Hay fans muy fans. De esos que no solo corean todas las canciones, sino que prácticamente se convierten en una sombra más del artista. Siguen cada paso, cada concierto, cada firma de discos, como si fuese su misión en la vida. Algunos llevan su entusiasmo al límite, demostrando una fidelidad que casi parece eterna.
Pero, claro, la vida da muchas vueltas, y a veces hasta los fans más apasionados desaparecen como por arte de magia. Eso le ocurrió a Álex Ubago con una fan que, por un tiempo, fue su seguidora más constante... hasta que dejó de serlo.
Cambio de registro
La chica cultivó otros gustos musicales más oscuros
En una de sus primeras giras, Ubago notó algo especial: siempre había una chica en primera fila, ya fuera en las pruebas de sonido o en los conciertos. Estaba en todas partes, como si se hubiera marcado la agenda del tour. Era imposible no reconocerla. Sin duda, se podía decir que era su fan número uno. O, al menos, una de sus grandes fieles.