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El debate entre los cardenales para elegir al nuevo Papa entra en vivo con la economía como eje central

El Cónclave

Parolin, el gran favorito, apuesta por un cambio en la gestión financiera

Las congregaciones, el mecanismo clave

ROME, ITALY - APRIL 30: Cardinal Jean-Paul Vesco, left and Irish Cardinal Sean Baptist Brady leave the Vatican after a College of Cardinals' meeting on April 30, 2025 in Rome, Italy. Funeral rites for the late Pope Francis are held for nine days after his burial as he is mourned and celebrated by the faithful. During this time, the Vatican prepares for the process to elect a new Pope, known as the Conclave, which must begin within 15 to 20 days of the Pope's death. (Photo by Christopher Furlong/Getty Images)

Dos cardenales, bajo la columnata de la plaza de San Pedro, antes de entrar a las reuniones previas al óԳ

Christopher Furlong / Getty

En el Vaticano no se hace campaña electoral: no hay carteles, ni actos, ni discursos. Pero en la carrera por la sucesión de Francisco, las cosas son más sutiles… aunque no por eso menos decididas.

Mientras se espera que sea el Espíritu Santo quien ilumine a los cardenales, en las reuniones previas al óԳ se empieza a perfilar el rumbo, con la intención de influir en las votaciones de la próxima semana.

Uno de los más activos sigue siendo Pietro Parolin, secretario de Estado saliente y gran favorito para suceder a Francisco, que según varios cardenales lleva tiempo prometiendo resolver los problemas financieros del Vaticano, incluso a costa de revisar las reformas impulsadas por Jorge Mario Bergoglio, aunque eso afecte a los mismos departamentos que ha dirigido. No es casualidad que el dinero se haya convertido en el eje del debate entre los purpurados.

En las congregaciones generales —reuniones a puerta cerrada que preceden la entrada en la Capilla Sixtina— el debate sobre el “futuro de la Iglesia” se hace cada vez más concreto. Ayer se abordó una cuestión delicada: las finanzas. Intervinieron pesos pesados de la curia romana: los cardenales Reinhard Marx, Kevin Joseph Farrell, Christoph Schönborn, Fernando Vérgez Alzaga y Konrad Krajewski. Todos ellos han desempeñado algún papel en la administración de los recursos vaticanos en los últimos años.

La sala de prensa del Vaticano, generalmente muy discreta, ofreció detalles poco habituales sobre las intervenciones, lo que despertó sospechas entre los rivales de Parolin. No participaron ni la actual presidenta del Gobernatorato, sor Raffaella Petrini, ni el secretario laico, el abogado Giuseppe Puglisi-Alibrandi.

El cardenal peruano Cipriani, sancionado por el Papa por abusos, aparece en los actos y nadie lo para

El tema es especialmente delicado. Según el Vaticano, el cardenal Marx habló de retos, problemas y propuestas en clave de sostenibilidad, con el objetivo de que la estructura administrativa siga apoyando la misión del papado. Es decir: hay que encontrar una fórmula para asegurar la viabilidad institucional de la Iglesia.

Las donaciones del Óbolo de San Pedro —la tradicional colecta mundial en apoyo del Papa— han caído un 40% en la última década. El déficit ronda los 80 millones de euros anuales y los principales donantes, especialmente en Estados Unidos y Alemania, han ido retirando su apoyo.

El hecho de que ahora se hable de propuestas revela que la reforma económica de Francisco, emprendida tras el escándalo que llevó a la condena del cardenal Angelo Becciu, no ha dado los frutos esperados. Parolin tendrá que convencer de que no tuvo nada que ver con aquella gestión.

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Durante los catorce discursos pronunciados ayer, se mencionó como una herida la polarización en la Iglesia y la división en la sociedad, informó el Vaticano.

Sin embargo, no se abordó un asunto que sigue generando malestar entre los cardenales. El purpurado peruano Juan Luís Cipriani, del Opus Dei, continúa asistiendo a las congregaciones, en abierta rebeldía frente a una sanción impuesta por Francisco en 2019, tras ser acusado de abuso sexual en los años ochenta. El castigo del Papa fue durísimo: se le prohibió vestir las insignias cardenalicias, regresar a Perú sin autorización y realizar declaraciones públicas. Cipriani, que siempre ha negado las acusaciones, circula con sotana púrpura entre sus colegas como si nada hubiera ocurrido. Una situación tensa que, sin embargo, no ha generado ninguna reacción concreta. Solo uno podía frenarlo, se dice en voz baja en la Santa Sede. Pero ya no está: Francisco. En esta historia fea hay, al menos, un consuelo: Cipriani tiene 81 años y no puede aspirar a entrar en el óԳ, por edad, y no por decencia.

Estalla el caso de dos cardenales africanos “rejuvenecidos” para poder participar en el óԳ

Y no es el único episodio que alimenta dudas sobre los mecanismos internos. Uno de los nombres que generó cierta sorpresa en la lista de electores fue el del cardenal africano John Njue, arzobispo emérito de Nairobi, quien, según varias fuentes, habría logrado conservar su derecho a voto ajustando su fecha de nacimiento para no superar el umbral de los 80 años. Sin embargo, no participará en el óԳ, alegando motivos de salud. Pocos meses después rejuveneció otro purpurado africano, Philippe Ouédraogo, de Burkina Faso. Él sí estará en el óԳ: ya se encuentra en Roma y figura entre los 133 cardenales con derecho a voto.

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