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Las congregaciones, el mecanismo clave

El nuevo Papa

Los cardenales se habrán reunido unas 15 veces antes del inicio del cónclave, cuando ya estará todo perfilado entre tres o cuatro candidatos

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El cardenal argentino Ángel Sixto Rossi, en el centro, abandona el 30 de abril la séptima reunión de la Congregación General de Cardenales en el Vaticano.

ANGELO CARCONI / EFE

A estas alturas, el nombre del nuevo Papa está ya en la boca de todos los cardenales asistentes a las congregaciones. Y, hasta donde sé, hay dos asiáticos, un americano, un africano y un europeo, así como tres de perfil combinado: un asiático con experiencia europea, un europeo con experiencia americana y otro europeo con experiencia americana y africana. Un total de ocho. Haciendo una analogía con la política, el sínodo de obispos sería el equivalente del congreso, mientras que las congregaciones de cardenales serían el equivalente al senado. Sin embargo, la Iglesia no puede analizarse con categorías políticas. No hay tendencias derecha e izquierda sino legalistas y pastoralistas, no existen las campañas sino congregaciones, no existen candidatos sino papables y no existe democracia sino participación.

Los papables llevan desde el pasado día 22 reunidos cada día en congregaciones. En ellas también participan los cardenales no papables, cuya autoridad moral es clave, porque hablan desde la libertad del que no puede ser elegido. Su opinión es clave. Es ahí donde han caído tres de los candidatos, entre ellos dos italianos. Cada día se reúnen en el Aula del Sínodo para verificar el estado de la Iglesia y dar sus orientaciones personales para mejorarlo. Es, por tanto, una oportunidad para ver y hacerse ver, sin posibilidad de presentarse abiertamente como candidatos ni agruparse entre ellos. Volviendo a las categorías políticas, en ese senado no hay grupos parlamentarios. Cada uno, desde su conciencia, habla libremente desde a la seguridad del compromiso de secreto que han tenido que jurar para participar.

Atención mañana y pasado a los dos cardenales, un italiano y un español, que presidirán la celebración tras haber sido elegidos para ello, no por su antiguo cargo

Es en estos días de congregaciones y novendiales cuando se está celebrando oficiosamente el cónclave. Las reuniones de cardenales o congregaciones fueron instituidas en 1587 por el papa Sixto V, tras el concilio de Trento (1545-1563), para que los cardenales se conocieran. La razón era sencilla: cuando el número de cardenales pasó de 25 a 70, muchos de ellos ya no residían en Roma, por lo que era necesario que se conocieran entre ellos. No en vano, desde el Tercer Concilio de Letrán (1179), solo los cardenales podían asumir el papado, dando así mayor sentido a una forma de servir a la Iglesia que se había creado en el 845 como ayudantes del papa en la administración de la Iglesia. Por cierto, en esas congregaciones hay que buscar el origen de los actuales ministerios o dicasterios de la curia romana, cuyos miembros son siempre cardenales.

A ello hay que sumar las nueve misas de difuntos o novendiales, más la misa de elección o pro eligiendo pontífice. Son una oportunidad adicional para que algunos de los papables puedan tener, no un minuto, sino una hora de oro. Y esta vez en público, en un escenario abierto, ante las cámaras, sin secreto pontificio. Sus compañeros verán cómo actúan ante la gente, ante lo que el cristianismo llama el pueblo de Dios. Las misas de estos nueve días, como ya dijimos en otro artículo, permiten conocer al papable a través de su forma de celebrar y, aún más, de predicar. Atención mañana y pasado a los dos cardenales, un italiano y un español, que presidirán la celebración tras haber sido elegidos para ello, no por su antiguo cargo.

El día del inicio del cónclave, como dirían los gitanos, “ya está todo el pescado vendido”. Cuando llegue ese día se habrán reunido 15 veces, que son más que suficientes para haber construido un perfil. Esa solo será la jornada electoral, en la que se irá votando en varias vueltas hasta que de los tres o cuatro candidatos que esta vez ingresarán en la Capilla Sixtina se construya consenso en torno a uno. Por eso la previsión es que dure tan solo tres días, para que el sábado 10, víspera del domingo (día que en el cristianismo es el centro de la semana, como recuerdo de la resurrección), se proclame al nuevo papa con el nombre que ha elegido. En tal escenario, la misa de inicio de pontificado, que tras el Vaticano II sustituye a la coronación con la tiara, sería el sábado 17 de mayo, festividad de san Pascual Bailón, el patrón de los congresos eucarísticos.

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