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Aquella noche Diane caminaba hacia el trabajo cuando un vehículo se paró a su lado. Un muchacho bien parecido le pidió ayuda con una serie de indicaciones y la invitó a subir. Sin embargo, ella se mostró reticente: había algo en él que le hacía desconfiar. No se equivocaba.

De repente, el desconocido la atacó golpeándola con fuerza y, ya en el suelo, la estranguló. Como todavía respiraba y para asegurarse que no lo reconocería, el agresor se subió de nuevo al vehículo y la atropelló una veintena de veces. Diane acabó completamente destrozada y desfigurada. Minutos más tarde, el autor de este horrible crimen llamó a su padre para confesar los hechos. “Soy un asesino”, le dijo.

Historial delictivo

Nacido de una pareja de adolescentes el 20 de mayo de 1994 en Fort Myers (Florida), Wade Steven Wilson fue adoptado por Steve y Candace Wilson en Tallahassee, aunque años más tarde mantendría contacto asiduo con su padre biológico, Steven Testasecca.

Hasta la adolescencia, nuestro protagonista era un chico de lo más normal, sin embargo, a partir de esa etapa, Wade empezó a dar muchos problemas. Por un lado, sufrió varias lesiones en la cabeza, que contribuyeron a su inestabilidad emocional. Y, por el otro, su círculo social vinculado al mundo del hampa le llevó por el mal camino y la delincuencia.

Wade perpetró robos, agresiones sexuales, secuestros, utilizó armas de fuego y cayó en la drogodependencia por el consumo de estupefacientes. Entre sus antecedentes también consta un caso de violencia de género.��

Su por entonces novia lo denunció por malos tratos después de que Wade la golpease y estrangulase. Sin embargo, la causa se archivó por falta de pruebas. Su primera condena de prisión fue en noviembre de 2013 y, la última, tres meses antes de los crímenes por agresión.

La cacería

La tarde noche del 7 de octubre de 2019, Wade acudió al Buddah LIVE, un bar de Fort Myers, donde conoció a dos amigas, Stephanie Sailors y Kristine Melton. Esta última, de 25 años, se convertiría horas más tarde en su primera víctima. Pero, hasta ese momento, el trío se tomó unas copas, charló animadamente y, después de que Wade coquetease con Kristine, las jóvenes lo invitaron a su casa.

Una vez en el piso, Stephanie dejó a los tortolitos en el salón y se fue a dormir. Minutos más tarde, Wade apalizó a Kristine y la estranguló. Una vez muerta, el asesino cogió las llaves del coche de la chica y huyó. La noche no había hecho más que empezar para él y la cacería aún no había terminado.

Mientras conducía, Wade avistó a su próxima presa: Diane Ruiz, una camarera de 43 años y madre de dos niños, que caminaba rumbo a su trabajo en un bar próximo. Tras asaltarla, atacarla, golpearla y estrangularla, Wade optó por pasar el coche entre diez y veinte veces sobre el cuerpo de Diane para cerciorarse de que la mujer estaba muerta.

El cuerpo de Kristine fue encontrado a la mañana siguiente por su compañera de piso y el de Diane, al menos tres días después, en un campo abandonado. Las autopsias de ambas mujeres determinaron que la brutalidad y crueldad empleadas fueron desmedidas.

Tras el segundo crimen, Wade condujo sin rumbo y, en un momento dado, decidió llamar por teléfono a la única persona que podría sacarle de aquel apuro. O eso pensaba él. Stephen, su padre biológico, se quedó de piedra cuando descolgó y escuchó a su hijo decir, “soy un asesino”, mientras le relataba las barbaridades recién cometidas.

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Para ganar tiempo, la mujer de Stephen llamó a la policía para alertarles y, entre todos, idearon un plan para atrapar al asesino rápidamente. El padre le pidió su ubicación para enviarle un taxi y así recogerlo, pero en realidad, quienes aparecieron fueron varias patrullas de policía que se lo llevaron esposado a comisaría. Durante el interrogatorio Wade les soltó: “Volvería a hacerlo”.

Los crímenes de Kristine y Diane saltaron a la luz pública y los medios de comunicación hicieron una gran cobertura bautizando al asesino como Deadpool Killer. Y es que Wade comparte el mismo nombre con el personaje de los cómics de Marvel, apodado Deadpool, de ahí lo mediático de esta historia.

Wade también contribuyó a fomentar su fama, principalmente cuando decidió cambiar de imagen y tatuarse la cara. En ella tiene dibujadas dos esvásticas, una debajo del ojo derecho y otra en el costado de la cabeza, aparte de unos puntos de sutura alrededor de la boca, lo que le otorga un aspecto de lo más tétrico.

Aparte de esto, Wade hizo unas polémicas declaraciones para la Fox 4 News. “No cometí esos asesinatos y soy inocente”, dijo. Según él, fue la red de tráfico de seres humanos con la que colaboraba quien intentaba incriminarlo tras querer abandonar. “Es un castigo”. La historia resultaba demasiado surrealista.

Los siguientes tres años, Wade protagonizó un intento de fuga de la cárcel junto a otro compañero de celda, traficó con drogas y sobrevivió a una sobredosis de estupefacientes. Todo ello mientras permanecía en la prisión del condado de Lee.

El final

El 10 de junio de 2024, el tribunal de Florida inició el juicio contra Wade Wilson por dos asesinatos. La defensa trató de demostrar los problemas de salud mental del acusado, incluido el testimonio sobre sus lesiones cerebrales, y, por supuesto, su adicción a las drogas. Todo ello habría derivado en un deterioro cognitivo generando conductas impulsivas y violentas. Estaban ante “una mente enferma”, argumentó el letrado.

Sin embargo, la declaración del padre biológico del acusado, Stephen Testasecca, fue demoledora: su hijo le explicó que atropelló a Diane después de darse cuenta de que aún no estaba muerta y no pudo explicar sus motivos más allá de un “solo quería hacerlo”.

El 27 de agosto, un jurado popular encontró culpable de todos los cargos a Deadpool Killer y el juez Nicholas Thompson le impuso dos condenas a muerte. “La evidencia muestra que los asesinatos fueron atroces, crueles y que el segundo asesinato fue frío, calculado y premeditado”, dijo el magistrado durante el veredicto. En ningún momento Wade mostró emoción alguna en la sala, ni durante las declaraciones de testigos -incluida la de su propio padre-, ni tampoco cuando supo que sería enviado al corredor de la muerte.

Desde entonces, el equipo legal de Wade Wilson espera la resolución de su recurso de apelación para conmutar la sentencia a muerte. La familia de las víctimas asesinadas no piensa lo mismo. “Esto no es el final. El final es cuando el acusado tome su último aliento y estaré allí en la ejecución”, declaró el padre de Diane Ruiz a Fox News tras conocer el veredicto, “esa es una promesa”.