecho, en las imágenes que se recuperaron fuera de cámara, se puede ver al radiólogo escuchando las indicaciones de Friedkin o riéndose con la protagonista.
Una vez finalizado su trabajo como actor, Paul volvió a su tarea hospitalaria, aunque con un preocupante aumento en el consumo de alcohol, lo que terminó por afectar en el terreno profesional. En 1975 la dirección del centro le despidió por llegar completamente borracho.

Linda Blair, protagonista de 'El Exorcista', y detrás, Paul Bateson
Al mismo tiempo y durante los dos años siguientes, la comunidad gay de Greenwich Village sufrió el azote de un asesino en serie: seis cuerpos de hombres homosexuales no identificados aparecieron desmembrados en bolsas de basura en el rÃo Hudson sin que las autoridades investigasen acerca de ello. “Rara vez los periódicos informan sobre los crÃmenesâ€, escribió el periodista y activista gay Arthur Bell en The Village Voice.
Tras el varapalo profesional de Paul, el radiólogo optó por encauzar su vida, aceptar cualquier empleo como chapuzas y asistir a reuniones de Alcohólicos Anónimos, esto último con el fin de encontrar a su media naranja. Sin embargo, su afición por las salidas nocturnas le llevó a una nueva recaÃda en 1977, además de cometer (supuestamente) su primer crimen.
Rechazo mortal
La noche del 13 de septiembre de 1977, Paul salió al bar gay Badlands: querÃa tomar unas copas y ligar con algún atractivo desconocido con quien emparejarse. Por su parte, el reportero Addison Verrill, que también se encontraba en el local, solo querÃa pasárselo bien sin compromiso alguno. Ambos hablaron y bailaron toda la noche, bebieron y consumieron múltiples drogas (marihuana, cocaÃna y nitrato de amilo) y, hacia las cinco de la madrugada, el periodista propuso terminar la fiesta en su apartamento.
La pareja mantuvo relaciones sexuales, siguió consumiendo alcohol y drogas, pero hacia las 7:30 horas de la mañana, Paul se sintió rechazado (Addison le dejó claro que solo querÃa sexo esporádico) y arremetió contra él golpeándolo fuertemente y acuchillándolo hasta la muerte. Acto seguido, huyó.

Addison Verrill, vÃctima de Paul Bateson
Cuando la policÃa acudió al apartamento de Addison para investigar el crimen, se encontraron con todo revuelto, latas de cervezas vacÃas y vasos sucios, evidentes signos de lucha, aunque la entrada no habÃa sido forzada. Por tanto, la vÃctima habÃa dejado entrar a su asesino. Ese mismo dÃa, uno de los amigos del fallecido, Arthur Bell, publicó en su periódico un artÃculo sobre el asesinato y pidió al asesino que se entregara.
“El televisor, la grabadora, la máquina de escribir, cosas de las que un delincuente de poca monta podrÃa deshacerse fácilmente, no se habÃan llevado… No fue un delito de allanamiento. Verrill habÃa llevado a su agresor a casa o le habÃa permitido entrar al apartamentoâ€, escribió Bell. Sorprendentemente, ocho dÃas después de la publicación, el autor del crimen se puso en contacto con él: querÃa contar su versión de los hechos.

Arthur Bell escribe sobre los asesinatos de homosexuales en Nueva York
“Algo me golpeó. Addison no habÃa sido recÃproco. No solo no fue recÃproco en el acto sexual en sÃ, sino tampoco en el acto del alma. Yo querÃa algo duradero, algo que fuese más allá del sexo, hacia la amistad, un amante o un matrimonioâ€, le dijo Paul Bateson. “No puedo entender exactamente lo que hiceâ€.
El interlocutor explicó a Bell que era alcohólico, “necesitaba el dineroâ€, en relación al robo de dinero, tarjetas de crédito, ropa y el pasaporte de la vÃctima, “y odiaba el rechazoâ€. De hecho, fue esto último lo que desencadenó todo: “Algo estalló en mi cabeza y decidà hacer algo que nunca habÃa hecho antes: tomé una sartén pesada de la cocina y noqueé a Addison. Luego abrà un cajón de la cocina, saqué un cuchillo y lo clavé en el pecho de Addison. Lo clavé demasiado fuerteâ€.

Bell publica su charla con el asesino Paul Bateson
“Me gustarÃa expiar mis actos, pero no quiero entregarme. No podrÃa volver a practicar. PerderÃa mi licenciaâ€, dijo Bateson antes de colgar. Enseguida, Bell puso en conocimiento de las autoridades la llamada y, tras relatarles lo ocurrido, confirmaron que solo el verdadero asesino podÃa conocer los detalles del asesinato de Addison.
Esa misma noche, Bell recibió una segunda llamada: un desconocido, de nombre Mitch, señalaba a un tal Paul Bateson como el autor del asesinato de Verrill. El periodista llamó nuevamente a la policÃa y varias patrullas acudieron de inmediato al apartamento del asesino para detenerlo. Al irrumpir en la casa, se encontraron a Paul completamente borracho en el sofá: los estaba esperando. Según los informes del caso, el homicida dijo que sabÃa por qué estaban allà y, con un gesto, señaló el primer artÃculo de Bell sobre Verrill.
La confesión
Una vez en comisarÃa, Paul hizo una confesión escrita del asesinato y se la entregó a los investigadores, que lo acusaron de asesinato en segundo grado. Sin embargo, cuando llegó el momento de declarar ante el juez, el acusado se desdijo y negó su implicación en los hechos aduciendo al estado de embriaguez en que se encontraba durante su arresto y a que no le leyeron sus derechos.
Sin embargo, el magistrado falló en contra de Paul y el proceso judicial continuó su curso usándose la confesión escrita del detenido como prueba de cargo.Ìý
Al mismo tiempo, la policÃa de Nueva York trató de vincular los seis asesinatos de homosexuales cometidos en Greenwich Village con Bateson y lo consiguieron gracias a la conversación que el radiólogo mantuvo con un amigo, Richard Ryan, al que le aseguró que “deshacerse de los cuerpos†era “la parte más difÃcilâ€.

