Nunca recibió una llamada en aquellos días en que más lo necesitaba. Gloria Camila lo recuerda bien, porque fue entonces, tras el grave accidente de José Ortega Cano, cuando la distancia con Rocío Carrasco se hizo insalvable. Aunque acudía cada dos días al hospital, nunca hubo una llamada para ella.
Años después, aún pesa aquella sensación de vacío que terminó por marcar su relación. Para la hija de Rocío Jurado, aquel silencio no fue un simple olvido, sino el síntoma claro de algo que ya venía de antes.
No guarda rencor
De una infancia llena de cariño a un vínculo roto
Su relato, compartido en ¡De Viernes!, no empezó con reproches, sino con recuerdos que intentan explicar cómo se fue diluyendo todo. De sus palabras se desprende que, durante la infancia, la relación con su hermana era mucho más fuerte. Ella misma explicó que “de pequeña nunca me ha faltado el amor ni el cariño de mi hermana”.
También dejó claro que, dentro de su entorno familiar más próximo, nunca sintió ningún tipo de rechazo por ser adoptada, una idea que resumió al afirmar que “siempre me he sentido querida por todos, superaceptada“ y que ”nunca nadie de mi familia me ha hecho ningún comentario discriminatorio”.