Paul Bateson en el momento de su arresto
Asimismo, la entrevista realizada por Arthur Bell a Paul Bateson tiempo antes del inicio del juicio también fue esclarecedora. En dicha charla, el asesino reconoció haber “hablado demasiado†y proporcionó el motivo que le llevó a matar a Verrill: “Fue una especie de venganza tardÃa contra mi padre, ya que me castigaba no permitiéndome ir a las matinés de los sábados cuando era joven. Me hizo quedarme en casa y escuchar ópera en la radioâ€.
Sin embargo, también aseguró que saldrÃa inocente de todos los cargos: “Probablemente será un juicio largo con jurado. Muchas personas saldrán lastimadas: padres, amigos. Seré juzgado como no culpable. Luego, partiré de cero y me instalaré en otro lugar. Y trataré de hacer crecer nuevas raÃcesâ€.
El psicópata
A principios de 1979, se inició el juicio contra Paul Bateson en la Corte Suprema del Estado en Manhattan, quien siempre mantuvo públicamente su inocencia tanto en la muerte de Verrill como en la de los otros seis hombres descuartizados. Sin embargo, el fiscal William Hoyt sacó a relucir la conversación entre el acusado y su amigo Richard Ryan.
“Le dijo al Sr. Ryan que matar es fácil, que deshacerse de los cuerpos es la parte difÃcil. Dijo que cortó a sus vÃctimas y puso las partes en bolsas de basura de plástico para deshacerse de ellasâ€, expuso el letrado. Y continuó: “En los seis casos… Los forenses han dicho que la persona que cortó esos cuerpos era una persona que era carnicero o una persona con conocimientos médicos debido a la forma en que se hicieron los cortesâ€.

La confesión del crimen de Paul Bateson
Ahora bien, durante el tiempo que Paul estuvo subido al estrado para declarar, trató de limpiar la imagen de “psicópata†que previamente habÃa dibujado el fiscal sobre él: “TodavÃa sostengo que no soy culpable de los crÃmenes y que no soy la persona descrita por el Sr. Hoyt en absoluto. Siento una gran pérdida por el Sr. Verrill y no soy en absoluto el tipo de persona como él me ha descritoâ€.
De hecho, el juez Morris Goldman desestimó cualquier implicación de Bateson en los otros seis asesinatos al ser “demasiado efÃmeros para tener alguna conexión con este casoâ€. No obstante, el magistrado sà declaró culpable a Paul de la muerte de Verrill y lo sentenció a veinte años de prisión.
La visita
Una de las primeras personas que visitó al radiólogo en prisión fue William Friedkin, el director de El Exorcista, tras leer varios artÃculos sobre el juicio y la posterior condena en el New York Post y el Daily News.
“Entré en su celda, estaba muy alegre... Dijo: ‘Recuerdo haber matado a este tipo... Lo corté y puse las partes de su cuerpo en una bolsa de plástico y la tiré al East River’. Bien, asà lo consiguieron. En el fondo de la bolsa, en letra muy pequeña que ni siquiera se puede leer, decÃa: ‘PROPIEDAD DEL CENTRO NEUROPSIQUIÃTRICO DEL CENTRO MÉDICO DE LA NYU’. Él dijo: ‘Ese es el único que recuerdo, pero quieren que me confiese a otros cinco o seis’. Y yo dije, ‘¿qué vas a hacer?’. Él dijo: ‘Bueno, lo estoy pensando, porque si confieso seis o siete de estos, me bajarán la sentencia’â€.

La pelÃcula 'Cruising' ('A la caza'), protagonizada por Al Pacino
Esta conversación con el asesino, según el cineasta, ayudó a inspirar su siguiente pelÃcula, Cruising (A la caza), basada en la novela homónima de Gerald Walker, de 1970, y protagonizada por Al Pacino, que da vida a un oficial de policÃa que se infiltra en la ciudad de Nueva York para resolver los asesinatos de hombres homosexuales en los años setenta. La cinta fue muy criticada por la comunidad gay al presentar a los gais de una forma ofensiva.
Veinticuatros años y tres meses después de ser condenado por asesinato, Paul Bateson quedó en libertad condicional. Era el 25 de agosto de 2003 y acababa de cumplir 67 años. Según los registros de la Seguridad Social, el radiólogo podrÃa haber fallecido el 15 de septiembre de 2012, aunque no hay confirmación al respecto. Por otro lado, los seis asesinatos de Greenwich Village aún siguen sin esclarecer y, por tanto, un asesino en serie sigue suelto.